La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, durante su visita al palacio del Infante Don Luis de Borbón



La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha declarado solemnemente este martes a Artur Mas que está obligado a cumplir la ley y la Constitución. "Ojo con colocarse por encima del bien y del mal", le ha advertido en declaraciones recogidas por los medios cuando la popular asistía a un acto en Boadilla del Monte, y más concretamente en el Palacio del Infante Don Luis de Borbón.

Inauguración "por partes"
En el municipio algunas voces críticas con la gestión municipal explican a ELPLURAL que ya han bautizado a ese recinto como el 'palacio fantasma' en homenaje a su alcalde, Antonio González Terol, que deambula como alma en pena por el municipio desde que el sector aguirrista del PP de Madrid, del que era uno de los más activos defensores, fuera superado por la gente de Cristina Cifuentes. En Boadilla ironizan con la frecuencia con la que González Terol se refugia en el palacio para hacer actos de autopromoción y es que está inaugurando la remodelación del espacio "por partes": un día los jardines, poco después un salón, luego otra estancia... y en una de estas es donde ha aparecido la vicepresidenta para formar parte del boato de las inauguraciones periódicas. De hecho interpretan la invitación a Sáenz de Santamaría como un intento de reconciliarse con el PP nacional tras la pérdida de influencia en la formación madrileña.

Un escenario poco apropiado para dar lecciones
Pero lo que sorprende es que la vicepresidenta, a la hora de dar sus lecciones de virtud y moral, haya elegido como escenario un lugar tan controvertido. Lo primero porque Boadilla del Monte es el epicentro de la trama Gürtel en sus 'negocios' con alcaldes del PP en la Comunidad de Madrid. Y lo segundo por el propio palacio, que tiene una historia reciente de irregularidades evitadas en último término por la acción de los vecinos y de la Justicia. Según Sáenz de Santamaría, la ley y la Constitución son "el bien que han decidido el conjunto de los ciudadanos" y no uno individualmente porque "personal o políticamente le venga bien", insistiendo en que el presidente de la Generalitat "sólo mira al pasado y a su futuro personal". Pero eso es precisamente lo que simboliza ese recinto ahora.

Los vecinos y la oposición evitaron restricción en el uso
Como explicó ELPLURAL.COM cuando empezó el 'carrusel' de inauguraciones del palacio, el exalcalde del PP Arturo González Panero, imputado por la Gürtel, intentó inhabilitar con dinero público a un edil que denunció los pelotazos que se estaban dando con el Palacio del Infantado, y es que un oportuno descuido del Ayuntamiento había evitado que su anterior dueño tuviera que devolver más de 2.000 millones de pesetas que había recibido de la venta del histórico espacio al municipio. Y a pesar del alto coste de la adquisición, una vez que lo tuvieron en sus manos intentaron por todos los medios derivarlo hacia otras administraciones o actores privados. Primero en 2003 una denuncia judicial interpuesta por los grupos de la oposición, la Asociación de Amigos del Palacio y más de 4.000 vecinos impidió la cesión del Palacio para la instalación de la Escuela Militar Ecuestre, también hubo negociaciones con la Real Academia de la Historia y un último acuerdo para adjudicar su uso a la SGAE.

Un espacio público del que ahora presumen
Tras una denuncia de Alternativa por Boadilla, el Tribunal Superior de Justicia ratificó que no se podía ceder el palacio a la SGAE porque el acuerdo incumplía las leyes de Patrimonio Histórico y permitía obras ilegales en el Palacio. Ahora, el espacio cuyo uso estuvo a punto de ser sustraído a los vecinos se utiliza una y otra vez como reclamo de gestión para el disfrute de los vecinos. Paradojas 'fantasmales' en el epicentro de la Gürtel que la vicepresidenta quizá desconocía cuando se plantó allí a exhibir la ley ante Mas y acusarle de usar la política en beneficio propio.