Los líderes de la Unión Europea han continuado este jueves, en el Consejo Europeo, la senda de contactos para dar "todo el apoyo militar" y proporcionar "garantías de seguridad" a Ucrania, al tiempo que han reclamado que Rusia muestre "verdadera voluntad política" para acabar la guerra, en unas nuevas conclusiones que han sido extraídas sin la colaboración del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que mantiene su rechazo a las iniciativas de apoyo a Kiev. En medio de estas conversaciones se encuentra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que se encuentra a caballo entre el cumplimiento de las directrices de la política europea y la negativa de sus socios de Gobierno a incrementar el gasto militar.

En el marco de este Consejo Europeo, que llega 24 horas después de que la Comisión Europea presentase sus directrices para la defensa europea y el Plan ReArmar Europa / Preparación 2030, Sánchez se ha visto en la necesidad de transmitir su incomodidad con los términos que está empleando Bruselas, concretamente, con la palabra "rearme", excesivamente belicista para la estrategia que se está emprendiendo desde el Gobierno nacional, más orientada a la seguridad que a la defensa.

"A mí, el término rearme no me gusta en absoluto", ha argumentado Pedro Sánchez a su llegada al Consejo Europeo. "No comparto en absoluto ese término. Creo que tenemos que hablar de otra manera, de dirigirnos a nuestros ciudadanos de otra manera cuando hablamos de la necesidad de mejorar la seguridad y las capacidades de defensa europeas", ha reivindicado.

El Gobierno español viene insistiendo en que la terminología correcta va más orientada a la seguridad que a la defensa, en tanto que es un concepto más amplio porque incluye la ciberseguridad, inteligencia artificial o la infraestructura fronteriza, y no evoca imaginarios tan crudos relacionados con la inversión en munición o armas. De hecho, en la estrategia de hablar de ciberseguridad poniendo el foco en las amenazas híbridas, fue el propio Pedro Sánchez el que trató el tema junto con Albares, y no la titular de Defensa, Margarita Robles, con el propósito de ampliar las miras y suavizar el tono de cara a los socios de Gobierno.

Las directrices europeas marcan el 2%

No obstante, pese a esta reticencia de Sánchez de pronunciarse en estos términos y utilizar otros diferentes, la directriz europea sigue siendo la misma: alcanzar el 2% del PIB en el gasto en Defensa. "España ha aumentado el gasto en Defensa en los últimos siete años y estamos preparados para cumplir con nuestro compromiso de invertir un 2% del Producto Interior Bruto (PIB)”, trasladó Sánchez la pasada semana. "Es muy importante recordar que, además, tenemos otros compromisos que vienen de la cumbre de la OTAN que estamos cumpliendo ampliamente", continuó.

"Queremos una Unión Europea (UE) que nos proteja en todos los frentes: conflictos abiertos, ciberataques, crisis energéticas y catástrofes climáticas. No importa que las amenazas vengan del sur o del norte porque Europa puede lidiar con todas ellas”, desgranó Sánchez, garantizando que el aumento en Defensa no representa una traslación directa en armas y balas. Un argumentario que no es plato de buen gusto a la izquierda del PSOE, temerosos de que se recorte en partidas sociales y que ese dinero acabe en el gasto militar.

"Debemos dar apoyo a los ciudadanos dando impulso a la dinámica de innovación y competitividad de la industria de Defensa”, continuó Sánchez. Asimismo, defendió su compatibilidad con aliviar temporalmente para este cometido las reglas fiscales, que han regresado recientemente al viejo continente tras años de suspensión.

Los socios, contrarios a aumentar el gasto en Defensa

Sin embargo, la realidad no es tan sencilla para el presidente de un Gobierno español al que se le está complicando alcanzar consensos a este respecto en el seno de la coalición. Tampoco parece que el apoyo de los socios habituales en el Congreso de los Diputados vaya a certificarse, con formaciones como Podemos, Esquerra Republicana (ERC) o EH Bildu, todos en contra de elevar el gasto en Defensa. Una situación que deja a los socialistas a expensas del Partido Popular (PP), que aunque sí está a favor en el aumento presupuestario, duda entre apoyar una medida con la que coincide o asestar un golpe al Ejecutivo.

Por su parte, las filas de Yolanda Díaz no se muestran tan confiadas con este escenario. La vicepresidenta segunda defiende que es necesario realizar "un balance y diagnóstico transparente de las necesidades y un proyecto claro que se haga cargo del cambio de paradigma geopolítico global" sobre lo que ha supuesto la vuelta de Trump a la Casa Blanca y sus consiguientes efectos directos al tablero internacional, sin quedarse únicamente en el primer plano de la situación.

"Apostamos por un modelo de defensa y seguridad europeo autónomo, defensivo y disuasorio, que apueste por el multilateralismo y la defensa de la paz y la seguridad en el marco de Naciones Unidas", expusieron los magentas a través de un comunicado. Asimismo, consideran que el aumento en gasto en Defensa en la UE  "no garantiza la superación de los problemas de coordinación y falta de interoperabilidad de las Fuerzas Armadas" de los Estados miembro.

Como puntos “imprescindibles”, los de Díaz abogan por avanzar paso a paso en "superar la dependencia de la OTAN y Estados Unidos", así como por “"a cohesión social y la lucha contra el cambio climático" como epicentro de las políticas en común, además de situar el foco no solamente en la defensa de Europa, sino también en "el terreno tecnológico y ciberseguridad", cuestiones en las que precisamente incide Sánchez al ampliar el enfoque a seguridad y no solamente a defensa.