Toque de corneta en Moncloa. Acentuado malestar en el Gobierno con la actitud de Junts y su consiguiente oposición al proyecto de Ley de Amnistía en el Congreso de los Diputados. Un texto que los altos cargos socialistas en el Consejo de Ministros se esmeran en recordar que fue concebido en conjunción con los propios independentistas. El ‘no’ de los de Carles Puigdemont ha sido el acicate para que Pedro Sánchez pulse el botón nuclear y despliegue su nueva narrativa sin paliativos frente a las ensoñaciones de Junts. “La duración de la legislatura la dice el presidente”, verbalizaba el titular de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ante los micrófonos de la Cadena SER, al tiempo que profetizaba que la medida de gracia no sólo se aprobará, sino que se hará sin “improvisación”.

El ‘no’ de Junts se sintió como un duro golpe en la línea de flotación del Partido Socialista. Esta vez no hubo gol en el minuto 93. Sin margen para la mística, el Gobierno asumía su primera gran derrota de la legislatura a cada golpe del minutero. De nada sirvió el “intercambio de conversaciones” para revertir una decisión de la que se enteraron “en las horas previas a la votación”. El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, así lo ha relatado ante los micrófonos de la Cadena SER, desde donde ha transmitido la “sorpresa” del grueso del gabinete de Pedro Sánchez ante el desplante de sus socios.

Bolaños, al igual que el resto del ala socialista en la Moncloa, ha reiterado durante toda su intervención que el texto de la amnistía se ha trabajado minuciosamente con expertos en derecho penal y administrativo, pero también con Junts, verdugos “inesperados” de su propia ley. “Es una apuesta clara por la convivencia, para hacer de España un lugar cada vez más habitable tras una década en la que no ganó nadie y para abrir una etapa de oportunidades para Cataluña y el conjunto del país”, ha precisado el titular del ramo, al tiempo que prometía no sólo mantener esa apuesta, sino “reforzarla”.

El principal argumento que blande el Partido Socialista es que un texto de esta naturaleza y complejidad es sumamente delicado como para supeditarlo a la “improvisación”. Un hecho que le atribuye directamente a Junts, a quien responsabiliza de legislar a golpe de auto judicial. El trabajo de meses se ha caído por la borda. Al menos durante un mes. El proyecto regresa ahora a la casilla de salida; es decir, a la comisión de Justicia. Ello supone una ventana de oportunidad para la negociación, pero el PSOE no parece muy por la labor de ceder ante las pretensiones de Puigdemont desde Waterloo: “Esta ley no es para beneficiar a 400 personas con causas penales, sino para beneficiar a toda la sociedad española”. De hecho, Bolaños precisa que el texto se crea con la ambición de “cerrar las heridas que complicaron la convivencia en Cataluña”.

Bolaños: "Una ley de esta complejidad no se puede trabajar desde la improvisación"

En cualquier caso, a tenor de las palabras del ministro de Justicia, en Moncloa no se resignan a seguir negociando. Tal es así, que ha mostrado su convencimiento a que la ley salga adelante en el futuro. “Cuando se apruebe, que se aprobará, será conforme a la Constitución y al Derecho de la Unión Europea. La ley es impecable”, ha precisado Bolaños, que insiste en atraer a Junts hacia esa nueva etapa de “oportunidades y concordia” y en resaltar que todos los grupos están de acuerdo en el “diagnóstico”. De hecho, insiste en que comparten que “hubo una década perdida en Cataluña, donde las grandes empresas huían despavoridas… Ahora es todo lo contrario”, ha puntualizado, enmarcando el proyecto de ley como un engranaje fundamental en esa maquinaria.

Avisos a Junts

Moncloa, no obstante, no oculta el malestar causado por el desplante de los neoconvergentes. Junts mantiene su estrategia en clave electoral con una Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que se mantiene firme en defensa de la medida de gracia. Los republicanos comparten el diagnóstico del PSOE. De hecho, durante el debate, sus diputados insistieron en que la amnistía no va de Puigdemont o de Rovira, sino de las “1.550 personas con causas judiciales pendientes”.

Por eso, Bolaños ha elogiado la lealtad de los republicanos con un dardo a Junts. “Es obvio que ambos tienen un comportamiento diferente. Sin duda”, ha aseverado el ministro de Justicia, que evita entrar en los motivos que han conducido a los neoconvergentes hacia el no. Lo que en absoluto cree es que la formación independentista crea que la ley de amnistía deba ser a medida de su líder y ex president de la Generalitat, Carles Pugidemont. “Los acuerdos a los que hemos llegado con los partidos tenían la convivencia como finalidad”, ha precisado, al tiempo que recordaba que la legislatura “va de Cataluña”, pero admite que hay otras cuestiones más importantes.

Mensaje a Waterloo: "El presidente decide la duración de la legislatura. Tenemos tres años y medio por delante"

He aquí otro aviso a navegantes neoconvergentes. El Ejecutivo tiene un “proyecto de país” y está decidido a “seguir trabajando” para consolidar las reformas que se iniciaron en los cuatro años pasados. “Tenemos tantas cosas que hacer…”, ha insistido, mientras incidía en la postura “incomprensible” de Junts en la Cámara Baja al tratarse de un articulado “pactado con ellos”. “Les pedí que reconsiderasen su posición y lo sigo haciendo”, ha argumentado el súper ministro de Sánchez.

Junts es crucial para dar viabilidad a muchos de los proyectos que el Gobierno tiene en cartera. En Moncloa lo saben, pero a pesar de esa postura de fuerza a la que se arrogan desde Waterloo, advierten a sus aliados de que la única persona con capacidad de decidir la duración de la legislatura es Pedro Sánchez. “El presidente es quien decide”, ha precisado Bolaños, quien, a modo de recordatorio, insistía que al actual Consejo de Ministros le quedan aún “tres años y medio” de acción ejecutiva.

Línea abierta

Con todo, el Gobierno no va a renunciar al “diálogo” como arma política y, a la postre, “seña de identidad”. El ministro remarca que la redacción del texto es “impecable” y está trabajado con precisión quirúrgica, por lo que no se puede “improvisar” a cada auto judicial. “Hay que actuar con el mismo rigor con el que lo hemos hecho hasta ahora. La ley es impecable y conforme a la Constitución y así se aprobará”, ha redundado.

En cualquier caso, se abre ahora una nueva vía. Un mes de plazo mientras el texto permanezca en la comisión de Justicia antes de protagonizar un nuevo debate. No obstante, se trabajará sobre las “modificaciones ya introducidas”; dando carpetazo a la pretensión de Junts y subrayando que es un articulado que “no va contra nadie”, sino que su pretensión responde a la intención de cauterizar heridas y cerrar procesos judiciales”.

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