Dos días después de que los socios del Gobierno anunciaran un acuerdo -por fin- de la Ley de Vivienda, Pedro Sánchez acude a Valencia para poner la guinda a un cónclave municipal que ha servido como toque de corneta de cara al 28 de mayo y movilizar a las masas socialistas en clave loca. “Todo pasa por lo municipal”. Este es el mantra que llevan días repitiendo en Ferraz y así lo han plasmado en el programa marco que hoy ratifica el PSOE y que, entre otros asuntos, cuenta con la vivienda como uno de los ejes vertebradores del documento. No obstante, el jefe del Ejecutivo ha aprovechado esta intervención para soltar la bomba de la jornada: "El próximo martes, el Consejo de Ministros anunciará 50.000 viviendas en alquiler de la Sareb a precio asequible para la ciudadanía". 

De esta guisa, Sánchez cierra pone la guinda a un acto que arrancó este pasado sábado con las arengas de María Jesús Montero y de José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos armaron sus discursos sobre los cimientos históricos de un PSOE que, desde su creación, ha apostado por el “bien común” frente a los intereses partidistas. Punto de fricción con una derecha “desleal” siempre en la oposición, como ha ocurrido durante esta legislatura. Primero con Casado y después con Feijóo. Diferentes líderes, pero siempre con el ‘no a todo’ como respuesta a la mano tendida. Al menos así lo denuncian constantemente los socialistas y así está ocurriendo con la Ley de Vivienda, que ni tan siquiera ha visto aún la luz.

Ya desde Bilbao, este pasado sábado, Sánchez advirtió de la estrategia a seguir de Génova. Los populares regalaron ya un rosario de profecías y malos augurios con respecto a esta nueva Ley. “Ni siquiera se la han leído”, afeaba el jefe del Ejecutivo desde el homenaje a Rodolfo Ares en tierras vascas. Sobre esta misma idea ha percutido desde Valencia, poniendo el colofón a una convención municipal que reivindica esta área más cercana de una política con “nombres y apellidos”.

Sánchez exprime el jugo de la vivienda

Pero el presidente del Gobierno llegaba a Valencia con ánimo de zarandear aún más a una derecha “desleal” y contraria a la Ley de Vivienda. Por ello, durante su intervención en el cónclave municipal socialista, ha anunciado que el Consejo de Ministros movilizará 50.000 viviendas de la Sareb para el alquiler a “precio asequible” para los “jóvenes y las familias”. Un nuevo resorte que sostiene el escudo social desplegado durante estos más de tres años de una legislatura que ya agoniza.

El Ejecutivo quiere ir más allá y poner a disposición de los jóvenes este lote de inmuebles, que rima en consonante con el acuerdo rubricado entre los socios de Gobierno para aprobar la Ley de Vivienda. En este sentido, desde el gabinete presidencial apuntalan que unas 21.000 viviendas se pondrán a disposición de municipios y comunidades autónomas, impulsarán el alquiler social de otras 14.000 ya habitadas y, por último, promoverán la construcción de hasta 15.000 viviendas públicas en suelos disponibles de la Sareb.

El objetivo de Sánchez es que una de cada cinco viviendas del parque público sea protegida, aunque actualmente esa cifra se fija en un 3%. La futura ley aumenta los porcentajes de reserva de suelo para vivienda protegida del 30 al 40% en suelo urbanizable o de nueva urbanización y del 10 al 20% en suelo urbano no consolidado. Para aumentar estos porcentajes, los socialistas se han comprometido a priorizar la oferta pública de vivienda frente a la del mercado “para amortiguar de mejor manera la evolución del precio de la vivienda en nuestro país”.

Bandera de la gestión

“No han sido cuatro años fáciles”, ha reiterado el jefe del Ejecutivo, aludiendo a la cadena de crisis que ha tenido que afrontar el Gobierno de coalición en esta legislatura. De hecho, el propio expresidente Zapatero se refirió a este periodo como uno de los más complejos de la historia democrática de España, al concatenar una pandemia, con la erupción de un devastador volcán y la guerra de Vladimir Putin en Ucrania, poniendo en constante estado de alerta a la Unión Europea.

Sánchez ha reivindicado la acción política de la coalición frente a las recetas de los “telepredicadores” y “profetas” de la derecha. Augurios que suelen caer en saco roto. Así lo ha hecho saber el presidente del Gobierno, recordando la retahíla de medidas sociales que ha aprobado la coalición -SMI, IMV, pensiones o la reforma laboral- y que han contado todas ellas con la preceptiva visión distópica de la oposición.

En cualquier caso, ha reivindicado el ansiado articulado de vivienda como un “gran hito”, pero no del PSOE, sino lo arroga a la gente. A juicio de Sánchez, por fin, se ha convertido en un “derecho real” lo que hasta ahora simplemente era un “derecho constitucional”.