El pasado 7 de julio, Mariano Rajoy, vigilado atentamente por José María Aznar, clausuró el Campus FAES anunciando inminentes recortes porque “no queda más remedio”. El presidente parecía temer la que se avecinaba: “Los españoles nos han puesto aquí aunque tengamos que tomar decisiones que no le gustan a nadie. Pero somos conscientes de nuestra responsabilidad como gobernantes. Este Gobierno no va a desmayar nunca”. Anunció entonces medidas para reducir el déficit y “decisiones de eso que llaman recortes porque hay que hacerlo”.

Un mes vertiginoso
A partir de esa semana el Eurogrupo concretó el rescate bancario, Bruselas flexibilizó los objetivos de déficit ante la evidencia de que no se cumplirían, mientras que el Gobierno de Rajoy correspondió acometiendo ajustes adicionales. Hasta entonces se resistían a algunas de esas medidas ya que suponían una flagrante contradicción de sus compromisos electorales, como el incremento del IVA o la eliminación de la deducción por compra de vivienda, lo que sumado a incumplimientos previos como el dinero público a la banca o los recortes en Educación y Sanidad, suponían una enmienda a la práctica totalidad de sus compromisos electorales en materia económica y ha llevado al desconcierto a parte de su electorado.

FAES sale al paso de la inquietud
Rajoy aseguró que no va a "desmayar nunca", pero la secretaria general del PP ha reclamado ayuda este lunes a todos los partidos y agentes sociales para que el país no sea rescatado, a pesar de que buena parte de la oposición cree que las medidas de austeridad están ahondando la crisis. Por su parte, la fundación ideológica popular, la FAES, ha salido al paso de la creciente imagen de "zozobra" a través de un editorial en su publicación 'Cuadernos de Pensamiento Político', de carácter trimestral y que acaba de difundir su número correspondiente a julio-septiembre. Aunque trata de transmitir tranquilidad, el texto deja traslucir inquietud y malestar por la mala acogida de las reformas y más que una ayuda al presidente en ocasiones parece una alerta sobre su rápida erosión.

"Desconcierto" y "sorpresa"
La nota editorial asegura inicialmente que el escenario actual es "lógico" y "nada permitía esperar un escenario muy diferente al que podemos contemplar", para añadir a continuación que "pese a esa previsión, la acumulación de problemas puede estar generando una cierta sensación de angustia cotidiana mayor de la que sería razonable". En esa misma línea abundan en que "es innegable que se está haciendo presente una sensación de desconcierto, de sorpresa por la profundidad y la extensión de nuestros problemas, que van más allá de lo económico y alcanzan a lo institucional".

Ahora restan trascendencia a los mercados
A pesar de que Aznar en persona acusaba a Zapatero de lastrar la imagen de España entre los inversores para reclamar un cambio político, la FAES lamenta ahora "la evolución intradía de los indicadores económicos convertidos en oráculos del futuro" y añaden que "sin negar relevancia a esos indicadores, la verdad es que hablamos de una nación demasiado vieja y demasiado grande como para admitir cierto tipo de reducciones simplistas sobre el futuro del país". Pero hasta el FMI ha lanzado este lunes una advertencia sobre los riesgos para la economía global de que España o Italia no tengan acceso a los mercados de crédito internacionales, lo que les obligaría a un rescate. En las últimas semanas, articulistas como Raúl del Pozo en El Mundo han apuntado también al malestar de Aznar porque con la Presidencia de Rajoy la presión de los mercados no solo no ha cejado sino que ha ido en aumento.

"Variables imprevistas" y otras de "fuerza inesperada"
El editorial sigue buscando excusas: "El contexto internacional no ha ayudado demasiado en este tiempo. Es cierto que se han hecho presentes variables imprevistas y que algunas de las previstas han adquirido una fuerza inesperada". Pero insisten en que eso no cambia "el diagnóstico" y que "ya sabíamos que esto iba a ser así, y nadie pensó que nombrarla en voz alta conjurara la crisis". Incluso aseguran que fruto de la previsión fue el "programa electoral del Partido Popular, que sigue siendo un documento de referencia fundamental para quien busque comprender las causas de nuestras crisis y lo que se debe hacer para superarla". Conviene recordar que desde la fundación ideológica del PP siempre han defendido medidas que se están aplicando ahora en el marco de la crisis, como la flexibilización del mercado laboral o reducir el sector público.

Llamamiento interno al cierre de filas
"Es necesario que superemos la sensación de zozobra asociada a los vaivenes a corto plazo", apunta el editorial para instar a "asumir las reformas" y los "sacrificios" que exigen. Y en clave interna, advierten contra lo que llaman "sedicente ‘portavocía’ de la sociedad civil" –una posible alusión a los llamamientos regeneracionistas de Vidal Quadras- o contra quienes "menudean recomendaciones públicas al Ejecutivo, parciales y frecuentemente airadas" y más cuando España "acaba de elegir Parlamento y Gobierno". La nota editorial de FAES concluye pidiendo "determinación" en las reformas e instando al cierra de filas interna: "No nos servirá la fragmentación electoral, ni las propuestas radicales, ni las hojas de firmas, que aguantan mal la comparación con el censo electoral que ha avalado mayoritariamente y hace bien poco el programa popular".