La cumbre francoalemana celebrada este domingo en París acabó con varios acuerdos sobre la mesa: desde reconducir las relaciones bilaterales, fracturadas en los últimos meses tras varios desplantes paralelos realizados por Emmanuel Macron y su homólogo alemán, Olaf Scholz, hasta comprometerse con Ucrania y forzar a EEUU a proporcionar sus propios tanques para realizar una defensa recíproca y justa de la retaguardia ucraniana, quien, junto a la OTAN y la UE, insiste en la necesidad de adquirir armamento pesado para, cerca de un año después de que las primeras bombas sacudieran suelo ucraniano, empiece a desajustarse la balanza.

Esta reunión, postergada en varias ocasiones durante los últimos meses fruto de la desunión en varios temas de reciente actualidad que pusieron en jaque el eje francoalemán -pilar sobre el que se asienta Europa y binomio sobre el que cimentar su recíproca unidad de acción en Bruselas-, devolvió a ambos países a la casilla de salida. Además de los acuerdos simbólicos y de carácter internacional, hubo un compromiso intramuros que pesó sobre el resto de las órdenes del día: la situación del H2MED. El corredor de hidrógeno verde, repelido durante meses por Francia y pactado tras meses de tiras y afloja por Macron, Antonio Costa y Pedro Sánchez, contará también con Alemania, visiblemente satisfecha de haber logrado una conexión energética en Europa que redimensione y reconfigure el actual mercado europeo, dependiente de Rusia y débil por naturaleza: "Vamos a tomar las medidas necesarias para establecer un marco europeo para el transporte de hidrógeno en toda Europa con la infraestructura necesaria a nivel nacional y transnacional", indica el texto rubricado y definitivo de la cumbre bilateral celebrada en París con motivo del 60º aniversario del Tratado del Elíseo.

En este evento, plagado de compromisos que cuentan con el sello de Macron y Scholz, pendientes de engrasar su relación después de que el primer ministro francés hiciese de su apego a la excanciller Angela Merkel uno de sus puntos fuertes en Bruselas, terminó con el compromiso de Berlín de reforzar sus "conexiones y ampliar la infraestructura existente y prevista, en particular la ampliación del gasoducto H2Med a Alemania en estrecha cooperación con los socios interesados".

"También nos aseguraremos de que el hidrógeno renovable y bajo en carbono se pueda tener en cuenta en los objetivos de descarbonización establecidos a nivel europeo siendo conscientes de las diferencias existentes y preservando el nivel general de ambición de los objetivos en términos de energías renovables", destaca el documento francoalemán. Además, ambos mandatarios explicaron que Francia y Alemania ya cuentan con una mesa de expertos de ambos países sobre cuestiones energéticas. Esta mesa de trabajo, prosiguieron, lleva tiempo trabajando en las virtudes del hidrógeno verde, y, según lo previsto, anunciará las conclusiones de su estudio de campo el próximo mes de abril.

Un motivo de discordia

Con este paso se acaba el runrún que sacudió las comunicaciones París-Berlín durante meses. Cabe recordar que el propio Olaf Scholz, desde su llegada a la cancillería alemana y el jaque energético impuesto por la Rusia de Putin, en situación ventajosa por la fuerte dependencia energética de los países del norte de Europa, se mostró favorable de ampliar las conectividades internas en el Viejo Continente que abriesen nuevas vías de abastecimiento en el corto, medio y largo plazo. Además, la opción del hidrógeno verde era una de las máximas de Alemania, consciente de las necesidades ambientales y los compromisos adquiridos en esta materia.

El constante rechazo al Midcat que llegaba desde el Elíseo no gustaba en el Palacio de Bellevue, residencia oficial del canciller alemán. Scholz, consciente de su debilidad en el tablero energético y con movilizaciones ciudadanas que amenazaban con dinamitar su presidencia, trató de refugiarse en el plan de Sánchez y Costa. Con España como principal aliado, y sabedor del nuevo peso que podía jugar el Gobierno de Pedro Sánchez gracias a sus plantas de regasificación y sus conexiones con Argelia y Marruecos, Alemania trató de forzar a Macron a aceptar sus postulados, abrir nuevas vías de interconexión y garantizar el suministro de una forma menos costosa para su independencia.

No es de extrañar que Scholz engrasase sus relaciones con el líder del Ejecutivo español. Sánchez, de hecho, y en medio del fragor de la batalla francoalemana, fue invitado a un Consejo de Ministros germano en el Palacio de Meseberg, a unos 60 kilómetros de Berlín, donde el propio canciller reconoció la labor realizada por su homólogo español en pro de los intereses de España.

Aquel envite propició un tímido movimiento en París.  “Cuando nos lo piden formalmente presidentes amigos, como son Olaf Scholz y Pedro Sánchez, estamos en la obligación de examinar su demanda”, explicaba entonces el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire. “España y Alemania son socios muy próximos a Francia, de forma que cuando hacen una propuesta la examinamos”, reiteraba.

Promesas que poco después se desbaratarían, fruto de la no concurrencia de Macron con los planes de sus socios europeos, y que no se reconducirían hasta octubre, cuando Francia, España y Portugal fijaron un preacuerdo que sería presentado dos meses después en una cumbre a tres celebrada en Alicante que contó con la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Entonces, los tres presidentes dieron por zanjado el debate y reconocieron que, pese a la discrepancia pasada, este era un acuerdo que mostraba la voluntad inequívoca de cimentar un proyecto “europeo” basado en la “colaboración y confianza”: “Hoy la Península se convierte en una puerta energética fundamental para todo el mundo", indicaba von der Leyen. “Ahora vamos a reforzar nuestra posición como productores y exportadores de energía”, proseguía Costa. “Se enmarca perfectamente en nuestra estrategia”, defendía Macron. “El de hoy es el primer gran corredor de hidrógeno de la UE”, sentenciaba Sánchez.

Satisfacción en España

España ha expresado su satisfacción por la noticia a través de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. "¡Los planes de H2Med continúan! El canciller Scholz confirma el interés de Alemania en sumarse al proyecto", ha publicado en un mensaje en redes sociales.

Según un comunicado del Ministerio, se alcanza de esta manera un "logro definitivo" a la vocación necesariamente europea con que España dimensionó este hidroducto desde que comenzara a impulsarlo desde los inicios del proyecto, como lo testimonió la presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en la presentación de H2Med en la pasada Cumbre de Alicante, el 9 de diciembre de 2022.  

Asimismo, la incorporación de Alemania subraya dos compromisos expresados por España con la puesta en marcha de este corredor verde de la energía.