Vox se encuentra sumido en una espiral de caos que arrancó tras las elecciones generales del 23 de julio. Los malos resultados de los comicios, en los que la formación de ultraderecha perdió 19 diputados, parecen haber supuesto la primera ficha de un dominó de sucesos que, en última instancia, está dejando en mal lugar al presidente del partido, Santiago Abascal, y provocando que el ala dura de la formación gane peso en el seno de la misma. 

La salida de Iván Espinosa de los Monteros también ha supuesto otro punto de inflexión. Tanto ha sido así que antiguos mandatarios del partido, como Alejo Vidal Quadras o Juan Jara, han concedido entrevistas a este medio de comunicación para valorar el contexto actual (e histórico) de la formación. Y, en concreto, de las palabras de Juan Jara, quien fuera vicepresidente del partido, se ha extraído que Abascal no sólo es un "vago al que no le gusta trabajar", sino que también hace un uso sistemático de la "violencia institucional" y que, en ocasiones, ha "temido por su integridad física" al confrontar con él.

Al ser preguntado por el 'nuevo' equipo de Abascal, con figuras como Jorge Buxadé, Ignacio de Hoces o José María Figaredo, Jara ha asegurado que "es un equipo, digamos, hecho a la medida de Abascal". "Es un equipo que no le da problemas para que pueda seguir en Sotogrande (Cádiz) mientras se le desmonta el proyecto político", ha reflexionado, hilando con la situación actual del partido. Importante mencionar esta pregunta de la entrevista, porque ha sido la que ha abierto la senda para hablar de las actuaciones del presidente de Vox en el seno interno del partido.

Al preguntarle por las diferentes 'traiciones' de Santiago Abascal, lista de la que él mismo forma parte, Jara no ha tenido reparos en asegurar que "la violencia institucional es el deporte preferido de Abascal".

"Sí, yo creo que es su deporte preferido. La violencia institucional que Santiago Abascal ejerce. Él juega a eso. Ya tiene un cementerio de cadáveres políticos tan grande que posiblemente le estamos preparando un sitio en este cementerio de gente válida. Cementerio de gente bien viva, ¿eh? Porque yo gozo de muy buena salud... en todos los sentidos", ha aseverado.

"Pero, lógicamente, cuando yo pido explicaciones internas de por qué se hacen las cosas así, de dónde procede el dinero que se gastaba alegremente sin ningún tipo de control, de por qué no se cumplía el reglamento interno, de por qué no había actas de las decisiones de la dirección nacional que, estatutariamente, vinculan al conjunto del partido… me convierto en un batasuno", ha expresado, dejando entrever que todo el que difiriese del líder de Vox en cualquier cuestión, por pequeña que fuese, podría tener problemas.

"En Vox se justifican y aplican diferentes tipos de violencia. Yo la he presenciado. Por supuesto, la institucional es la principal: la violencia política se justifica en Vox. Pero es que yo también he visto violencia física en una asamblea del partido, sacudiéndole a un afiliado de León que era amigo mío, porque no estaba de acuerdo y, como no callaba, lo quitaron de en medio. ¿Cómo? Pues como si fuera un saco de patatas", ha revelado.

Jara también ha confesado que, a raíz de esas discrepancias con Abascal, tuvo miedo de que pudieran represaliarle físicamente:

"Sí, claro. Ha habido momentos, aunque ya remotos, donde yo he temido que me pudieran hacer daño físico, laboral o social… Sí, sí, sí. Y, además, pienso que, si no lo han hecho, es porque alguien les ha aconsejado que no lo hagan porque el doctor Jara es duro de pelar", ha señalado, añadiendo un chascarrillo final.

A raíz de la salida de Espinosa de los Monteros, a quien ha considerado "difícilmente sustituible", Jara ha reflexionado sobre lo que, a su juicio, falta en el partido de extrema derecha: "En Vox no hay talla intelectual y grandeza. Faltan las dos cosas, un corazón grande y una cabeza bien amueblada".

Otro de los problemas que ha generado la salida del portavoz parlamentario ha sido su sustitución, ya no en el rol de la portavocía, sino como diputado: lo que ocurre en casos de renuncia es que el puesto le corresponde al siguiente de la lista, que en este caso era Juan Luis Steegmann. Sin embargo, éste también ha renunciado al cargo, alegando que "ya dimitió tras las elecciones" y que "aunque se haya vuelto a abrir la puerta del Congreso, no entrará por ella". De este modo, el escaño que deja vacante Espinosa de los Monteros le correspondería, por orden, a Carla Toscano, quien ya fue diputada en anteriores legislaturas y protagonizó numerosas polémicas por sus radicales postulados contra el feminismo.