El ya expresidente de Perú, Pedro Castillo, ha sido trasladado esta noche a la prisión de Barbadillo, ubicada en el distrito de Ate, después de que la Fiscalía haya abierto diligencias contra él por rebelión y conspiración tras el fallido intento de golpe de Estado del miércoles 7 de diciembre. Tras permanecer varias horas en la sede de la Prefectura en Lima, el exmandatario peruano ha salido acompañado por un fuerte operativo policial.

Castillo ha sido procesado por la justicia después de su intento de 'autogolpe'. El expresidente iba a ser destituido del cargo y, en un desesperado movimiento, disolvió el Congreso de la República para convocar un Gobierno de emergencia. Sin embargo, lo hizo sin contar con el apoyo del Ejército, ni de la Policía, y ni siquiera de las figuras importantes de su propio partido. Al verse en esa tesitura, Castillo intenta fugarse, pero es retenido en menos de una hora por la Policía en su intento de huida.

El ya expresidente ha sido retenido en la comisaría de Los Cibeles para, unas horas después, ser llevado a la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (Diroes), en el distrito de Ate, donde estará 48 horas y donde también se encuentra recluido el dictador peruano Alberto Fujimori, quien dirigió el país en dos periodos, entre 1990 y 1992 y entre dicho año y el 2000, tras un 'autogolpe' de Estado similar al de Castillo, que fue conocido como el Fujimorazo.

La sucesora de Castillo en el cargo ha sido la propia vicepresidenta del Perú, Dina Boluarte, convirtiéndose así en la primera mujer presidenta en la historia del país andino. 

Asilo en México

Según el parte policial de detención de Castillo, el exdirigente peruano se dirigía a la Embajada de México en compañía de su abogado, el ex primer ministro Aníbal Torres, y su familia. Esto se debe a que el ministro de Exteriores de México, Marcelo Ebrard, afirmó este miércoles que su país estaba dispuesto a darle asilo a Castillo, por lo que el exdirigente del Perú Libre pudo ver una oportunidad de refugiarse en el país dirigido por López Obrador. "Si Pedro Castillo pide asilo a México, se lo daremos, pero por el momento no lo ha solicitado", sostuvo Ebrard tras el golpe de Estado, en una entrevista para el programa Atando Cabos de la emisora mexicana Radio Fórmula.

Ya en 2019, el responsable de la diplomacia internacional mexicana ofreció asilo político al expresidente boliviano, Evo Morales, quien a diferencia de Castillo sí había presentado formalmente la solicitud al Gobierno mexicano. Morales se vio obligado a abandonar Bolivia tras las acusaciones de fraude electoral a las que tuvo que hacer frente, y tan solo dos días después de su salida del país, la ultraconservadora Jeanine Áñez dio un golpe de Estado. Meses después, y precisamente a raíz de dicho golpe, Áñez fue condenada a diez años de prisión por delitos de "incumplimiento de deberes" y "resoluciones contrarias a la Constitución", siendo juzgada sin ningún tipo de inmunidad. 

Ebrard, además, ha transmitido que se encuentra muy preocupado por la situación imperante en Perú. "Estoy muy atento a la situación. El presidente López Obrador me ha pedido que le informe en todo momento", ha indicado el titular de Exteriores en declaraciones a la citada emisora.

A su vez, al conocer la destitución de Castillo, el Ministerio de Exteriores mexicano anunció que se ha pospuesto la Cumbre de la Alianza del Pacífico, cuya celebración estaba prevista para el próximo miércoles en Lima, la capital peruana.

Desde Bolivia se habla de "ataques a los Gobiernos populares"

Por su parte, el actual presidente de Bolivia, Luis Arce, ha lamentado la crisis política que atraviesa el Perú y ha señalado el "hostigamiento de las élites a los Gobiernos populares". "Desde un inicio la derecha peruana intentó derrocar a un gobierno democráticamente electo por el pueblo, por las clases humildes que buscan más inclusión y justicia social", ha criticado el mandatario boliviano.

Arce, que querido transmitir su solidaridad a "la hermana República de Perú", ha afeado el "constante hostigamiento de élites antidemocráticas contra gobiernos progresistas, populares y legítimamente constituidos". Por ello, ha pedido que "todas y todos" condenen esta situación, la cual considera de similares características al lawfare al que tuvo que hacer frente el presidente Morales años atrás.

"Abogamos por la democracia, la paz y el respeto a los Derechos Humanos, que prevalezcan en beneficio del pueblo peruano", ha zanjado el dirigente de Bolivia.