El pasado jueves 16, el barco Diciotti de la guardia costera italiana recogía a 177 migrantes que habían salido de Libia en dirección a las ansiadas costas europeas. Entre ellos se encontraban 34 menores además de las 13 personas con problemas de salud que fueron evacuadas rápidamente.

El rescate se produjo en aguas maltesas. Esa era la razón por la que el ultraderechista ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, presionaba para que el desembarco se produjese en el país insular.

Sin embargo, su homólogo maltés, Michael Farrugia, expresó la negativa de su país a acoger el barco de bandera italiana alegando que Italia realizó el rescate en sus aguas "pero solo para impedirles entrar en aguas italianas" ya que los migrantes no estaban solicitando el rescate.

Además, Danillo Toninelli, ministro de infraestructuras italiano, acusó a Malta de mantener un comportamiento “incalificable” y solicitó sanciones de la UE para la excolonia británica.

Finalmente, tras cinco días a la espera en alta mar, Toninelli ha confirmado hoy en Twitter que "El barco atracará en Catania. Los valientes hombres de la Guardia Costera han cumplido su deber, salvando vidas humanas a solo 17 millas de Lampedusa".
 

Pero eso sí, el desembarco se producirá habiendo acordado antes con la UE el reparto de los migrantes, tal y como sucedió la semana anterior con los 141 rescatados por el barco Aquarius de la ONG española Proactiva Open Arms y que el Gobierno de Pedro Sánchez se negó a acoger, forzando así el desembarque en Malta. En ese caso, el reparto fue entre 6 países de la Unión, Italia incluida.

Tras amenazar con “acompañar a un puerto libio a las personas recuperadas en el mar”, lugar con violaciones de derechos humanos y prácticas esclavistas habituales, Mateo Salvini insta ahora a las instituciones europeas a dividir a los inmigrantes “bajo el espíritu de la solidaridad de la Unión Europea".

Y es que el ultraderechista líder de la Liga Norte y vicepresidente del gobierno italiano ha perdido este pulso pero tiene claras intenciones de continuar negando el acceso a sus puertos de los barcos con migrantes ya que, si anteriormente la restricción se limitaba a las ONG, estos días ha negado la entrada a un barco de su propia armada por primera vez.