Ferrán Bel, Alcalde de Tortosa y senador de CiU, al cual ni siquiera el PP tortosino ha bendecido, ha logrado abrirle la puerta de nuevo al dictador asesino. "¿Respeto a la diversidad?" He aquí una frasecita tan estólida como peligrosa.
Bel puso en el mismo ámbito a los militares golpistas, capitaneados por el Caudillo de España y además por la gracia de Dios; a los soldados y hasta a los generales que se negaron a romper con la Segunda República, que acabaron siendo fusilados. Así fue la España de la dictadura sangrienta durante más de cuarenta años. Una realidad que fue posible para Franco gracias a Hitler, Mussolini y Salazar. Pero también gracias a la Iglesia católica, entregada literalmente a los fascistas y falangistas, y; sobre todo, a los más poderosos en su mayoría.
España ha pasado a ser un país que ha perdido el timón y también al timonero
No es una simple anécdota lo sucedido hace unos días en Tortosa. Lo cierto es que muchos ciudadanos de la citada ciudad, donde acaba el Ebro, votaron en favor de mantener el monumento regalado por el dictador a los tortosinos.
Pero este asunto es grave porque viene a confirmar que España, como se observa fácilmente, ha pasado a ser un país que ha perdido últimamente, como otros muchos, el timón y, desde luego, también al timonero. Véase, pues, lo que está ocurriendo en Francia, en Alemania, en Reino Unido -con su brexit a la vista, ojo-, Países bajos, Austria, Bélgica y demás Gobiernos girados, más o menos, hacia la derecha salvaje.
Cuando en Francia ha estallado la presión ciudadana contra el socialismo gobernante y de estar por casa, conviene subrayar que este mal estar creciente puede llevar a la familia Le Pen -padre e hija, enfadados uno con la otra- a la cúpula del poder. Y, mientras tanto, en España sucederá, según todas las encuestas, una victoria más de la derecha popular, cuyo jefe máximo, Mariano Rajoy Brey, ha protegido a todos los corruptos y corruptas durante años y años.
Parece mentira, pero es verdad. Rajoy apenas ha limpiado a los corruptos de su partido, que son un montón. Su protección a Rita Barberá habla por sí solo. Quienes ahora voten a Rajoy han de saber que él pasará a la historia como “El gran presidente de la corrupción”.