A veces las cosas en política no son lo que parecen. Una muestra está en los resultados de este pasado 28 M, que si bien han hecho ganar mucho poder territorial al PP, en realidad la diferencia de votos con la izquierda, y más en concreto con el PSOE, no es tan grande como el color del mapa azul de poder que la derecha pinta. En algunas comunidades y grandes ayuntamientos fueron unos escasos votos los que van a dar al PP con Vox, alcaldías y presidencias de Gobierno autónomos. Es más, la debacle de Podemos, que en muchas zonas se quedó a escasos votos de los porcentajes mínimos para alcanzar representación, lo explicaría todo.

Un caso paradigmático por ser la tierra del presidente del Partido Popular y candidato al sillón de La Moncloa, Alberto Núñez Feijóo, es precisamente Galicia. Aunque los resultados indican que se han ganado o mantenido para la izquierda los grandes ayuntamientos, hay un dato más que, posiblemente, hará temer así como ruborizar al líder de la derecha.

En un ejercicio de juego periodístico ayudado por las matemáticas, el periodista gallego David Lombao, demuestra como el escenario de victoria del PP que se dibuja no sería exactamente cierto.

No hubo ola de la derecha en Galicia

Según este analista, periodista de la SER en Lugo, unas futuras elecciones gallegas o las inminentes generales reflejan, con los resultados del 28M, que la gran ola de la derecha no llegó a Galicia aunque el PP ocupara la primera posición en cuanto a número de votos. No solo es así sino que el mayor peso en conjunto de votos recibidos PSOE gallego (PSdeG y BNG), inclinaría en beneficio de la izquierda tanto al Parlamento autonómico como al número total de diputados en las circunscripciones de Galicia en el Congreso.

Ganaría la izquierda en el Parlamento gallego

Y es que en las cuatro provincias, si se aplicase el método D'Hondt al reparto de escaños en el Parlamento de Galicia, el resultado se traduciría en una mayoría de izquierda que conllevaría que la derecha dejase de gobernar en la región a favor de un Ejecutivo autónomo dominado por el PSOE y el BNG.

La conclusión a la que llega el experimentado periodista es que “si el electorado votara en unas elecciones gallegas exactamente como lo ha hecho en estas elecciones municipales, el Partido Popular se quedaría con 35 escaños, tres por debajo de la cifra absoluta y siete menos que los que consiguió en las elecciones gallegas de 2020. El PSdeG, en cambio, experimentaría un gran avance y encabezaría la alternativa con 26 escaños -tiene 14- que, junto a los 13 que arrojaría el BNG (tiene 19), podría sustentar un Gobierno basado en 39 escaños. Completaría la legislatura un escaño de Democracia Ourensa, formación que hace cuatro años incluyó en el pacto con el PP con el que obtuvo la alcaldía de Ourensa el compromiso de no presentarse a las elecciones gallegas”.

Solo dominaría la derecha en Ourense

Lombao detalla el estudio manteniendo que con ese reparto, la derecha sólo tendría la mayoría de escaños en la circunscripción de Ourense: 7 del PP y 1 del DO frente a 4 del PSdeG y 2 del BNG. En A Coruña, que decide un tercio del Parlamento (25 escaños), los populares liderarían con 12 pero socialistas y nacionalistas sumarían 13, con 8 y 5, respectivamente. En Lugo empatarían derecha e izquierda (7 del PP por 5 socialistas y 2 nacionalistas) y en Pontevedra el primado de la izquierda sería claro: 9 escaños del PSdeG y 4 del BNG frente a 9 del PP.

PSdeG y BNG tendrían mayoría en los escaños del Congreso pese al avance del PP

También en las generales las dos fuerzas de la izquierda ganarían a la derecha, eso sí, de manera algo más ajustada que en las pasadas elecciones. Por circunscripciones, la suma de PSOE y BNG superaría al PP en Pontevedra (3 escaños socialistas y 1 nacionalista frente a 3 PP) y empataría en A Coruña (4 PP, 3 PSdeG y 1 BNG). La situación sería también de empate entre los bloques de Lugo y Ourense; en ambos casos, el PP conseguiría 2 dos escaños en juego, mientras que PSdeG y BNG conseguirían cada uno de los diputados.

Para finalizar, advierte de que el comportamiento electoral puede cambiar en convocatorias de distintos ámbitos pero destaca que entre los cambios, está una posible alternativa unida “fuera de espectro que en el 28M representó las mareas y candidaturas descabelladas de Unidos Podemos”.