Estados Unidos no llevará a ningún alto cargo a los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín después de condenar las violaciones de Derechos Humanos cometidas por el Gobierno chino en Xinjiang, denominadas como "genocidio" y "crímenes contra la humanidad". Una decisión que no se producía desde el año 1980.

El Gobierno de Joe Biden ha defendido su postura frente a lo que consideran "el genocidio y los crímenes contra la humanidad" en la ciudad china. Algo que ha transmitido la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, quién ha asegurado que la Administración actual quiere enviar un "mensaje claro" con el que condenan los abusos y exponen que tales decisiones no pueden quedar impunes.

En una rueda de prensa, Psaki ha revelado la postura del Ejecutivo nacional y ha mostrado su "apoyo total" al equipo olímpico estadounidense quién si estará en la cita olímpica, evitando así el boicot completo para no penalizar a los atletas. Aunque, tras los mensajes de ánimo, ha proseguido en sus críticas contra el país asiático en lo que considera "la fanfarria del juego".

Biden ya había reconocido públicamente la posibilidad de aplicar un boicot diplomático, tal y como lo reclamaron otros dirigentes políticos, como la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Desde China, han celebrado dicha decisión, porque, tal y como cuenta el periódico chino Global Times, "los chinos se sienten aliviados al escuchar esta noticia, porque mientras menos estadounidenses vengan, menos virus se introducirá en el país".

El presidente norteamericano ha adoptado una decisión similar a la que tomó el expresidente Jimmy Carter en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y refleja la tensión constante con China. Biden no ha invitado al país asiático a la Cumbre por la democracia que se celebrará esta semana en forma virtual entre líderes de 110 países.