La esposa del recién estrenado monarca Carlos III, Camilla del Reino Unido, ha sido proclamada reina consorte, título que se le entrega al cónyuge del heredero directo al trono. Sin embargo, no siempre es así, ya que Felipe de Edimburgo, quien mantuvo un matrimonio de 74 años de duración con Isabel II, nunca fue proclamado rey consorte.

En 1952, falleció el rey Jorge VI e Isabel II, que no se encontraba en primera posición en la línea de sucesión, pero ciertos hechos le llevaron a heredar el trono, fue coronada un año después. Pese a ello, en 70 años de mandato, Felipe de Edimburgo jamás fue nombrado rey consorte. ¿Los motivos? Tal y como explica a El País Eduardo Juárez, doctor en Historia: “Con toda probabilidad tomó esta decisión para legitimarse como gobernadora. [Por aquel entonces] la sociedad era aún más machista de lo que lo es hoy y sabía que concederle a su marido el reconocimiento de rey consorte terminaría dejándola en un segundo plano como monarca”, sostiene Juárez.

En cambio, Isabel II expresó su deseo de que cuando su hijo Carlos de Gales le sucediese, su esposa, Camilla Parker Bowles, fuese reconocida como reina consorte de Inglaterra. “Siempre estaré profunda y humildemente agradecida por la lealtad y el afecto que me seguís demostrando, pero, cuando llegue el momento, mi hijo Carlos será rey. Sé que le daréis tanto a él como a Camilla el mismo apoyo que me habéis dado a mí”, señaló entonces Isabel. “Es mi sincero deseo que, cuando llegue ese momento, Camilla sea conocida como reina consorte mientras continúa su propio y leal servicio”, explicó en su momento Isabel.

Los hijos varones, la preferencia absoluta

A su vez, existe también otro motivo por el cual apenas existen reyes consortes. De acuerdo con el medio citado anteriormente, históricamente ha predominado en las monarquías el deseo “por todos los medios” de tener hijos varones, para que fueran ellos y no una mujer quienes heredasen la corona. “Felipe II, por ejemplo, se casó cuatro veces con el único objetivo de concebir un varón. Si no hubiera sido por eso no habría casado por cuarta vez con Ana de Austria tras la muerte de su tercera esposa, Isabel de Valois, con quien tuvo a sus dos hijas mayores”, indica Juárez.

Así, el de Felipe de Edimburgo no es el único ejemplo en la historia británica. Existen algunos más: Jorge de Dinamarca, casado con la reina Ana o Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, casado con la reina Victoria, nunca fueron reyes consortes, sino que ostentaron el título de príncipes, tal y como ha hecho Felipe de Edimburgo. En resumidas cuentas, que existan pocos reyes consortes y que sea un título que parece estar reservado para las mujeres nace de los vestigios más machistas y patriarcales de la institución monárquica, que, aunque pasen los años, no se renueva en ese sentido.