Horas después de presenciar cómo las fuerzas independentistas han imposibilitado la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, desde Ferraz ya se trabaja en preparar las próximas elecciones. A falta de decidir cuándo se celebrarán, fuentes socialistas informan a ElPlural.com que verían con buenos ojos marcar en rojo el 28 de abril en el calendario.

Aunque la derecha política venda la reciente victoria parlamentaria como un indicador de lo que pasará en las próximos comicios, el socialismo no quiere caer en el derrotismo. De hecho, según nos indican, hay motivos para la esperanza. ¿Por qué?

La intención es clara: hay que dar un golpe rápido y no dejarlo para el futuro. El poder desgasta, sobre todo cuando tu capacidad parlamentaria y de ejecución se reduce a 84 diputados. Ante la evidencia de que las conversaciones con las fuerzas soberanistas han quedado enquistadas, este argumento cobra más peso. Además, frente al imaginario colectivo que planteó la derecha, la derrota en el hemiciclo ha desmentido la premisa de sus adversarios: el Partido Socialista no ha cedido ante el independentismo.

Mientras la derecha saca pecho por la movilización popular de la “España de los balcones”, el PSOE califica como “pinchazo” la convocatoria del pasado domingo en la Plaza de Colón. Ante el temor generado por la llamada del tripartito de la derecha, los 45.000 asistentes -según Delegación de Gobierno- fueron recibidos con alivio por el Ejecutivo. Más allá de los lemas y proclamas, se hace una lectura positiva: Ciudadanos no podrá desvincularse de la foto con la extrema derecha.

El 28 de abril haría que la marcha de la derecha no se diluyese en el olvido. Más allá del movimiento por la unidad de España -que cada vez es menos capaz de congregar a la ciudadanía-, los socialistas saben que tienen medidas sobre la mesa que importan más al votante: la violencia de género e igualdad de oportunidades –el 8 de marzo se prevé esperanzador-, las pensiones, el salario mínimo interprofesional…

Reforzados. Ese es el término elegido. Porque saben que, si hacemos un ejercicio de retrospectiva, el panorama es más alentador. Antes de la moción de censura estaban noqueados, las encuestas evidenciaban el descalabro situándolos en cuarta posición. Ahora parten encabezando la batalla. Ascenso que, junto a la irrupción de Vox, provoca una caída paulatina del Partido Popular.

Guarismos demoscópicos que planean defender e incluso mejorar. Su principal baza radica en que, teniendo en cuenta la radicalización en el tono de la derecha desde que llegara Vox y las pretensiones inequívocas del bloque nacionalista catalán, el nicho de votantes a seducir es más amplio. La estrategia, situarse en el centro del tablero político y mantener un mensaje de sentido común, dentro de la Constitución, con un claro componente social. Además, la llegada al poder de Juanma Moreno en Andalucía, auspiciado por sus compañeros de Ciudadanos y Vox, pone en alerta al votante de izquierdas. Confían en que, tras perder la Junta de Andalucía, fortín socialista hasta hace un mes, los votantes acudirán a las urnas y se movilizarán.

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Como vemos, el planteamiento radica en la idea de que hay motivos y argumentos para confrontar con el resto de fuerzas políticas. Sin embargo, el supuesto "servilismo" con los independentistas -principal baza de sus adversarios- ha quedado desmontado. El último domingo de abril, además, no habrá concluido el juicio del procés, por lo que se espera que no sea un factor decisivo en el resultado.

Todo atado y bien atado. Incluso la opinión interna. Los barones socialistas han dicho claramente que no quieren que las elecciones generales coincidan con el 'superdomingo' de mayo. Desde las autonomías creen que hay que centrar el foco en el buen hacer de sus alcaldes, presidentes y concejales. Quieren que la campaña no se vea empañada por el debate nacional.

El viernes, según apuntan todas las fuentes, sabremos la fecha exacta. El 28 de abril parte en cabeza, pero si por algo se ha caracterizado este Gobierno ha sido por sorprender a todos. Los puntos fuertes a nivel programático están sobre el papel.