El pasado 20 de noviembre de 2025 la sociedad española conmemoró el 50 aniversario del mayor servicio que el dictador Francisco Franco legó a la patria: su muerte en la “cama”. Este invierno cumplimos medio siglo en libertad desde la caída del régimen, y desde que la ciudadanía se sobrepuso a las reticencias de la dictadura y a los últimos coletazos de la represión franquista en aras de una democratización del país. En la actualidad, disfrutamos de unos derechos y libertades fundamentales propios de una democracia occidental, imperfecta pero consolidada.

Un motivo de peso para el júbilo y el orgullo de todo un pueblo. Por ello se celebraron actos oficiales que recordaron la instauración de la monarquía parlamentaria en el Palacio Real y en el Congreso de los Diputados. Por otro lado, varios centenares de neonazis, falangistas, admiradores del preconstitucionalismo y añoradores del caudillo se dieron cita en la sede del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid, en una manifestación organizada por la Falange y Núcleo Nacional. Durante la concentración, los participantes realizaron el saludo fascista, portaron banderas preconstitucionales, profirieron proclamas franquistas y arremetieron contra el PSOE y el Gobierno, y muy especialmente contra el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Gritos como “Pedro Sánchez, hijo de puta”, “Sánchez, tiro en la nuca” y cánticos del Cara al Sol protagonizaron un episodio más de odio y violencia contra el PSOE y ante su sede.  

El grupo parlamentario del PSOE en la Cámara Alta ha registrado un texto de condena sobre las amenazas y los insultos contra Sánchez, así como los ataques sufridos por diferentes partidos políticos, incluyendo el ataque a sus sedes, el acoso físico y virtual y las agresiones físicas a sus cargos. Los socialistas pretenden colocar entre la espada y la pared al Partido Popular y a Vox, buscando radiografiar la connivencia cuando no el consentimiento de las fuerzas conservadoras que consideran que salen beneficiadas de este escrache.

Esta manifestación al más puro estilo fascista recordó a algunos de los episodios más oscuros de la historia reciente de nuestro país. Una asonada que la Delegación del Gobierno en Madrid no autorizó y respecto de la cual ha incoado un proceso sancionador y estudia la posible existencia de responsabilidades penales al proferirse mensajes de extrema gravedad, abiertamente antidemocráticos y racistas que, además, incluían amenazas de muerte. Unos hechos que, sin perjuicio de su gravedad, no constituyen hechos aislados, sino que conforma parte de una estrategia dirigida a “deshumanizar” al presidente del Gobierno y, por extensión, a todos los simpatizantes del espectro progresista. Y que se suman a los ataques sufridos por las Casas del Pueblo y por los simpatizantes del PSOE. 

El texto presentado a la mesa del Senado, al que ha tenido acceso ElPlural.com, señala que dichos ataques forman parte de una campaña orquestada con el fin de atacar las bases de la convivencia democrática y conmina a las formaciones políticas a no usar mensajes que promuevan el odio hacia los adversarios políticos e invita a trabajar a todas las fuerzas políticas para expulsar del debate político el insulto y el odio en aras de reforzar nuestra convivencia y los valores democráticos. Veremos si los portavoces del grupo popular, de izquierdas por la independencia (ERC, EHB), del grupo plural (Junts, Coalición Canaria, Agrupación Herreña Independiente, BNG), de EAJ-PNV, y del grupo de izquierda confederal (Más Madrid, Eivisaa I Formentera, Compromís, Agrupación Socialistas Gomera y Geroa Bai), acaban firmando y secundando dicho documento, o se abstienen para alinearse con la ultraderecha y el sector más reaccionario de los franquistas. 

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