Hubo un tiempo en el que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Podemos eran la pareja perfecta de baile. Dos formaciones que coinciden en el sentido del voto en buena parte de las ocasiones (según datos de 2018, en más del 67%). Pero el idilio ha concluido. Los halagos mutuos han tornado en dardos envenenados. El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, cargó el pasado jueves contra Pablo Iglesias, a quien acusó de exceso de “testosterona” por amenazar con una repetición electoral y al que invitó a hacer una reflexión interna porque sus resultados no le legitimaban para pedir ministerios. Hay a quien sorprendieron estas declaraciones a modo de pullas, pero lo cierto es que la guerra abierta entre la formación independentista y los morados se viene disputando desde hace varios meses.

El explosivo que dinamitó la relación por completo fue la negociación por los Presupuestos pactados entre PSOE y Podemos. Iglesias visitó en prisión a Oriol Junqueras a fin y efecto de convencerle tras la negativa del partido de votar los PGE si el Gobierno no realizaba ningún gesto vinculado al juicio del procés.

Rufián llegó a denunciar en sede parlamentaria que “no solo tenemos que aguantar la represión de este Estado sino también los chantajes del Gobierno y de alguna formación política que de facto son sus socios”, haciendo referencia a Podemos.

Los morados iniciaron una ofensiva que incluyó arremetidas tales como culpar a ERC de oponerse a la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros. Por su parte, el partido independentista se defendió argumentando que esta medida podría ponerse en marcha inmediatamente mediante un real decreto (iniciativa que, finalmente, se aprobó durante el Consejo de Ministros celebrado en Barcelona).

“Qué harían ellos [Sánchez e Iglesias] si tuvieran a sus compañeros en la cárcel o en el exilio. No hay partidas presupuestarias suficientes para pagar la dignidad de nuestros compañeros, cuatro de ellos en huelga de hambre", reprochó Rufián.

Pero, ¿de dónde viene esta animadversión?

La génesis del conflicto

Tras las elecciones autonómicas catalanas del 21 de diciembre de 2017, Podemos cambió radicalmente de estrategia a fin de paliar el desgaste electoral. Un giro de 180 grados fruto de un informe interno elaborado por el propio Iglesias durante las navidades. Los morados consideraron que "el bloqueo del problema catalán" ha provocado que solo se hable de ese tema y se tapen otros asuntos que afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos, como la Sanidad, la precariedad del empleo o las pensiones. En consecuencia, Iglesias apremió a los suyos a situar estos asuntos, de nuevo, en la centralidad del discurso político: "El debate territorial es importante, pero éste no es ni el único ni el mayor problema de España, y queremos que se hable de aquellos otros que, además, afectan a la vida diaria de los catalanes y de todos los españoles", según señalaron fuentes internas consultadas por ElPlural.com.

Iglesias abandonó así la defensa a ultranza del derecho de autodeterminación, extrayendo el asunto de sus discursos e intervenciones.

Precisamente esta maniobra fue la primera que ERC entiende que puso tierra de por medio entre ambos.

La traición al 15M

Fuentes del partido consultadas por este periódico explican que Podemos desilusionó en dos vertientes: la social y la nacional. “Es un partido que empezó siendo una voz de una revolución muy bonita que era el 15M”, dicen, y añaden: “Este 15M salió después del proceso independentista, que es de 2010, y en los dos había latente una indignación que se canalizó de maneras diferentes, pero era la misma indignación”.

Podemos y ERC “representan a dos movimientos de ruptura ante un Estado que ellos consideraron [ya no], y nosotros seguimos considerando, que estaba podrido”. Se barajó hasta “una posibilidad de acuerdo para llegar incluso a confluir no como un partido supeditado a ellos, sino de tú a tú, de persona a persona”. Eso sí, matiza que esta confluencia nunca se planteó en términos oficialistas sino en conversaciones de pasillo.

Los republicanos catalanes alabaron a los morados: “Vosotros, valientemente, habíais defendiendo el derecho de autodeterminación”. Sin embargo, Podemos se quedó en el camino: “La evolución de Esquerra ha sido rupturista hasta las últimas consecuencias”, mientras “estamos viendo cómo el proyecto inicial de Podemos se ha desintegrado como un azucarillo, entrando componentes que solo son explicables desde una óptica personalista”.

El propio Rufián aseveró en una entrevista en ElPlural.com que "Podemos se ha domesticado". Ante la pregunta de si este descafeinamiento es fruto del desgaste por el desafío soberanista, el diputado respondió:

"Yo siempre hago una distinción muy bestia entre la cúpula y la militancia de Podemos Yo este sábado estuve en una mani aquí en Madrid extraordinaria. Había para según quién poca gente, pero me parecía que tenías que tener mucho valor para estar en el centro de Madrid frente a la Audiencia Nacional, siendo de Madrid, defendiendo los derechos civiles de todos porque no hace falta ser indepe para estar allí. Y es que no había nadie de los líderes de Podemos. Estaban aquí dándonos lecciones todavía. En cambio sí que había simpatizantes de Podemos.

La cúpula, yo lo que he visto, y lo digo conocimiento de causa, es gente que llegó con muchas ganas. Y poco a poco, se han domesticado. Y yo lo percibo porque yo lucho contra eso porque esto está montado [el Congreso] para que te portes bien de forma constante. Porque si te portas bien el periodista de turno te trata bien, el ministro de turno te trata bien... Todo el  mundo te trata mejor. Cuando le dices gánster a un gánster ya sabes lo que va a venir. O si te llaman golpista y tu le dices fascista, ya sabes lo que va a venir, pero es que lo tienes que hacer, bajo mi punto de vista".

Rufián vs. Unidas Podemos

La hostilidad entre ambos ha cristalizado en encontronazos directos, como el que mantuvo Gabriel Rufián con Juanma del Olmo, secretario de Comunicación de Podemos.

Rufián aseguró que “no voy a decir quién, pero Podemos nos propuso durante un tiempo la cabeza de Borrell a cambio de nuestro apoyo a los Presupuestos”. Este extremo fue negado por Del Olmo, quien le ha acusó de “llamar la atención” con “ciencia ficción”.

Por su parte, el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, dijo que "no le consta" dicha oferta, pero "si lo dice Rufián me lo creo".

“Dijeron que ellos presionarían para que Sánchez hiciera ese gesto. Les dijimos que ojalá el problema fuera Borrell. Yo no pido la cabeza de ningún ministro ni de ningún representante electo en el Congreso. Ahora bien, que Borrell no esté ocupando un ministerio del Estado siempre es una buena noticia porque es un mentiroso”, insistió Rufián en la mencionada entrevista.

Otro enfrentamiento se produjo entre Rufián y Antón Gómez-Reino, hoy secretario general de Podemos Galicia. Ocurrió en la comisión de investigación sobre el accidente del Alvia. El diputado de ERC le echó en cara que ninguno protestó ante la negativa de la comisión a autorizar la entrada a la eurodiputada del BNG Ana Miranda.