Dentro de seis días, 3.082 compromisarios están llamados a elegir al sucesor de Mariano Rajoy al frente del PP, y los dos candidatos al liderazgo, Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, encaran la recta final con discursos distintos pero una misma estrategia: la de presentarse ya como vencedores.

Como reconocen varios dirigentes, el miedo a quedarse "fuera de la foto" va a pesar en muchos compromisarios que son también cargos del partido o futuros candidatos, y por eso acabarán apostando por el que vean como caballo ganador.

Con esa idea, los equipos de los dos candidatos se afanan por asegurarse el mayor número de votos y en ambos lados aseguran estar llamando, uno a uno, a todos los que van a poder votar el próximo sábado 21 de julio.
Y como ambos quieren presentarse como la opción más segura, en estos días que quedan seguirán buscando adhesiones de dirigentes del partido.

En busca de apoyos

Así María Dolores de Cospedal ya ha dicho que para ella, Casado, es la mejor opción. Incluso miembros de su equipo han asegurado estos días que ya trabajan juntos.

"Si Cospedal apoya a Pablo, hay partido", señala un barón regional que considera que Sáenz de Santamaría lleva ventaja en esta carrera pero admite que el posicionamiento de la todavía número dos del PP en favor de Casado podría igualar la contienda.

Desde el equipo de Santamaría, sin embargo, insisten en que un pronunciamiento de Cospedal no cambiaría ya mucho las cosas y aseguran que en sus cálculos ganadores ya han descontado los votos que arrastraría la secretaria general.

La cuestión es si los movimientos de última hora van a hacer que la balanza vaya a un lado u otro o si por el contrario, como apunta a un barón regional, "está ya todo el pescado vendido" y poco se va a mover el voto a partir de ahora. .Pero lo cierto es que desde ambas candidaturas se insiste en que cuentan con los votos suficientes para ganar.

Guerra de cifras

En los últimos días ha habido una intensa guerra de cifras entre los partidarios de uno y otro y, mientras los de Casado se atribuían 2.000 compromisarios, en el equipo de Sáenz de Santamaría calculaban una ventaja de 800 sobre el rival. Y en ambos lados inciden, a día de hoy, en tener la razón.

Desde el equipo de la exvicepresidenta del Gobierno se asegura así que ella tiene, de partida, muchos más compromisarios, y una amplia mayoría en territorios clave como Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla y León. Además, recalcan que, aunque Casado lograse el 70 u 80 por ciento de los que antes apoyaban a María Dolores de Cospedal y se hiciera también con muchos dudosos, Sáenz de Santamaría seguiría ganando.

Y los de Casado, por contra, creen que su rival lleva mal la cuenta porque lo hace al modo "tradicional", calculando por territorios y no contando los compromisarios de uno en uno. En cualquier caso, otro colaborador del vicesecretario de Comunicación reconoce que es imposible saber con precisión lo que van a votar, en secreto, los compromisarios. "Son políticos, o sea que mienten", bromea. Y cree que al final el resultado va a estar mucho más igualado que lo que un bando u otro planea y espera.

Por eso calculan que las llamadas personales a los compromisarios y el recuento una y otra vez de los posibles apoyos se sucederán hasta el último minuto. Auguran que la noche del próximo viernes será muy larga.
Y mientras el trabajo entre bastidores continúa, los candidatos intensifican sus mensajes.

Cada uno con su discurso

Casado sigue insistiendo en poner sobre la mesa la discusión ideológica y afea a su rival que no lo haga, mientras busca quitarse la etiqueta de candidato más "derechizado" y mostrar su lado "centrista" con gestos como el de hacerse acompañar del hijo de Adolfo Suárez, Adolfo Suárez Illana, quien mañana le presenta en el desayuno informativo de Madrid.

Sáenz de Santamaría, por su parte, apenas se ha salido del guión con el que empezó esta campaña. Reitera que es la candidata idónea para ganar elecciones, se presenta como la más preparada y promete unidad. Hay, en cualquier caso, inquietud en ambas candidaturas. Y aumentan los cruces de reproches.

Uno de los asuntos que más ha separado a los candidatos en los últimos días ha sido un polémico vídeo contra Sáenz de Santamaría, por el que la exvicepresidenta ha pedido incluso una investigación a la comisión organizadora del congreso.

Varios dirigentes han señalado a Efe que el vídeo, en el que se ironiza sobre la "renovación" que representan partidarios de Santamaría y miembros de su equipo, como Javier Arenas, ha sentado mal entre cargos que van a votar el sábado, muchos de los cuales son también veteranos que quieren seguir participando en su actividad diaria.

Y mientras Casado ha dicho hoy mismo que a quien más perjudica el vídeo es a él, los suyos insisten en que no tienen nada que ver con el montaje. Aunque un dirigente que le apoya apostilla que las imágenes solo muestran "certezas olvidadas que se recopilan".