Marimar Blanco formará parte de la comitiva popular en el Congreso de los Diputados. Número nueve de las listas por Madrid, la debacle del PP en las urnas acabó provocando que, contra todo pronóstico, la aritmética dejara fuera a una candidata que ha realizado una carrera prolífica en la estructura azul.

Finalmente, este miércoles, tanto Daniel Lacalle, número cuatro y gurú económico del partido desde que Casado cogiera las riendas, como Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas, han decidido renunciar a su escaño para dejar hueco en el hemiciclo a figuras como Marimar Blanco y José Ignacio Echániz.

Los motivos alegados han sido distintos. Mientras Levy argumentaba que su voluntad era centrarse en la candidatura de Almeida a la alcaldía de Madrid, el gurú económico del modelo liberal defendido por Casado contra viento y marea en campaña ha dado un paso atrás por petición expresa del núcleo fuerte de la formación.

Contar con los servicios de dos líderes políticos de renombre y de sobrada experiencia se presenta vital en una legislatura complicada, en la que los 66 escaños logrados se prevén muy pocos para defender el estatus de líder de la oposición frente a un Ciudadanos en aumento progresivo pisando los talones a los azules.

Los elogios hacia la diputada son constantes tras conocerse la noticia. El propio Lacalle, quien ha propiciado la vuelta a la Carrera de San Jerónimo de la dirigente, no ha dudado en afirmar en su comunicado de renuncia al escaño que “personas del calibre de María del Mar Blanco deben tener un escaño”.

Tras el asesinato por ETA de su hermano Miguel Ángel en 1997, Blanco no ha hecho otra cosa que trabajar para el PP en diferentes ubicaciones, incluida la Presidencia de la Fundación Miguel Ángel Blanco. Ha sido diputada en el Parlamento Vasco, asistente del GPP y Diputada. Además, es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP. Vuelve así a primera línea una voz ducha en política y una de las máximas exponentes de la lucha contra el terrorismo.