pareció inicialmente una treta, sin mucho recorrido, de Feijóo y Génova 13 para alejar el foco del desastre de gestión de Mazón y que sus consecuencias no salpiquen al PP nacional. Y en realidad eso es. Pero lo cierto es que con el paso de los días, esta maniobra del PP en Bruselas por cierto, plagada del antipatriotismo habitual de la derecha española, toma fuerza y comienza a encender alarmas tanto en el Gobierno de Pedro Sánchez, en el seno de la UE y del propio entorno de la presidenta Úrsula Von der Leyen.
Detrás de esta situación que incluso divide al Grupo del Partido Popular Europeo porque ataca la propia estabilidad de las instituciones comunitarias y desestabiliza Europa en un momento de máxima tensión internacional y de grandes retos que abordar (guerras en Ucrania, Oriente Medio y la victoria de Donald Trump) está una figura con sed de venganza, autoritario y con ganas de reivindicarse tras sucesivos fracasos. Se trata del presidente del Partido Popular Europeo, el bávaro Manfred Weber. El eterno aspirante a la presidencia de la Comisión Europea, fue derrotado por su compañera de filas Von der Leyen en 2019 -cuando ella no era ni siquiera eurodiputada- y ahora, otra vez, ha tenido que renunciar a sus aspiraciones. Su compañera, también alemana y democristiana como él, es la segunda vez que le ve besar la lona de sus aspiraciones.
Con ese estado de humillado por una mujer de su misma formación y con un congreso que lo podrá o no ratificar para seguir siendo líder del PPE, Feijóo está utilizando a Weber para que se pliegue a esa perversa estrategia de vetar a Teresa Ribera no solo como comisaria europea y vicepresidenta, sino como segunda persona con más poder político en Europa. Un cargo que para España es fundamental y para los intereses de los españoles es esencial. Para Manfred Weber, son fundamentales los votos del PP español para continuar siendo presidente del partido a nivel europeo en el congreso que se celebrará en mayo de 2025 en Valencia. Por cierto, en estos momentos Génova debería analizar si será conveniente mantener el evento que junta a todos los partidos conservadores del PPE precisamente en Valencia. Puede que en esa fecha futura, el inmenso rechazo popular a Mazón y por ende al PP, por la nefasta gestión de la DANA, aún perdure y así se lo hagan saber públicamente y en la calle a Feijóo y a la derecha europea.
Si cae Feijóo, cae Weber
Un interés recíproco entre Feijóo y Weber, les une con fuerza para vetar a Ribera. A Feijóo le interesa una maniobra de distracción para capear el temporal y de descarga de culpabilidades de los efectos de la DANA en la socialista ministra de Transición Ecológica, aunque sean inventadas. A Weber le conviene la alianza con el gallego, para ser reelegido presidente de los populares europeos necesita el apoyo del PP. Como afirma desde Bruselas el periodista Idafe Martín, “Si cae Feijóo, cae Weber”, esa es la razón por la que el PP Europeo se pliega a las maniobras contra Ribera, y no otras de carácter técnico, de la gestión de la ministra durante la Dana o de capacitación. Solo de ambiciones personales y de partido tanto de Weber como de Feijóo.
Se sabe de un pacto entre estos dos dirigentes conservadores. Feijóo le ha ofrecido a Weber respaldarlo en el congreso del partido en mayo para que continúe en la presidencia del PP Europeo. A cambio, el alemán debe de ir a por todas para que Teresa Ribera no sea Vicepresidenta de la Comisión Europea. Los 22 eurodiputados del PP español en Bruselas le son esenciales para la continuidad política del bávaro mucho más si los democristianos forman gobierno en Alemania, ya que tras las elecciones anticipadas de febrero, en los planes del presidenciable por la CDU, Friedrich Merz, no entran hacer ministro a Weber. Por lo tanto, Weber se juega su futuro. Se entiende así la energía y contundencia en defender el veto a Ribera para ganarse el apoyo del PP español y seguir siendo algo en política. Por el otro lado, Feijóo también se la juega porque tras la nefasta gestión de Mazón en Valencia, una caída del PP en ese granero de votos y de diputados al Congreso, harían que el gallego no llegue a la Moncloa. Y si no llega en las próximas elecciones, Feijóo al igual que Weber, no tiene futuro. Es por tanto, una UTE, esta estrategia vestida de falsos argumentos: Feijóo y Weber se apoyan por intereses políticos y personales. El PPE tiene dos almas y en esas dos almas de los conservadores europeos, Feijóo y el Partido Popular se sitúan del lado más extremista junto a Weber.
