El Gobierno corta el cable de EH Bildu. El líder abertzale aseguró este pasado miércoles que su formación es el “mejor antídoto” frente a la ola “reaccionaria” que conforma la coalición PP-Vox, que Arnaldo Otegi ha bautizado como FeiVox. De hecho, incluyó a su partido en el bloque de contención a la derecha y a la ultraderecha, denominado como “bloque de la esperanza”. Sin embargo, en la facción socialista del Ejecutivo no comparten la opinión del dirigente vasco. En Moncloa han sacado de la ecuación a Bildu, argumentando que a la fuerza independentista aún le queda “un largo recorrido” hacia la “legitimidad” en el ámbito de la “democracia”. De esta manera, escenifican una suerte de desmarque de Bildu, pese a admitir que constituyen un “paso adelante” en términos de avance democrático.

EH Bildu vive en la cresta de la ola. La formación abertzale ha crecido sobremanera en los últimos años y pasa por un estado demoscópico que permite a su líder, Arnaldo Otegi, sacar músculo frente a sus adversarios en Euskadi, pero también frente a sus aliados, como el Gobierno de coalición. El dirigente vasco, durante el acto de presentación de los candidatos al Congreso de los Diputados y al Senado en Sestao, ha aludido a la potencia del partido y se han erigido como el “mejor antídoto” frente al Partido Popular y a Vox, bautizando a la coalición de derechas con el sobrenombre de “FeiVox”.

Otegi asegura que la coalición se presenta a estas elecciones con sed de victoria. “A ganar” y con la conciencia de la “coyuntura histórica” de los comicios del 23J. Es decir, saben que el viento no sopla en favor de la “izquierda independentista”, a pesar de que prácticamente el sumatorio de sondeos otorgue el triunfo a los abertzales frente al Partido Nacionalista Vasco (PNV) en las urnas. Bajo esta premisa concurre Bildu a la cita electoral, con una potencia que les permite autoproclamarse como el antídoto a la “amenaza que representa el bloque reaccionario y autoritario” que lidera el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. De hecho, identifica al ticket PP-Vox como el principal peligro no solo para el autogobierno de Euskadi, sino también para las “instituciones nacionales, derechos sociales, lengua, pensiones y educación”.

Otegi sugirió que tienen “muchas posibilidades de ser la fuerza más votada” en el País Vasco, lo cual se traduciría, a juicio del líder de Bildu, como la consolidación de un “cambio de ciclo político que no es bueno para el partido, sino para este país y sus gentes”. Ha subrayado que si por algo se caracterizan es por “parar a la derecha”, lo cual supone un “principio que no se altera ni por circunstancias coyunturales ni por ningún resultado electoral, porque no queremos que la derecha gestione nada; ni nuestro país ni ningún lugar del planeta”. Esta amenaza del “bloque reaccionario”, se constituye el “bloque de la esperanza”, conformado por los partidos de la coalición y los aliados parlamentarios del Gobierno. Un frente en el que el propio Otegi situó a los abertzales.

Portazo de Moncloa

Sin embargo, desde Moncloa se han apresurado por despegarse de EH Bildu, pese a la colaboración de estos años. La ministra de Política Territorial y portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha rechazado las tesis que el miércoles expuso Otegi, sacando a la fuerza soberanista de ese denominado “bloque de la esperanza”. El motivo, a su parecer, es que aún les queda “un largo camino por recorrer” para asumir la “legitimidad en el ámbito de la democracia”, pidiendo “perdón a las víctimas”, amén de otras cuestiones.

En declaraciones a Antena 3, la ministra portavoz ha sacado de la ecuación a EH Bildu, a pesar de admitir que los independentistas vascos representan “un paso en el avance democrático” de España que simboliza el fin de ETA. Sin embargo, Rodríguez estima que es aún pronto para dar por finalizado ese camino hacia la legitimidad total, subrayando que es necesario que la coalición de izquierdas pida perdón a las víctimas del terrorismo.