Era uno de los secretos mejor guardados hasta la fecha. El mundo no sabía dónde observar, dónde depositar su mirada ante el inminente encuentro previsto entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo norcoreano, Kim Jong-un. Finalmente, y tras mantener las coordenadas de la audiencia guardadas bajo secreto de sumario, el líder ruso y protagonista de la guerra con Ucrania ha decidido organizar el ‘cara a cara’ en el cosmódromo de Vostochni, en la región siberiana de Amur. 

La agenda contempla reuniones de alto nivel y temas “sensibles” para ambos equipos, que permanecen atrincherados en sus posiciones y pendientes del resultado del juego del poder entre delegaciones. Además, ambos líderes, mantendrán una audiencia personal, cara a cara, de unas tres horas de duración, según ha informado el Kremlin. Se desconocen los pormenores del objeto de esta citación, la segunda desde 2019, pero se espera que finalmente el encuentro cristalice en un acuerdo por el suministro de armas y la tecnología militar.

Occidente mira con lupa los movimientos sísmicos en el orden geopolítico que pueda ocasionar este enclave. El arsenal militar de Corea del Norte está a disposición de Rusia, del Kremlin, de una guerra en la frontera europea en la que todos los agentes están implicados. Nadie se lo quiere perder: Ucrania, la UE, la OTAN y la Casa Blanca. Washington, de hecho, ya ha avisado de que estudiará los pactos alcanzados por sus dos enemigos, dejando la puerta abierta a nuevas sanciones si se sobrepasan en sus voluntades.

"No dudaremos en imponer nuevas sanciones si corresponde", se limitan a señalar desde el Departamento de Estado de EEUU, recordando, a su vez, que la cesión de armamento quebrantaría las resoluciones del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. "Para nosotros son importantes los intereses de nuestros dos países y no las advertencias de Washington", contestó Dmitri Peskov, hombre fuerte de las comunicaciones del Kremlin.

No se descarta que muchos de estos controvertidos acuerdos sean escondidos por ambas potencias. De hecho, el propio Peskov ha notificado que los “temas sensibles” no serán comunicados al gran público para tratar de mantener en la discreción y el alto nivel losm movimientos del futuro.

Una ayuda bidireccional

Las urgencias de Rusia, país inmerso en una guerra con Ucrania que está durando más de lo que el Kremlin sospechó,  son de sobra conocidas. La batalla permanece inmóvil, con leves movimientos y mucho bloqueo en el avance de las tropas. La defensa organizada por Volodimir Zelenski ha resultado más férrea de lo que nadie era capaz de aventurar, y los problemas internos en los batallones del Kremlin, con el último ejemplo de rebelión del grupo Wagner, hacen más evidente que hay problemas difíciles de atajar para Moscú.

No obstante, esta reunión no contará únicamente con demandas de Rusia. Los delegados de Pionyang jugarán sus propias cartas para sacar provecho de la partida de ajedrez que se juega actualmente en el cosmódromo de Vostochni, base espacial rusa inaugurada por Putin hace algo más de 15 años.

El enclave escogido para estas audiencias de alto nivel no es casual. Corea del Norte tiene problemas con el desarrollo de su programa de satélites, con dos lanzamientos fallidos este año. "Por eso hemos venido aquí. El líder de Corea del Norte tiene gran interés en la tecnología de cohetes, están intentando conseguir un desarrollo en el espacio", ha explicado Putin, tras ser preguntado sobre si Rusia ayudará a Pyongyang en esta tarea. “Esta vez acordamos reunirnos en el cosmódromo de Vostochni. Estamos orgullosos de cómo se desarrolla esta industria aquí”, ha proseguido el líder ruso.

Preguntado por los periodistas sobre si reforzarán su alianza militar, con nuevas cesiones de armamento que faciliten el trabajo de la retaguardia rusa, Putin se ha limitado a pedir cautela: “Despacio. Hay tiempo”, ha indicado. "Espero que siempre estemos juntos en la lucha contra el imperialismo y en la construcción de un Estado soberano", ha manifestado, al tiempo que ha hecho hincapié en que la amistad entre ambos países tiene "raíces profundas".