El Partido Popular ya no quiere que gobierne la fuerza política más votada. Aquello que ha repetido durante años, cuando las riendas las llevaba Mariano Rajoy y que defendió después Pablo Casado con el mismo ímpetu no sirve a los de Génova desde hace semanas, desde que empezaron a vislumbrar la posibilidad de arrebatar el poder al PSOE en Andalucía de la mano de Ciudadanos y la extrema derecha de Santiago Abascal.

El PP estaba allanando el camino para ir hacia aquello que había criticado. El martes pasado, su hombre en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, evitó calificar de extrema derecha a Vox y dijo de Santiago Abascal que le respeta “muchísimo desde el punto de vista humano”.

"Lo que queremos es que gobierne la lista más votada"

Las directrices desde Génova habían cambiado, ya muy distante de 2016, cuando Pablo Casado, entonces vicesecretario de Comunicación del PP, defendía, de cara a las elecciones generales del 26 de junio, aquello de: “Pedimos desde ya que se respete a la lista más votada para formar Gobierno".

 
Tras las elecciones generales, Pablo Casado reprochó duramente al PSOE que pactara con Podemos y con Ciudadanos en diferentes regiones de España para evitar gobiernos populares. “Lo que queremos sencillamente es que gobierne la lista más votada porque es lo que los ciudadanos deciden con su voto”, pidió el dirigente del PP.

 

 

La Ley para asegurar que los ciudadanos decidan con su voto

Más recientemente, en julio pasado, ya con Pedro Sánchez en la Moncloa, Pablo Casado anunció que registraría un proyecto de Ley Órganica del Régimen Electoral General para asegurar que gobierne la "lista más votada" en todos los ayuntamientos de España para frenar los “pactos de perdedores”, como les llamó.

La palabra dada por Pablo Casado, no obstante, quedó en tela de juicio mucho antes de Andalucía, cuando se enfrentó a las primarias para dirigir su partido. El actual líder de la derecha no ganó la votación entre los militantes populares, sino Soraya Sáenz de Santamaría, con un 36,95% de las papeletas frente al 34,3% que logró el exsecretario de Comunicación.

Casado se instaló en Génova 13 gracias a una segunda vuelta en las primarias, en la que recibió los votos de María Dolores de Cospedal. Un pacto entre perdedores en toda regla.