El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha calificado de "extraordinariamente graves" las palabras del líder ultraderechista de Vox, Santiago Abascal, que ha afirmado desde Argentina que habrá un momento en el que el pueblo querrá "colgar de los pies" al propio Sánchez.

En la presentación de su libro 'Tierra Firme’ (editorial Planeta), Sánchez ha recordado que Abascal iba a ser vicepresidente del Gobierno, en un Gobierno presidido por el PP. De ahí la gravedad de las palabras pronunciadas por el líder de Vox.

De hecho, Sánchez ha puesto el foco en el partido de Alberto Núñez Feijóo al señalar que son los responsables de hacer "importante" a Vox, al abrirles las puertas de las instituciones.

“Hoy Vox es importante porque el PP le ha abierto las puertas de los Gobiernos autonómicos y que iba a abrir la de España", ha dicho Sánchez.

“Un partido de odio”

Además, ha calificado a Vox como un "partido de odio" ya que  considera que sus palabras no son un lapsus sino que pretenden que la política esté monopolizada por este "discurso del odio" y que los ciudadanos estén "enfrentados".

"Aquí no se está rompiendo nada, no se está hundiendo nada, no hay esa polarización ni ese odio que trata de inocular en el debate público Abascal”, ha lamentado el presidente del Gobierno en el coloquio realizado con el presentador Jorge Javier Vázquez y la periodista, Ángeles Caballero.

En este sentido, Sánchez ha dibujado un panorama político en que "hay insultadores e insultados, asediadores y asediados, gente que inocula el odio como lo está haciendo Abascal y otras personas que tratamos de confrontar ese tipo de ideologías que no obedecen al sentir mayoritario de la sociedad española”.

"Tratan de deshumanizar a la persona, dibujándome como una persona aferrada al poder y sin escrúpulos”, ha subrayado el presidente del Gobierno ante la intención de Ia "derecha política y mediática" de dibujar "un país que no es real”.

Condena de PSOE y Sumar a las palabras de Abascal 

Al margen del presidente del Gobierno, las recientes declaraciones del presidente de Vox, Santiago Abascal, han desatado fuertes reacciones políticas, instando a acciones concretas por parte de diferentes actores políticos en España.

Desde el PSOE y Sumar, se han dirigido a Alberto Núñez Feijóo, instándolo a tomar medidas con respecto a sus socios de Gobierno en virtud de las palabras consideradas "gravísimas" pronunciadas por Abascal.

Así, Ernest Urtasun, portavoz de Sumar, durante una rueda de prensa, ha expresado su preocupación y solicitado al Partido Popular que "rompa todos y cada uno de los acuerdos" de gobierno con Vox. Urtasun ha calificado las palabras de Abascal como "lamentables, desafortunadas y peligrosísimas". Además, ha dicho que aquellos que fomentan la violencia no deberían seguir gobernando, y ha subrayado que rechazar las declaraciones no es suficiente, sino que es necesario romper todos los acuerdos de gobierno entre ambas formaciones.

Por su parte, la vicepresidenta cuarta del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, ha calificado las declaraciones de Abascal como "indignas" y una "grave incitación al odio". De hecho, ha exigido una condena inmediata y ha cuestionado la postura del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, respecto a los comentarios de su socio de gobierno.

Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, ha asegurado que Abascal ha cruzado todos los límites y se ha convertido en un "retrato de un totalitario". Paralelamente, Óscar López, director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, ha criticado el nivel de odio e insulto expresado por Abascal.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, también se ha sumado a las críticas, instando también a Feijóo a considerar la posibilidad de romper con Vox. En su opinión, las palabras de Abascal son de una "gravedad máxima", caracterizándolas como un "discurso de odio típico" que merece una condena expresiva.

Por último, el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, ha calificado las afirmaciones de Abascal como "absolutamente inaceptables". A su entender, se tratan de manifestaciones de "odio político" que no se habían visto en España desde 1978, subrayando la necesidad de rechazar categóricamente tales discursos.