En un contexto de creciente debate interno dentro del PSOE, Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y conocida voz crítica dentro del partido, ha expresado su desacuerdo con la dirección política actual y la amnistía acordada con partidos separatistas. En una reciente entrevista, García-Page ha manifestado durante una entrevista con ‘Salvados’ (laSexta) que, de ser diputado nacional, habría preferido renunciar a su escaño antes que apoyar la investidura de Pedro Sánchez, cuyo gobierno de coalición depende en gran medida del apoyo de formaciones independentistas en el Congreso.

García-Page, quien ha mantenido una postura firme en sus críticas a Sánchez, ha justificado su opinión como una cuestión de principios democráticos, argumentando que, aunque un diputado puede discrepar dentro del grupo parlamentario, debe prevalecer la decisión mayoritaria. Estas declaraciones se han producido tras una reunión secreta en Ginebra entre el PSOE y Junts, donde se acordó la figura de un mediador experto en conflictos, Francisco Galindo, para abordar la cuestión catalana.

El líder castellanomanchego ha predicho una legislatura corta y anticipa un fortalecimiento tanto del independentismo como de Vox, como consecuencia de las concesiones del Gobierno al separatismo, que contradicen las promesas electorales del PSOE. De esta manera, García-Page se ha mantenido leal a lo prometido en campaña, cuestionando la integridad de cambiar de postura tras haber solicitado el voto bajo ciertas premisas.

Sobre si considera que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha sido desleal a su programa electoral, ha comentado que no le ha gustado "nada", y no solo por parte del presidente del Gobierno sino "por más gente", que se haya extendido esta teoría de que "da igual lo que digas en campaña" y "que cuando se gobierna puedes cambiar de opinión", pues "es más honesto con la gente reconocer que se necesitan los votos y que donde he dicho digo, digo Diego".

"No es lo mismo si la mayoría absoluta del PSOE hubiera planteado una amnistía a que la amnistía sea consecuencia, con una dosis para mí de baja moral por las peticiones de los independentistas, de chantaje y amenaza; no es lo mismo querer perdonar, a que la amnistía la firmen y aprueben y la firmen los mismos que son amnistiados", ha declarado.

Al hilo de ello, ha revelado que no tuvo "ninguna duda" de los votos que iban a expresar los diputados socialistas en el Congreso. "Conozco muy bien a los compañeros. Un diputado cuando discrepa de una opinión puede hacerlo, pero si en el grupo se decide una posición por mayoría hay que aceptarla", ha subrayado, confesando a continuación que si él hubiese tenido que acudir a esta votación como parlamentario "seguramente hubiera abandonado" su acta.

"Muy escéptico" respecto a la amnistía

Respecto al futuro, García-Page se ha mostrado “escéptico” sobre la capacidad de la amnistía para reconciliar a la sociedad catalana y percibe su posición crítica como solitaria en la esfera pública, aunque no en esencia. Durante el último Comité Federal socialista, donde se discutió la amnistía y los pactos con ERC o Junts, describió un ambiente tenso y hostil, reafirmando su intención de impugnar cualquier referéndum no relacionado con la reforma constitucional. Sin embargo, se ha mostrado confiado en que no se realizará ninguna consulta sobre la independencia, según lo acordado con Junts.

Tampoco ha querido dejar de subrayar que en el pacto con Puigdemont, este firma que acepta un referéndum en toda España, "y el PSOE dice que no está de acuerdo", luego "no hay un compromiso cerrado para dar lugar a ese referéndum". "Todo referéndum que no sea para cambiar o modificar la Constitución, por supuesto yo lo recurriría al Constitucional con carácter previo, al margen de que no se va a dar", ha apostillado.

A la hora de puntuar del 1 al 10 su relación con el presidente del Ejecutivo, el socialista le da un 8 en lo que a política social se refiere, pero admite que "en los temas de unidad nacional y acuerdos territoriales" no pasaría del 2. Su relación con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, es de "cortesía institucional" y la deja en un 5.