Ferraz y Génova, en estado de shock. Por motivos totalmente opuestos. Unos están a la expectativa de la decisión que haya tomado el presidente del Gobierno, mientras que en el Partido Popular las calculadoras echan humo ante el temor a que la “maniobra táctica” de Pedro Sánchez pueda limar sus aspiraciones electorales de cara a las europeas. En el cuartel general de los conservadores la inquietud y el miedo se apodera de un ambiente ya de por sí tensionado por el clima político. La cúpula movilizó a sus fuerzas vivas el miércoles, tocando a rebato para lo que pudiera pasar este lunes. Si el jefe del Ejecutivo renuncia, Alberto Núñez Feijóo no daría la investidura por perdida bajo ningún concepto.

Desde que Sánchez publicara su carta a la ciudadanía, en Génova se trabaja a contrarreloj para sobreponerse a lo que ellos entienden como su enésima maniobra para controlar una situación que asumen ingobernable. La cúpula popular dio orden a sus filas de ponerse manos a la obrar y “prepararse” ante cualquiera de los escenarios posibles. Planes de contingencia a mansalva, entre los que figura una eventual investidura de Feijóo, que airea desde el jueves que “España necesita otro presidente”.

Miedo en Génova

No obstante, esa mirada se sitúa más en el largo plazo, pero en Génova saben que no pueden dejar huérfano el horizonte más próximo y eso pasa por mantener la expectativa de unas elecciones europeas que serán la guinda de la súper primavera electoral. El 9J es clave para los populares. El PP lo fiaba todo a estos comicios, sabedores de que la batalla estaba perdida -más allá de la guerra de guerrillas con Vox por cautivar al electorado de derechas- tanto en Euskadi como en Cataluña. Las encuestas, de hecho, le auguraban un buen resultado a los de Alberto Núñez Feijóo, que utilizarían a la postre como arma arrojadiza contra el Gobierno y el Partido Socialista.

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Este escenario de optimismo se diluye, en cambio, entre los párrafos de la carta a la ciudadanía del miércoles. Sánchez neutralizó la “campaña de acoso” de la ultraderecha y la derecha contra su mujer, Begoña Gómez, tras la denuncia presentada por el pseudosindicato Manos Limpias y que fue admitida a trámite por el juzgado de instrucción número 41 de Madrid. El jefe del Ejecutivo se dio cinco días para “reflexionar” si “merece la pena” convivir diariamente con los ataques mediáticos y políticos contra las personas de su entorno.

La carta pilló a contrapié a todos. Ni Ferraz ni Moncloa y ni por supuesto Génova vieron venir un movimiento que los más desconfiados tachan de “tacticismo”. Así lo airean constantemente desde el Partido Popular, pues creen que este “golpe de efecto” movilizará al electorado socialista en Cataluña y capitalizará nuevos electores, aunque solo sea por empatía. Un escenario que al PP le perjudica sobremanera, pues fiaba su crecimiento en Cataluña a la fuga de votantes constitucionalistas hastiados de cesiones al independentismo. Pese a ello, lo cierto es que la dirección nacional pone el foco el 9 de junio, fecha en la que se baten el cobre por el trono europeo.

Preparados para todo

Según publica El Confidencial, altos cargos del Partido Popular no ocultan su miedo a que la maniobra de Sánchez cambie la tendencia de la demoscopia y alertan de un “elevado riesgo” de frenazo para las europeas. Asumen que los cálculos que manejaban en la planta siete de Génova podrían cambiar porque la situación ahora es de lo más imprevisible. Todos entienden la carta como una vuelta de tuerca más al manual sanchista para sobreponerse a la debilidad parlamentaria que le atribuyen y las bajas expectativas electorales en Europa. Precisamente la baza de la UE era la carta más poderosa del PP en su mano, considerando que estos comicios servirían no sólo para imponerse al PSOE, sino para asestarle un rotundo rejonazo a una fuerza que asumían en decadencia.

Sin embargo, todo lo sucedido del miércoles a esta parte podría cambiar. Creen que la jugada de Sánchez, cualesquiera que sea el resultado de su decisión, servirá para reafirmar a su votante. La tesis que maneja Génova es que el jefe del Ejecutivo no renunciará y aguantará en Moncloa, pero no detectan cambios significativos en caso de que abandone y ceda el trono a María Jesús Montero mientras se renueva el liderazgo también en el PSOE.

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El PP planteaba el próximo 9J como una cita plebiscitaria tras unos meses marcados por la tramitación de la ley de amnistía y otras “cesiones” de Moncloa al soberanismo catalán. Feijóo, como otrora Casado, se llevó la batalla a Europa para denunciar lo que en clave popular siempre han catalogado como vulneraciones del Estado de Derecho y ataques a la separación de poderes. Sin mucho éxito, todo hay que decirlo, por lo que el resultado de las elecciones europeas no sólo condicionaba la fortaleza -o debilidad- del liderazgo del gallego, sino también si manual de oposición goza de un respaldo mayor en España.

Por de pronto, Génova mueve ficha en diversos territorios para confeccionar una campaña en clave nacional, aunque asumen que tendrán que echar el resto ante la sucesión de los últimos acontecimientos. El PP, por tanto, insta a la movilización y a la concentración del voto en sus siglas, así como en un espectro ideológico donde compiten con Vox y los resquicios de Ciudadanos.

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