Weber con problemas internos y riesgo de no continuar al frente del PPE
Y es que Weber, igual que Feijóo depende de que Ayuso no incline el dedo hacia abajo y mueva a los barones en su contra, Weber tiene enemigos internos en el PPE de importancia, especialmente en los gobiernos polaco y griego, muy críticos hacia su presidente orgánico. También en la propia cámara europea, Weber se enfrenta a europarlamentarios hostiles a su modos autoritarios, estilo soberbio y para nada partícipes del acercamiento a la ultraderecha que Weber no disimula. Los enemigos y a su vez compañeros de Weber, cree que está a riesgo de que este fracturar al Partido Popular Europeo. Y se lo van a decir en el próximo congreso al amigo de Orban y de Meloni, aunque sus amistades peligrosas con la política italiana le vienen de antes, se acercó a Silvio Berlusconi y defendió un acuerdo con el controvertido ex presidente italiano y el entorno de la extrema derecha en Italia. Tanto se acerca Weber a los ultras, que el portavoz del grupo de extrema derecha Identidad y Democracia en el Parlamento Europeo, donde están los franceses de Le Pen o los alemanes de Alternativa por Alemania (AfD), acusaron al presidente del Partido Popular Europeo, de robarle las ideas en sus duras propuestas migratorias. Con Manfred Weber, el PPE se ha fracturado, dejando abandonando la tradicional posición de los conservadores europeos frente a la extrema derecha y llegando a los aledaños de varios partidos ultras europeos. Ha dividido al PPE en dos sectores, uno más integrista y otro más liberal. A tanto ha llegado la división, que el grupo ha votado, en ocasiones de manera distinta en Estrasburgo y Bruselas en temas como la violencia de género, el aborto o políticas del colectivo homosexual.
Odio de Weber a Pedro Sánchez
Weber es además un político que odia a Pedro Sánchez y a los socialistas. En elecciones para la Eurocámara de 2019, formó parte de la lista del proceso de elección del presidente de la Comisión con base en las propuestas de los candidatos de los partidos. Weber estaba seguro que iba a ser el designado. Pero no fue así, pues el acuerdo entre el Partido Popular Europeo con el Partido de los Socialistas Europeos y la Alianza de los Liberales y Demócratas lo echó fuera y con ello, esfumó su gran aspiración vital.
En buena parte, se entiende la obsesión de Weber con España: y con Pedro Sánchez. Tanto que llegó a apoyar al PP en los regadíos ilegales de Doñana por apoyar a Moreno Bonilla y fastidiar a Sánchez y a Teresa Ribera. Luego vino el repaso humillante que Pedro Sánchez, en diciembre del pasado año, le dio al alemán delante de todos los europarlamentarios. El presidente español le recordó su alusión en el pasado a la “Solución final”, algo que en Alemania es como un sacrilegio político. Sánchez ese día, puso muy nervioso a Weber tras el revolcón dialéctico sufrido: “Dígame, señor Weber, ¿usted sabe quiénes son los aliados del PP en España? ¿Sabe usted realmente qué representa y qué piensa Vox realmente? Le invito a no confundirse de adversario. Ese error ya lo cometió la derecha europea en el pasado y Europa lo pagó muy caro”.
Manfred Weber, humillado por Von der Leyen, vapuleado por Sánchez, con enemigos internos en el PPE, se acerca a la ultraderecha como su tabla de salvación y ahora, ha visto un gran aliado en Feijóo y la tragedia de la DANA de Valencia, un instrumento para vengarse con el veto a Teresa Ribera. Patriotas españoles y europeístas.