Sumar no concurrirá a las elecciones autonómicas y municipales de mayo. El proyecto político de Yolanda Díaz aún gatea pese a la premura que le urgen las fuerzas llamadas a integrarse. Los magenta continúan con su gira de escucha por varios puntos de la geografía española y únicamente han trascendido sus ejes programáticos: Sanidad, Vivienda y una política laboral conciliable con la vida. Las grandes preguntas siguen sin respuesta. ¿Quiénes participarán? ¿Cómo? Y casi la más importante de todas: ¿Yolanda Díaz será la candidata?

Empecemos por resolver la última. Se da por hecho que así será, que en las generales habrá una papeleta con su nombre, pero lo cierto es que aún no lo ha dicho de manera oficial. De hecho, dirigentes de Podemos como el portavoz parlamentario, Pablo Echenique; el coportavoz orgánico, Pablo Fernández; o incluso la secretaria general, Ione Belarra, piden que aclare si dará el paso. Enrique Santiago, de Izquierda Unida, tiene por supuesto que liderará la candidatura, por lo que todos aguardan el anuncio. La propia ministra de Trabajo ha deslizado en alguna ocasión que está dispuesta, pero hasta ahora, solo eso.

Antes de responder al cómo, hay que analizar el quién. Díaz se está apoyando principalmente en la estructura de IU y de los Comunes. Ambas facciones integran Unidas Podemos y son las más proclives. Alberto Garzón, ministro de Consumo y coordinador federal de IU, logró que su Ejecutiva aprobase su propuesta de pedir una mesa de partidos para ultimar Sumar y Díaz recogió el guante de buena gana. Garzón cree que tiene que ser su candidata y la sitúa como la gran referente, por lo que tiene su absoluto respaldo.

Los Comunes también están llamados a ser uno de los pivotes sobre los que orbitarán el resto de fuerzas. Ada Colau será uno de los grandes rostros del roster. La alcaldesa de Barcelona se irguió como uno de los principales reclamos y Díaz la tiene muy presente. Además, Jaume Asens, presidente de Unidas Podemos en el Congreso, también de los Comunes, integra el núcleo duro de la gallega. Tanto es así, que ha liderado algunas de las negociaciones más sensibles: la reforma del delito de sedición. Tal es la confianza que Díaz tiene depositada en él, que él mismo admitió en una rueda de prensa en el Congreso que había revestido de “secretismo” las conversaciones con el PSOE para proteger la confidencialidad y “evitar filtraciones”. “Podemos no estaba informado de los detalles de la negociación, pero tampoco Izquierda Unida y los Comunes. Los conocía muy poca gente para evitar filtraciones”, dijo Asens. Díaz, por supuesto, integraba esa terna de elegidos.

El deshielo

Podemos quiere ser el núcleo de Sumar. Su corazón. Pero Díaz quiere absorberlos. Tanto a sus votantes, como a sus equipos y círculos. Los morados, conscientes, imponen una serie de condiciones. Pablo Iglesias, exsecretario general, exigió “respeto”, un alegato que la actual líder, Ione Belarra, traduce. Quieren ser el ente sobre el que pivoten el resto de partidos. El epicentro de la confluencia. Un alto precio para un verso como Díaz, que pretende ser libre.

Podemos es el primer partido a la izquierda del PSOE y no se entendería Sumar sin el tinte morado. Belarra, Irene Montero, Pablo Echenique y compañía reclaman a la ministra de Trabajo que aclare ya si va a ser la candidata y qué clase de vínculo propone o qué rol ha reservado para ellos. En los últimos días sí que se han hecho esfuerzos para destensar. El posado de Irene Montero junto a Díaz en mitad del hemiciclo el pasado martes invita al deshielo. Llevaban desde antes de verano sin posar juntas y las fotografías entre los principales rostros de cada facción no es que sean frecuentes precisamente.

Errejón, un paso por delante: el Acuerdo del Turia

La lógica invita a pensar que Más País se sumará. De hecho, su líder, Íñigo Errejón, va un paso por delante de la ministra -punto en el que nos detendremos más adelante-. Díaz cuenta con Errejón y Errejón cuenta con Díaz, pero éste último condiciona todo a que se le trate de igual forma que a Podemos, anhelo que no seduce a los morados. Más Madrid será la puerta de entrada. Al igual que Colau, Mónica García, líder de la oposición en la Comunidad de Madrid, estuvo en el evento primigenio Otras políticas y apostó por Sumar desde el principio. Por no hablar de que hace pocos días uno de los perfiles más mediáticos de Más Madrid, como es el presidente del grupo parlamentario Eduardo Rubiño, participó en un acto de la plataforma de Díaz sobre derechos LGTBIQ+.

A Podemos, Izquierda Unida, Comunes y Más País y, por inercia, Equo, habría que sumarle Alianza Verde, fundada por Juan Antonio López de Uralde, quien desde hace semanas defiende la necesidad de una candidatura “unitaria”. Y Compromís, que fue también uno de los primeros que aceptó de buena gana la mesa de partidos. Joan Baldoví, diputado nacional y candidato (aún en primarias) a la Generalitat Valenciana razonó que están dispuestos a “hablar con quien quiera y cuando quiera” porque “hay que empezar a definir y a decidir qué es lo que queremos ser de mayores”. Los valencianos atesoran una buena relación con Más País, liderado por Íñigo Errejón. Ya concurrieron de forma conjunta en las pasadas elecciones y forman parte del reciente Acuerdo del Turia, en el que también están la Chunta Aragonesista, Més por Mallorca, Verdes Equo y el último fichaje, Alberto Rodríguez y su Proyecto Drago.

Todas estas fuerzas de implantación territorial podrían catapultar a Díaz. La Chunta atesora tres diputados y una potente implantación territorial. Més por Mallorca es el puente de Sumar a las Baleares y Alberto Rodríguez y su Proyecto Drago es el candidato más potente de la izquierda a la izquierda del PSOE en Canarias. Un acercamiento al diputado sin escaño generaría ampollas en las filas moradas, que no se explican cómo Rodríguez firmó para fichar por el conglomerado de Errejón.

Además de todo este maremágnum de fuerzas políticas regionalistas, Díaz guarda varios ases bajo la manga. El primero es su arraigo en Galicia que podría despertar las dormidas Mareas, que otrora suponían un importante caladero de votos. A destacar también su relación con Fátima Hamed en Ceuta, la primera política española con velo que encabeza un partido, Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC). En Andalucía, Teresa Rodríguez ha rehusado incorporarse a la plataforma, pero la alianza del resto de fuerzas progresistas, Por Andalucía, con Inmaculada Nieto al frente, podría suponer un punto de partida. Por último, pero no menos importante, es a digno de mención el apoyo de los sindicatos, CCOO y UGT. Unai Sordo, secretario general de CCOO tiene una importante relación de amistad con la ministra de Trabajo, por no hablar de la sintonía ideológica.