La situación humanitaria en la Franja de Gaza atraviesa su peor momento. Organizaciones humanitarias están alertando de que los gazatíes se están muriendo de hambre -más de 100, según el Ministerio de Salud del enclave- mientras que sus propios trabajadores se están desmallando por falta de alimentos. Pese a ello, Estados Unidos se ha mantenido como un aliado cercano a Israel y su administración ha evitado exigir un cambio en la estrategia israelí en la gestión de ayuda humanitaria, a diferencia de gobiernos occidentales como los de España o Francia. Sin embargo, ahora, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirma estar trabajando en un nuevo plan de distribución, al tiempo que elude hablar de genocidio y continúa situando el foco de culpa en Hamás.
El enviado especial de la Casa Blanca para Oriente Medio, Steve Witkoff, ha viajado este viernes a la Franja para observar uno de los puntos de distribución humanitaria. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explicó este jueves que el viaje, en el que Witkoff va acompañado del embajador estadounidense para Israel, Mike Huckabee, tiene como objetivo asistir en “aprobar un plan final para la distribución de ayuda humanitaria en la región”.
"Queremos que la gente esté alimentada. Queremos que la gente de Gaza sobreviva. Es algo que debería haber ocurrido hace mucho tiempo", ha explicado Trump en una breve llamada telefónica con Axios. Witkoff, por su parte, ha detallado en redes sociales que ha pasado “más de cinco horas” en la Franja para elaborar un informe para “ayudar al presidente Trump a comprender la situación humanitaria a fin de elaborar un plan para entregar alimentos y ayuda médica a la población".
Los puntos de distribución alimentaria están gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, según sus siglas en inglés), una organización duramente criticada que está bajo el control de Israel y Estados Unidos. A diferencia de la gestión de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que contaba con más de 400 puntos de ayuda, la GHF solo opera cuatro, que pocas veces operan simultáneamente. Además, tras pocos meses de funcionamiento, más de 1.000 gazatíes han muerto en búsqueda de alimentos, convirtiendo estos puntos en lo que portavoces de la ONU han descrito como “trampas de muerte”. Estos han recibido condenas desde gobiernos occidentales, pero Estados Unidos no ha hecho un comentario oficial sobre esta organización.
A raíz de esta crisis humanitaria, decenas de gobiernos se están aliando para reconocer el Estado de Palestina ante el Consejo de Seguridad de la ONU en septiembre. Algunos de ellos, como Reino Unido o Canadá, han impuesto condiciones: en el caso británico, su primer minsitro, Keir Starmer, ha prometido que reconocerá a Palestina oficialmente si no se llega a un alto el fuego, si Israel anexiona Cisjordania y si no se permite que la ONU distribuya ayuda humanitaria, entre otras condiciones. Canadá por su parte, ha exigido reformas gubernamentales, la exclusión del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) del gobierno y que se convoquen elecciones en 2026.
Estos países, además, han reivindicado su apuesta por la solución de los dos Estados - lo que creará un Estado Palestino y otro israelí-, subrayando la necesidad de permitir el acceso de los gazatíes a ayuda humanitaria. No obstante, el presidente estadounidense ha manifestado su “disgusto” por esta decisión, especialmente la de Canadá.
Trump señala a Hamás como responsable de la crisis
Mientras gobiernos europeos han responsabilizado a Israel por la inminente hambruna en Gaza, Trump ha apuntado a Hamás. En su red social Truth Social destacó: “¡¡¡La forma más rápida de acabar con la crisis humanitaria en Gaza es que Hamás se rinda y ponga en libertad todos los rehenes!!!”.
Los gobiernos que se están movilizando para reconocer el Estado palestino también han condenado a Hamás por sus crímenes el 7 de octubre de 2023 cuando atacaron a Israel, pero, en su mayoría, no han atribuido la crisis humanitaria a la milicia palestina. En contraste, organizaciones humanitarias internacionales, como Médicos Sin Fronteras y Amnistía Internacional, han calificado las actuaciones de Israel como un genocidio, mientras que la ONU lo ha acusado de utilizar la comida como “arma de guerra”.
En el caso de España, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, resaltó este jueves que existe “una hambruna inducida por Israel” en la Franja, provocado por el bloqueo humanitario impuesto por el gobierno judío.
Aunque Trump haya diferido de la posición israelí de negar la crisis humanitaria (su primer ministro, Benjamín Netanyahu, dijo esta semana que “no existe una crisis humanitaria en Gaza”) y haya afirmado que hay “hambruna”, ha enfocado el discurso en culpar a Hamás, sin condenar ni afirmar, por ende, que se está cometiendo un genocidio.
España envía 12 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza
En una propuesta de aliviar “la hambruna inducida” en Gaza, desde Occidente, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha enviado un avión cargado con 12 toneladas de comida en una operación coordinada entre el ministerio de Defensa y de Exteriores. Albares ha señalado que este envío es “una gota en el océano” para intentar ayudar a los 2,1 millones de personas que se están enfrentando con inseguridad alimenticia.
Exteriores ha indicado que este envío está compuesto por 5.500 raciones que podría alimentar hasta 11.000 personas y que tiene previsto llegar a la población este viernes. Adicionalmente, Albares ha asegurado que “lo que está ocurriendo en Gaza debe terminar ya y no puede volver a repetirse”, insistiendo en la necesidad de un flujo regular de asistencia humanitaria en la Franja.
“La hambruna inducida que están sufriendo los gazatíes es una vergüenza para la humanidad. Hablamos de muertes diarias por hambre, de 100.000 niños y 40.000 bebés en riesgo de muerte. Israel debe permitir ya el paso permanente, ininterrumpido y libre de toda la ayuda humanitaria posible”, ha criticado el ministro de Exteriores.
Por su parte, el informe más reciente de la Clasificación integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF) alertó de que la ocupación israelí del 88% del territorio, los bombardeos y el acceso a ayuda humanitaria han empujado la niveles “catastróficos”. Prevé que para septiembre, medio millón de gazatíes estarán en una situación de hambruna (el nivel 5, según su clasificación) y ha destacado el disparo en el nivel de desnutrición en algunas regiones entre mayo y julio. En la ciudad de Gaza, en solo tres meses, el indicador de la ONU llamado la Circunferencia del Brazo Superior (MUAC) para medir desnutrición aguda pasó del 4,4% al 16,5%, alcanzando el umbral de hambruna plena.