Nuevo revés judicial para la ultraderecha. El Tribunal Constitucional (TC) ha rechazado el recurso presentado por Vox contra la Ley de Educación o 'ley Celaá', tal y como recoge una nueva ponencia que entiende que la norma respeta el derecho a usar el castellano y la cooficialidad de las lenguas autonómicas, señalando que en el sistema educativo debe haber "un patrón de equilibrio o igualdad entre lenguas".
Para ser más precisos, según ha informado la corte de garantías, el Pleno ha respaldado la ponencia de Ricardo Enríquez, aunque tanto este magistrado como sus otros tres compañeros de la minoría conservadora (Enrique Arnaldo, César Tolosa y Concepción Espejel) han anunciado voto particular al considerar que hay determinados preceptos de la norma que deberían haberse declarado inconstitucionales.
Así, Enríquez propuso en un primer borrador respaldar la 'ley Celáa', excepto los artículos que recogen que "los centros sostenidos parcial o totalmente con fondos públicos desarrollarán el principio de coeducación en todas las etapas educativas" y "no separarán al alumnado por su género"; y que las administraciones dispondrán las medidas necesarias "para evitar la segregación del alumnado" con necesidad específica de apoyo educativo.
No obstante, el primer borrador de Enríquez no salió adelante puesto que la mayoría progresista del Constitucional -de 6 a 4 en este caso, porque el exministro de Justicia Juan Carlos Campo se ha abstenido de esta deliberación- buscaba un aval sin fisuras. Entonces, el magistrado conservador aceptó redactar un segundo borrador que recogiera el sentir mayoritario, el que ha sido aceptado este martes.
Partiendo de la amplia libertad de configuración del legislador en el desarrollo de los derechos a la educación y a la libertad de enseñanza, el Constitucional ha desestimado los reproches del partido de Santiago Abascal contra la regulación de la escolarización del alumnado con necesidades educativas especiales conforme al principio de inclusión.
Segregación por géneros
Por otra parte, en cuanto a la polémica por la prohibición de que los colegios privados reciban fondos públicos si segregan a los alumnos por sexo, la sentencia afirma que de la Carta Magna se deriva “un modelo educativo pluralista” pero que eso no significa que “todos los modelos educativos hayan de recibir ayudas” ni “un derecho subjetivo a la prestación pública”.
“La diferencia de trato entre los centros educativos que separen al alumnado por razón de su género, a efectos de poder ser financiados total o parcialmente por fondos públicos, responde a una concepción ideológica del sistema educativo que, no solo no puede ser tachada de arbitraria, sino que, además, está inspirada en valores constitucionales”, explican desde el TC.
Respecto a la educación especial, los magistrados destacan que la norma ordena atender a "la voluntad de las familias que muestren su preferencia por el régimen más inclusivo no excluye (…) para caso de discrepancias (…) la audiencia de las familias que muestren su preferencia por la educación especial, ni atribuye mayor valor a la opinión de determinadas familias sobre otras".
El tribunal ve igualmente conforme con la Constitución la ausencia de mención a la religión como asignatura en el currículo educativo, así como la remisión que hace la 'ley Celáa' a lo establecido en el Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre la Santa Sede y el Estado español de 1979.
No hay obligación de establecer cuotas
En cuanto al derecho a recibir educación en castellano, la sentencia explica que la nueva regulación es conforme con el artículo 3 de la Constitución, que garantiza el derecho a usar el castellano y la cooficialidad de las lenguas autonómicas, así como con la responsabilidad del Estado de velar por el respeto a los derechos lingüísticos de los alumnos.
De esta manera, el TC considera que de la Carta Magna no se deriva la necesaria fijación por el Estado de una proporción de uso del castellano en el sistema educativo sino, conforme a la doctrina anterior del tribunal, "un patrón de equilibrio o igualdad entre lenguas" y un derecho efectivo a usarlas, que no niega la ley recurrida.
Sobre la denuncia de Vox de que la norma incorpora la "ideología de género" como "ideología estatal en la que forzosamente pretende adoctrinar a los alumnos", el TC recuerda que conforme el artículo 27.2 de la Constitución la educación "no es mera transmisión de conocimientos, es también formación humana".
A este respecto, añade que, según la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), "el respeto a las creencias religiosas o morales" no impide cualquier transmisión de valores, sino que esta se efectúe "de manera objetiva, crítica y pluralista", sin que haya nada en la Ley Orgánica 3/2020 que haga pensar que la "educación para la salud, incluida la afectivo-sexual", se pueda proporcionar en un sentido diferente.
Por último, aclara que la "perspectiva de género" a la que se refieren los de Santiago Abascal se menciona en la 'ley Celáa' como principio pedagógico dirigido a las administraciones y centros educativos, "no a los alumnos a quienes el legislador no impone, por tanto, ninguna perspectiva o adhesión ideológica".
También ha rechazado la impugnación de Vox a la modificación de la programación de centros que hace solamente referencia a las plazas "públicas" y suprime el criterio de la "demanda social" contenido en la redacción anterior.