Los parlamentos autonómicos andan en estas fechas votando propuestas de jueces para renovar el Tribunal Constitucional. Es el sistema: las cámaras autonómicas plantean ternas con nombres de candidatos que después deberán afrontar el examen de la Comisión de Nombramientos de la Cámara Alta para ocupar las cuatro vacantes de magistrados existentes en el máximo Tribunal en las próximas semanas. Y al tiempo, el Gobierno anda poniendo en marcha otro proceso que afecta a los jueces, el de la renovación del representante español en el Tribual Europeo de Derechos Humanos (TEDH).

La línea Pérez de los Cobos

Pueden parecer dos procesos paralelos que, como las líneas, no se toquen ni en el infinito. Pero nada más lejos de la realidad. La ‘manipulación’ del Gobierno logra que incluso las leyes matemáticas se relativicen.., por supuesto, para su beneficio.

En el Consejo de Ministros de hace dos viernes se aprobaron las pautas para la elaboración de la terna de candidatos de las que debe salir el juez español para el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y entre ellas se coló una que no tenía precedentes: los candidatos que presente España deben tener menos de 61 años.

La decisión, poner un límite de edad, como decimos, no tiene precedentes. Ni es tampoco una exigencia del organismo, el TEDH, ni de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que debe al final ratificar la propuesta del Gobierno español. ¿Por qué entonces se incluye? Porque el Gobierno tiene una deuda que quiere pagar por encima de todo: la que contrajo con su exmilitante, el aún presidente del Tribunal Constitucional Francisco Pérez de los Cobos, no solo afín a su ideología, sino padre de una de las cruciales reformas que el Gobierno Rajoy puso en marcha tan pronto llegó al poder, la reforma laboral y que salió adelante con su expreso apoyo jurídico.

La línea Alfredo Montoya

Con esta salida encontraría un puesto de oro para quien desde su puesto durante todos estos años ha tenido, y ha ejercido, el poder para decidir e influir en cuándo y cómo se dictaminaba en el Constitucional sobre temas tan cruciales como la propia reforma laboral o Cataluña, o cómo no salía de la carpeta de asuntos pendientes la ley de reforma del aborto.

¿Y qué sucede al incluir esa claúsula de edad para optar al puesto que Pérez de los Cobos busca y Rajoy quiere darle? Que quien era su gran rival, la magistrado María Emilia Casas, expresidenta también del Constitucional, y preferida en Europa por su condición de mujer para un tribunal en el que dos de cada tres miembros son hombres, queda automáticamente excluida, ya que tiene 66 años. La decisión sobre el límite de edad, por tanto, no parece gratuita.

Y aquí es donde las líneas que debieran ser paralelas sí se tocan. Porque el mismo Gobierno que pone obstáculos de edad para un puesto en la carrera judicial, en concreto los 61 años, sin el más mínimo rubor apuesta todo para que uno de los cuatro juristas con los que se debe renovar el Constitucional sea Alfredo Montoya, un experto en derecho laboral nacido ¡en 1937! Es decir, que en estos momentos está a punto de cumplir los 80 años.

Maestro y discípulo son líneas enredadas

El entrecruce de las líneas paralelas, para hacer el caso más espectacular, no queda sin embargo en esta mera supuesta contradicción. Se da el caso de que Alfredo Montoya reúne por un lado ser el inspirador y maestro reconocido de Francisco Pérez de los Cobos, a quien de alguna manera vendría a sustituir en el Constitucional, sino que además es un jurista camisa vieja del PP (habitual en los cursos de FAES, cuando esta Fundación aún era el principal motor ideológico de Génova), que tan pronto como llegó al poder se acordó de él en nombramientos y premios.

Por ejemplo, en 2001, el ministerio de la Presidencia del Gobierno Aznar lo incluyó como experto del Consejo Económico y Social en representación del Gobierno, precisamente junto a su pupilo Pérez de los Cobos, o hace sólo unos meses, aún estando en funciones, Rajoy, a través de Fátima Báñez, le concedía la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Oro.

Que la intención de Rajoy es asegurar la presencia del casi octogenario Montoya, referente ideológico de Pérez de los Cobos, en el Constitucional, lo demuestra que el PP lo va a ir proponiendo por todos los Parlamentos autonómicos hasta lograr que alguno apruebe su candidatura y la eleve al Senado. En Valencia, donde el PP ya le presentó, el acuerdo de las fuerzas de izquierdas impidió su inclusión, pero aún le queda, por ejemplo, Madrid, donde el PSOE tiene mucho interés en sacar adelante la candidatura de Conde Pumpido, y Montoya podría aparecer como contrapeso del PP para formalizar las necesarias mayorías.