La relación entre Iñigo Errejón y Pablo Iglesias sirve como paradigma para explicar cómo a veces grandes amigos se convierten en acérrimos enemigos. De hecho, esta historia resulta un tópico en el cine. Véase El tesoro de Sierra Madre, John Huston 1948, en el que tres amigos se terminan enemistando llevados por la codicia y la envidia. Incluso The Social Network, David Fincher, 2010, explica la historia de Mark Zuckerberg y Eduardo Saverin, creadores de Facebook. Estas son solo dos referencias que plasman la historia de los fundadores de Podemos.

Al igual que en los anteriores ejemplos, Iñigo Errejón y Pablo Iglesias, hoy enfrentados, fueron, otrora, admirados amigos. Así lo demuestran ambos en sus respectivas tesis doctorales. En el apartado de agradecimientos, tanto Iñigo como Pablo, se profesaron un respetuo mutuo difícil de comprender si nos basamos en los últimos acontecimientos.Porque, como Carlito Brigante, Iñigo y Pablo están atrapados por su pasado. 

Iñigo Errejón escribió en 2011 La lucha por la hegemonía durante el primer Gobierno del MAS en Bolivia (2006 - 2009), en la que explica el impacto del partido de Evo Morales en el país latinoamericano y en la que dedica un apartado a su entonces amigo, Pablo Iglesias. En la página 10, el de Más Madrid afirma: "Nos conocimos enfrentados, pero no tardamos mucho en comprender que veníamos del mismo sitio y debíamos cuidarnos, porque nos quedaba mucho camino por recorrer juntos. En Pablo Iglesias he encontrado un compañero de mente incisiva y voluntad bolchevique, así como un permanente estímulo intelectual. Él me enseñó que el arte de la guerra se practica con método y tesón, haciendo más que diciendo, como me quiere. Esta tesis y su autor le deben mucho más de lo que cabría en estas líneas".

Por otra parte, Pablo Iglesias fue igual de generoso con Íñigo Errejón. En la tesis Multitud y acción colectiva postnacional: Un estudio comparado de los desobedientes. de Italia a Madrid, publicado en 2008, Iglesias dedica unas bonitas palabras a su hoy enemigo en la página 26: "(Íñigo Errejón), al que conocí comiendo pan con azúcar —es como un suizo, decía— en el puesto de chuches de la facultad. Tuve la suerte de darle una clase (una sola) que me permitirá, en el futuro, presumir de haber sido profesor nada menos que de Iñigo Errejón".