El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato, a la salida hoy de su despacho donde ha estado presente en el registro realizado por los agentes de Aduanas y de la Agencia Tributaria. Rato está acusado de alzamiento de bienes, blanqueo y fraude. EFE



Cuando hace 15 años algunos decían que Internet cambiaría el mundo, muchos pensaban que era una exageración, pero Internet lo ha cambiado todo, incluido el 'modus operandi' del terrorismo yihadista o el modo de funcionar del crimen organizado. Nada se ha hecho para atacar a los paraísos fiscales hasta que ha llegado un momento en el que los gobiernos han comprobado que manejan más dinero que varias potencias mundiales juntas y que por esos paraísos fiscales se financian desde grupos terroristas a todo tipo de mafias. La larguísima crisis que vivimos obligó a los Estados a buscar dinero, también en los paraísos fiscales, pero lo que de verdad supuso el principio del fin del secreto bancario fue la cruzada de Estados Unidos contra el terrorismo yihadista. Hecha la rendija, imposible evitar que se abran más grietas. Y alguien como Rodrigo Rato, que seguramente nunca pensó que el fin del secreto bancario podría llegar a Suiza, tenía que diseñar una nueva estrategia.

¿Por qué?
Hace varios días realicé esa pregunta a un prestigioso dirigente político que conoce muy bien las entrañas del Estado y de las instituciones europeas. Si ha sido el todopoderosos vicepresidente económico de Aznar, si es un icono del PP, si entre la pensión vitalicia del Fondo Monetario Internacional y los sueldos por diferentes consejos cobraba un millón de euros al año, si durante décadas ha tenido la mayor parte de su fortuna fuera de España y opaca a Hacienda, ¿por qué da la pista de la que tirar del hilo al acogerse a la amnistía fiscal? Pregunta que se ha hecho y hace mucha gente, sobre todo después de la información desvelada por La Vanguardia de que solo afloró 115.000 euros con la amnistía, menos de la mitad de lo que cobra del FMI solo en un año. Y la respuesta que me dio mi interrogado fue breve y contundente: el fin del secreto bancario.

Hace una década se antojaba imposible combatir a los paraísos fiscales. Hoy en día es impensable creer que van a dejar de existir y que lo harán en poco tiempo. Pero de lo que estamos hablando no es solo de paraísos fiscales. Un millonario puede tener su dinero en un paraíso fiscal y declararlo a Hacienda, pero la cuestión es que con el fin del secreto bancario Hacienda puede pedir información a los bancos suizos y estos ya no pueden quedarse con un silencio desdeñoso. Aún falta un par de años para que el fin del secreto bancario sea totalmente real en Suiza, Andorra y otros paraísos fiscales europeos, pero las comisiones rogatorias y las órdenes judiciales ya no se encuentran con un muro como antes.

La fuerza de Estados Unidos
No nos engañemos, ha sido Estados Unidos el que ha logrado meter el miedo en el cuerpo a los bancos de los paraísos fiscales europeos. Recordemos que un comunicado de la agencia antidroga norteamericana (DEA) acabó con el segundo banco más importante de Andorra. Los cárteles de la droga, las mafias y los grupos terroristas mueven su dinero por los paraísos fiscales, y el asunto ha llegado demasiado lejos. Ningún banco puede soportar que el Gobierno norteamericano lo meta en la lista negra y prohíba a empresas y entidades financieras operar con él, con lo que multimillonarios evasores fiscales, mafiosos y terroristas tienen que empezar a buscar otras rutas para mover su dinero.

Crear otro entramado
Rodrigo Rato ha sido vicepresidente económico de Aznar y director gerente del Fondo Monetario Internacional, como tal algo debía saber de los paraísos fiscales y hasta hace no mucho pensaba, como todos, que combatir a los paraísos fiscales era toda una quimera. ¡Si el mismísimo vicepresidente económico de Aznar tenía su dinero allí como no lo iba a pensar! Pero ha llegado la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial y además las guerras se libran ya de otra manera. Por tanto, aunque el fin del secreto bancario no será del todo real hasta 2017, toca rediseñar estrategia para aquellos que sepan que les van a descubrir o que quieran seguir ocultando su dinero.

Rato solo se acogió a la amnistía fiscal para regularizar una cantidad ridícula pero luego -ante el fracaso recaudatorio general de dicha amnistía- Montoro aprobó otro decreto en 2013 con el que nació el famoso 'modelo 720' para declarar los bienes en el extranjero. Y no cuadraron las cuentas. Según La Vanguardia, Rato informó a Montoro en 2012 de que se acogía a la amnistía fiscal. Su nombre no tenía por qué saberse por que los datos de Hacienda son confidenciales. Y quizá pensó que con 'su' partido en el Gobierno lo tendría mucho más fácil para ponerlo todo en orden sin escándalos. Pero llegó el escándalo.