Podemos ha puesto punto y final a campaña electoral de cara a los comicios de este domingo 28A inmersos en una burbuja de esperanza y planeando sobre una nube de ilusión alimentadas por el rebufo de la formación tras la gran actuación de Pablo Iglesias en los debates.

Con un acto celebrado en el Auditorio al aire libre del Parque Lineal del Manzanares, en Madrid, ha exhibido músculo arropado por más de 6.000 personas y por sus primeras espadas: Irene Montero, Ione Belarra, Rafael Mayoral, Gloria Elizo y Juanma del Olmo entre otros; así como por los líderes de sus confluencias, Alberto Garzón (Izquierda Unida), Juan López de Uralde (Equo) y Enrique Santiago (Partido Comunista).

Todos y cada uno de los dirigentes que han tomado la palabra ha insistido en un mensaje de doble vertiente: nadie se puede quedar en casa el domingo porque el riesgo de un Gobierno marcado por la extrema derecha es real y el voto a Unidas Podemos vale doble porque por un lado frena a los ultras de Vox y al trifachito y, por otro, presiona al PSOE a articular un Gobierno de izquierdas y no anaranjado.

Sin abandonar el tono reivindicativo, áspero en ocasiones, Iglesias ha asegurado estar orgulloso de la campaña diseñada por Juanma del Olmo porque “hemos derrotado a los que pretendían convertir esta campaña en un espectáculo ridículo y de sobreactuación”, poniendo encima de la mesa las propuestas moradas para el futuro de España.

El candidato morado ha afirmado que “hubo millones de personas que estaban viendo el debate y pensaron ‘¿por qué están haciendo estos el payaso’?”. “Señores, la gente de este país no es imbécil y pudimos hablar de pensiones y servicios públicos. Es un honor que muchos pensara ‘fuisteis los únicos serios haciendo propuestas y no haciendo el payaso”.

Y es que, las actuaciones de Iglesias en sendos debates electoral (RTVE y Atresmedia) ha dado un pequeño impulso a un partido que en las encuestas veía como Vox no solo le pisaba los talones, sino que en algunos sondeos, relegaba a los morados a la quinta posición.

En este sentido, fuentes internas de Podemos reconocen a este periódico que los primeros días de campaña estuvieron marcados no por el miedo, pero sí por una suerte de estupefacción y desconcierto sobre el alcance de la ultraderecha. No obstante, los últimos días han devuelto la ilusión a la formación, que tiene claro que aspira a entrar en el Gobierno.

El constitucionalismo ha marcado la intervención final de Iglesias. ElPlural.com ya avanzó que la presentación del programa electoral en formato Carta Magna era un anticipo de una campaña que estaría marcada por una suerte de constitucionalismo patriótico progresista. El desgaste de la formación fue propiciado por la situación en Cataluña y la tibieza con la que atajaron la problemática, por lo que se vio obligada a renunciar a una de sus esencias, la oposición frontal al régimen del 78, para recuperar fuelle. Eso sí, impregnando todas y cada una de sus propuestas de tinte social. 

En esta campaña Pablo Iglesias ha renunciado a ceder los símbolos nacionales y la Carta Magna. Así, ha criticado que “en esta campaña algunos sacaban pecho diciendo somos constitucionalistas y les hemos abierto la Constitución” para reivindicar los artículos “que protegen a los ciudadanos”. Asimismo, ha espetado que “ningún patriotero de charanga y pandereta, perros de los ricos, nos va a dar lecciones a nosotros de lo que significa ser español. Claro que nos sentimos orgullosos de ser españoles. Y a los que se envuelven en banderas y tienen cuentas en Suiza les vamos a decir lo que son: por muchas banderas en las que se envuelvan son unos antipatriotas”.

La suerte ya está echada y la campaña ha finalizado; pero Podemos encomienda a sus simpatizantes una última tarea a fin y efecto de “dar la sorpresa” el domingo: “Hablad con vuestros amigos, con vuestros compañeros de trabajo, con vuestros familiares. En el bar, en el centro de trabajo. Que no se quede ni uno sin votar, que el voto a Unidas Podemos vale doble”.