El PSOE ha dado continuidad a la ronda de contactos iniciada por Pedro Sánchez el pasado martes. Después de que el presidente del Gobierno en funciones se reuniera con los líderes de los principales partidos nacionales a fin y efecto de articular una mayoría parlamentaria de cara a la investidura, ha llegado el turno de los segundos espadas. Sánchez ha delegado en José Luis Ábalos y Adriana Lastra los contactos con el resto de fuerzas parlamentarias. Así las cosas, el ministro de Fomento se ha reunido este miércoles con PNV, UPN, Compromís y el PRC; y hoy Adriana Lastra recibirá a las formaciones independentistas. Todo enmarcado en una serie de citas a las que los socialistas acuden con el ábaco en la mano.

Y es que son muchas las variables. El propio Pablo Casado se las enumeró. Sánchez podría valerse de una abstención de Partido Popular y Ciudadanos que, por ahora, parece imposible por mucha presión que el PSOE intente ejercer. Nunca se sabe, pero desde luego la posibilidad no parece real.

La opción plausible y sobre la que Sánchez y su equipo trabajan es un acuerdo con Unidas Podemos aún por determinar y que han calificado de “Gobierno de cooperación”. Pero entre ambos suman 165 escaños, lejos de los los 176 de la mayoría absoluta. Dos son las rutas que puede tomar el PSOE para reeditar Gobierno: bien con los partidos regionalistas, opción defendida por Casado para que la gobernabilidad del país no descansara sobre los independentistas; o bien negociar con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y JxCat.

Las variables de los regionalistas

De entre los potenciales socios de Sánchez dentro del espectro de partidos denominados regionalistas, el PSOE podría sumar a PNV, PRC y Compromís sin despeinarse demasiado. De los tres el que más hará sudar a los socialistas será el grupo vasco. De hecho, Aitor Esteban ha salido de la reunión con Ábalos advirtiendo de que hoy por hoy no tienen sus votos y que la reunión no ha sido más que una toma de contacto en un clima “distendido y constructivo” que permita “explorar las posibilidades de avanzar hacia un entendimiento”.

Aún contando con los nacionalistas vascos, a Sánchez la aritmética parlamentaria resistiéndosele. Se quedarían en los 173 escaños (123 PSOE, 42 Podemos, 6 PNV, 1 Compromís y 1 PRC). Solo existe una posibilidad de que esta fórmula sumara, y es en un escenario en el que los presos electos de JxCat no renuncien a su acta. Sánchez no saldría elegido en primera votación, pero en una segunda votación solo necesitaría más ‘síes’ que ‘noes’ y la abstención de partidos como EH Bildu, Coalición Canaria UPN (Navarra Suma) valdría una investidura.

Esta opción no la baraja el PSOE puesto que, según fuentes internas consultadas por ElPlural.com, existe la posibilidad de que “JxCat cambie de opinión a última hora, renuncien al acta, firmen los nuevos, y adiós”. No se fían.

Además, con respecto a una posible abstención o apoyo de EH Bildu, el descontento se ha adueñado de sus filas por ser el único partido junto con Vox con el que el presidente no tiene intención de reunirse.

Sánchez podría pactar su respaldo, pero esto genera tensiones. Ana Oramas (Coalición Canaria) ha advertido de que bajo ningún concepto apoyaría un Gobierno integrado por Podemos, con lo que el líder socialista tendría problemas con sus socios morados. A la ecuación habría que sumar a UPN, que ha puesto a disposición de Sánchez sus dos escaños siempre y cuando se abstengan y permita gobernar a su confluencia en Navarra. Una condición de difícil cumplimiento por formar parte de un pack.

Por último, está la ruta de los partidos independentistas. Ábalos no ha descartado sacar la investidura adelante con su abstención porque “todos los diputados merecen la misma consideración y cuentan exactamente lo mismo”.

Esto es precisamente lo que debe negociar Lastra. A lo largo de la jornada trascenderá sin con satisfactorio resultado.