En el Congreso de los Diputados se libran esta semana mil batallas. La más institucional de todas es la menos pragmática, la menos importante, la menos futurible. Felipe VI decidió escapar de la razón y optar por ceder ante la presión de quienes se niegan a asumir su condición. Sin embargo, y dado que Feijóo no tiene más misión que ser respetado como líder de la oposición, las sesiones del debate de investidura están sirviendo para hacer florecer algunas guerras enquistadas diferencias entre quienes difieren sobre una misma ambición. ERC y Junts juegan a ver quién anuncia la próxima conquista en la negociación, EH Bildu y PNV libran su particular guerra por la representación, todos aprietan por la autodeterminación y Podemos plantea una moción contra aquella que ahora mismo les someten a un coordinado y sanitario cordón.

Esta última competición de egos, evidente pero no oficial hasta el momento, ha pillado a contrapié a una Yolanda Díaz que acudía este martes al Congreso para presenciar el debut de Marta Lois. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo en funciones tiene ante sí un horizonte de voluntades, contrapartidas y cálculos sobre cómo ceder la representatividad de su grupo plural: en las portavocías se dejó fuera a Podemos, en las réplicas a Feijóo también, en las Comisiones está por decidir y en el futuro Gobierno, una vez resuelta la investidura, Irene Montero se alza como líder capaz de dinamitar alianzas.

No es de extrañar que, en su debate con el candidato a la investidura, comandado en primera instancia por una Marta Lois excesivamente diplomática, Alberto Núñez Feijóo decidiese construir su réplica a Sumar hablando de restas. “Hoy no han hablado los de Podemos”, indicó, frente a una Yolanda Díaz a la que su gesto risueño cuando escuchaba el análisis popular sobre el paro se le frunció a medida que su interlocutor avanzaba en su intento de desmontar el enorme conjunto de egos que construyen a la cuarta fuerza de nuestro país. “Los que le trajeron hasta aquí”, llegó a decir Feijóo, reconociendo de esta forma el mérito de Podemos para sonrisa de Ione Belarra, Irene Montero y los otros diputados de la formación morada que se niegan a entregar las armas y rendirse ante la verticalidad construida por quien prometía diálogo y buenas formas.

No fue la única vez que Yolanda Díaz tuvo que escuchar, de cuerpo presente, críticas sobre su veto a Podemos. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, se erigió como el segundo gran apoyo del movimiento que creció al calor del 15-M y que se ha ido desdibujando con los años: “Señora Díaz, me hubiera gustado escuchar a Podemos”. Así decidió acabar su primera intervención el diputado republicano dando un nuevo balón de oxígeno a los de Ione Belarra para disgusto y gesto contrariado de la máxima autoridad de la izquierda a la izquierda del PSOE.

Podemos habló, pero en los pasillos

Desde bien temprano, a media hora de que arrancase la primera sesión del debate de investidura de Feijóo, la primera en tomar la palabra en los pasillos que dan paso al Hemiciclo fue la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en funciones, Ione Belarra: “Hemos pedido intervenir al grupo parlamentario de Sumar, pero de momento no nos han contestado si finalmente podremos hacerlo", denunciaba.

Además, la sustituta de Pablo Iglesias, en plena coordinación con su compañera Irene Montero, que le seguía el paso en una imagen potente y de un gran simbolismo visual, volvía a recordar las cinco exigencias de investidura que su grupo ha puesto sobre la mesa tanto de Pedro Sánchez como de Yolanda Díaz: “Son de puro sentido común, y más asumibles para el PSOE que la amnistía”, indicaba.

Este miércoles ha sido la propia Irene Montero, ministra de Igualdad en funciones y líder vetada por Sumar en la confección de las listas electorales, quien ha decidido pararse ante los micros que buscaban su denuncia pública: “Hemos pedido intervenir pero esa es una decisión de Yolanda Díaz, que no ha querido que Podemos intervenga en este pleno”, ha indicado, haciendo de esta forma a la vicepresidenta segunda máxima responsable de que las reivindicaciones y opiniones de Podemos no puedan ser escuchadas en la Cámara Baja por los españoles. “A lo mejor el problema nunca ha sido el discurso de Podemos, sino una voluntad explícita de ciertos sectores en este país de golpear a Podemos contra viento y marea", sentenciaba.