Aunque para muchos se trata de un gesto sorprendente por parte del presidente norteamericano, ha existido una reunión de Donald Trump con un gabinete de expertos de Latinoamérica, con el foco puesto en la situación migratoria después de su llegada a la Casa Blanca.

La reunión se celebró en Nueva York, con personas tan influyentes y conocedoras de todo lo que pasa en América Latina como el exembajador de Guatemala Julio Ligorria, el experto en temas hispanos Freddy Balsera o el antiguo asesor de Trump en Florida Carlos Giménez, y según cuentan los presentes tuvo un carácter desenfadado e informativo.

Entre los principales temas que se trataron el que más destacó fue la situación de la inmigración de países como Guatemala, El Salvador y Honduras, considerados los países más peligrosos e inseguros de Centroamérica. Precisamente esa inseguridad pese a no estar en una situación bélica es lo que impulsa en gran medida la emigración a los Estados Unidos.

En palabras de Julio Ligorría, aprovechó la reunión para trasladar al presidente norteamericano “la necesidad de políticas públicas firmes como la única forma de desarrollar mecanismos para actuar con los sectores más vulnerables”. Entre las políticas más necesarias según el exembajador destacan “la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de los sistemas de justicia de los países centroamericanos”.

El diplomático, que según sus propias palabras encontró un presidente muy receptivo, también le trasladó al presidente Trump que no debe ser visto el inmigrante centroamericano como un “problema doméstico de los EE. UU. sino como parte de la solución” ya que estas personas tienen gran interés en hacer de sus países de origen un lugar mejor.

La presencia del diplomático guatemalteco Julio Ligorria ha sido una gran oportunidad para trasladar al presidente Trump la situación real del Triángulo Norte de Centroamérica y el porqué de la masiva emigración de ciudadanos de estos países asolados por la pobreza, la violencia y la falta de progreso económico.

A pesar del fuerte discurso antiinmigración del presidente norteamericano durante su campaña electoral de las presidenciales, varios funcionarios de los EE. UU. aseguraron la continuidad del apoyo económico anual a través del programa Alianza para la Prosperidad, que en año 2017 supuso un desembolso económico de 750 millones de dólares.

Estas cantidades están destinadas a contribuir en el fortalecimiento institucional de los países de origen de donde proceden el mayor número de indocumentados de los Estados Unidos, que son precisamente los del Triángulo Norte. Es un programa destinado a reducir la falta de oportunidades de estas personas en sus países de origen, así como los índices de violencia, para así disminuir las tasas de emigración tan elevadas hacia los EE. UU.