Desde que Juan Guaidó se autoproclamara presidente encargado, la lupa mediática se ha postrado sobre todo lo que sucede en Venezuela. A pesar de que la inmediatez de nuestra campaña electoral, sumada al efecto caduco que indefectiblemente provoca la extensión en el tiempo, ha alejado el conflicto de la primera línea informativa, las tensiones políticas que se producen al otro lado del charco, tanto internas como externas -es curioso analizar los bloques diferenciados de países que apoyan a cada uno de los bandos- siguen latentes.

El último movimiento realizado por los opositores a Maduro es realizar un festival, al estilo Live Aid en 1985, para destinar los beneficios a comida y ayuda de toda índole que el pueblo venezolano requiera. Se celebra el próximo viernes y está organizado por el multimillonario Richard Branson. Son muchos los nombres que han decidido ofrecer sus servicios y unirse al llamamiento: Miguel Bosé, Alejandro Sanz, Maluma, Carlos Vives, JBalvin, Luis Fonsi o Maná, entre otros.

Un gran número de artistas que ejercen presión al presidente Maduro, actualmente reticente a recibir la ayuda humanitaria que la comunidad internacional quiere introducir en el país y que está sirviendo a Guaidó para seguir llevando a cabo un ejercicio de proselitismo dentro y fuera.

Sin embargo, como en todo conflicto, no todas las fichas se alistan en un mismo bando. Roger Waters, cantante de Pink Floyd, está levantando la bandera de apoyo a Nicolás Maduro, al que respalda en sus decisiones. Tras el anuncio del evento por parte de Branson, el músico de la banda británica carga contra sus integrantes y la motivación que ha impulsado a su realización: “Esto no tiene nada que ver con las necesidades del pueblo de Venezuela. No tiene nada que ver con la democracia ni con la libertad”.

Además, en sus declaraciones explica su visión sobre la situación que se está viviendo en Caracas: “Tengo amigos allí. De momento, no hay una guerra civil, ni disturbios, ni asesinatos, ni dictadura aparente. No hay encarcelamiento masivo de presos, ni restricciones a la prensa. La situación no es tan negativa, a pesar de que esa es la narrativa que se nos vende. Por lo tanto, necesitamos retroceder. Sobre todo Richard Branson”.