Un artículo del escritor Miquel Porta Perales, que publica FAES, denuncia una 'kale borroka' en Cataluña "rutinaria", de presión psicológica, insultos, lazos amarillos, tuits,..., propia de una "sociedad enferma", que propicia la "exclusión" y genera un clima de "inseguridad, inestabilidad y crispación".

En un artículo titulado "La 'kale borroka' en Cataluña", recogido por Europa Press, el autor precisa, citando al profesor de la Universidad de Toulouse Jérôme Ferret, que en Cataluña existen dos tipos de 'kale borroka'.

Por un lado la "espectacular", ya que ha habido "sabotajes" en las vías de comunicación; en la economía con la campaña contra el consumo de productos de empresas del Ibex que no apoyan al independentismo; ataques a entidades bancarias, lanzamiento de piedras a autobuses, quema de contenedores, hostigamiento a la Jefatura Superior de Policía de Barcelona con la consigna "pim, pam pum, que no quede ninguno"; el lanzamiento de artefactos de índole diversa o agresiones verbales a ciudadanos e informadores a los que se conmina a abandonar Cataluña.

Pero el artículo publicado por FAES también relata un "segundo tipo definidor" de 'kale borroka', que Jérôme Ferret denomina "silenciosa, rutinaria, no espectacular, que no se deja ver", pero que es cotidiana, de ataques directos e insultos, presiones psicológicas, ridiculizaciones, pintadas, rumores, comentarios maliciosos y acoso que "instala un clima y un silencio obligado".

Según Porta Perales, en el caso de Cataluña este segundo tipo de 'kale borroka' es "rutinaria" pero "sí se deja ver y oír", se percibe en la propaganda de los "medios públicos y privados que comulgan con la causa"; las presiones psicológicas, los insultos, los lazos amarillos, los tuits, los whtsapps; las procesiones de antorchas que "recuerdan movimientos supremacistas de la primera mitad del siglo XX".

La "espiral del silencio"

Esta "rutina" independentista, afirma, ha dado lugar a la llamada "espiral del silencio", con la que una parte importante de la ciudadanía catalana se "zafa de las presiones secesionistas", como una forma de "resignación estoica y una manera de pasar desapercibido".

A este respecto, el escritor Porta Porales vuelve a citar al profesor francés, quien ha concluído que "existe una violencia identitaria catalana".

En cuanto a las causas de la 'kale borroka' en Cataluña, el artículo lo atribuye a la tradición histórica de un nacionalismo "proclive a la deslealtad institucional que usa a veces la violencia --y cita el golpe de Estado de 1934 como prototipo-- o la reacción "impulsiva ante el colapso de un 'proceso' que genera frustración y odio" o de la "debilidad de un movimiento incapaz de escapar de la ficción y el engaño para instalarse en la realidad".

Además, pone como varios ejemplos en este sentido. Recuerda un artículo del historiador Jaume Sobrequés en el que hablar de "violencia pacífica" y explica que hay que "delimitar la frontera entre las dos formas de violencia --la que no conviene ni es viable y aquella que contiene el germen liberador--" y recuerda que es el objetivo de los partidos independentistas y también de las "acciones masivas impulsadas por las poderosas organizaciones cívicas", concluyendo que "han llegado los tiempos de la nueva violencia".

Señala también que la "filosofía de la 'kale borroka'" se encuentra ya en un documento de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) titulado "hoja de ruta 2014-2015", en el que se advierte de que la "sociedad catalana ha de estar preparada y dispuesta a actuar en cualquiera de los escenarios que se puedan llegar a producir" para hacer realidad la independencia.

En ese documento se añade que "a la Declaración de Independencia le seguirán actos de ejercicio de soberanía" como el "control de las grandes infraestructuras y fronteras --puertos, aeropuertos--, la seguridad pública, las comunicaciones...".

Y en referencia a los CDR detenidos con material para fabricar explosivos y objetivos señalados, recuerda la reacción de los defensores de la "revolución de las sonrisas": unos, callan, otros manifiestan una prudencia exquisita, otros se solidarizan y protestan y los partidos independentistas del Parlamento catalán incluido el presidente de la Generalitat "jalean a los detenidos gritando 'libertad'". "Todo un síntoma. Una sociedad enferma", concluye.