A principios de la semana pasada, Génova entraba en ebullición después de que trascendiera que el Partido Popular no sólo no se opuso, sino que votó a favor de una modificación de la Ley Orgánica 7/2014. O lo que es lo mismo, la conocida como ley de antecedentes que transpondrá una normativa comunitaria en el ordenamiento jurídico español y que conmuta a más de 40 etarras la pena cumplida en cárceles francesas. Un globo que le estalló en la cara a un Feijóo centrado en su renovada carpeta social y desató una crisis sin igual desde la llegada del gallego a la cúspide popular que se consumará este mismo lunes, cuando el Senado la ratifique.

El relato que articularon los fontaneros del PP fue el de un “error injustificable” durante la tramitación de la modificación, aunque con el paso de los días, diversos medios de comunicación fueron desbaratando esta posición y aireando que los miembros populares en la Comisión de Justicia sabían perfectamente lo que votaron. Desde entonces, Génova accionó la palanca para torpedear la reforma de la Ley Orgánica 7/2014, pero, al no haber presentado enmienda o veto alguno ni en el Congreso ni en el Senado, sólo pudieron frenar lo inevitable. “Engordar para morir”, resumen fuentes parlamentarias consultadas por ElPlural.com, que subrayan al mismo tiempo que perdieron su oportunidad para torpedearla.

Así, ante la imposibilidad de paralizar la tramitación de la reforma y aprovechando la presencia de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados ese mismo miércoles, la mejor opción que salió del “departamento de efectos especiales” de Génova fue una performance que inició Feijóo con su llegada a la Carrera de San Jerónimo, continuó la llegada de la senadora del PP y hermana de Miguel Ángel Blanco -víctima de ETA- Marimar Blanco; y remató el portavoz del grupo parlamentario, Miguel Tellado, en la sesión de control con la exhibición de una fotografía con líderes socialistas asesinados por la banda terrorista. Entre risas, eso sí, junto a su compañera de escaño.

El objetivo pasaba por reconstruir los puentes con un electorado “decepcionado” al allanar la salida de la cárcel a casi medio centenar de presos de la banda terrorista. Sin embargo, no fue sino el culmen de una semana para el olvido en Génova 13, con un aluvión de fuentes vociferando en privado contra lo que consideraban una huida hacia adelante. Ahora, ese show llega a su fin y lo hará en la Cámara donde el Partido Popular cuenta con una abrumadora mayoría absoluta, pero sin posibilidad de movimiento.

El Senado ratifica la reforma

El Pleno de este lunes da por liquidada una crisis que Feijóo quiere cerrar ya, mientras posa su vista en el desglose de su carpeta social, interrumpido por el presunto desliz de la tramitación parlamentaria, y en accionar el ventilador hacia el Gobierno con el caso Koldo, que vuelve a adquirir actualidad. Pese a tener mayoría absoluta en la Cámara de representación autonómica, el Partido Popular se dio de bruces contra la realidad el pasado martes, al tocar todos los palos posibles para enmendar el error inicial y devolver la normativa al Congreso de los Diputados. La mayoría tan sólo pudo retrasar lo inevitable para ganar tiempo y que el temporal amainara. De ahí que este lunes, la norma obtenga el visto bueno definitivo y sea publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), habida cuenta de que el pleno del lunes no tiene efectos prácticos, pero sí será el último acto del show que inició el PP el miércoles en la Cámara Baja.

De hecho, será la propia Marimar Blanco la encargada de defender el rechazo -inocuo a nivel parlamentario- del Partido Popular, dando carpetazo a su incursión en esta obra que se inició con una ovación de su grupo parlamentario en el Congreso hacia ella mientras Pedro Sánchez desgranaba su política migratoria desde la tribuna de oradores. En el PP optaron por hacer oídos sordos a las críticas internas y aguantar el chaparrón, depositando toda su confianza en la hermana del concejal conservador de Ermua asesinado a manos de los terroristas etarras.

Así, mientras el PP intenta esta última tentativa de escapismo señalando al Gobierno como responsable, el PSOE se limitará a dar el voto favorable a la reforma del articulado en cuestión porque, a su juicio, no ha cambiado absolutamente nada con respecto a la normativa que salió empaquetada del Congreso el pasado 18 de septiembre. Eso sí, voto a favor pero no sin dar batalla durante un debate parlamentario que se prevé de alto voltaje.

Vox insiste en las enmiendas

Por su parte, Vox, que ha pasado de puntillas por esta cuestión ante la hiperactividad de los líderes del PP, insiste en reabrir el proceso de enmiendas al proyecto de ley. Sin embargo, se topan una y otra vez contra un muro, debido a que el plazo concluyó el pasado 30 de septiembre en el Senado. Aun así, presentaron un escrito ante la Mesa de la Cámara para introducir como primer punto del orden del día una votación por los senadores “para la solicitud de la ampliación del plazo extraordinario para la presentación de enmiendas y veto de la citada ley”.

Así, los ultras pivotan sobre el artículo 135.6 del Reglamento de la Cámara, el cual expone que “la Mesa podrá acordar modificaciones en los plazos cuando así lo aconsejen las circunstancias de cada proyecto”. Sin embargo, según acota el diario El País, desde el órgano de gobierno del Senado descartan esta vía taxativamente. “No se puede hacer”, resumen, abocando al Pleno a un debate puramente estético y que el PP usará para apuntalar su redención.