La visita de Inés Arrimadas a Waterloo, pocas horas después de anunciar que abandona Cataluña y da el salto a la política nacional, ha sido la imagen, más o menos exitosa, del fin de semana. El mitin de 10 minutos ante la puerta de la casa de Carles Puigdemont no ha emocionado a muchos cargos internos de Ciudadanos, pero también ha provocado las críticas en el Partido Popular, donde tachan la escena de “esperpento”.

Aunque faltan dos meses para el 28 de abril, la campaña electoral ya está aquí y Ciudadanos y Partido Popular no ocultan sus enfrentamientos en esta carrera. Y uno de los campos de batalla es Cataluña, aunque en sentido inverso: aquí el PP pelea por rascar votos y no desaparecer, en lugar de evitar la pérdida de la hegemonía de la derecha.

El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, ha criticado en su cuenta de Twitter el “esperpento” de Inés Arrimadas en Waterloo. “Esta imagen no está a la altura del millón de personas que apoyaron a Cs. La alternativa constitucionalista debe huir de cartelitos, golpes de efecto y "jugadas maestras" Para eso ya está Puigdemont, que se lo ha debido pasar pipa con este esperpento”, criticaba.

Ya antes de llegar a Waterloo, cuando Arrimadas anunció su viaje a Bélgica para decirle a Puigdemont, de lejos, que “la República no existe”, el líder del PP catalán avisó de que la imagen era "una barbaridad" y un "despropósito" que podía "legitimar" con su visita a un "prófugo de la Justicia".

El divorcio, momentáneo, de la derecha ya se hizo visible cuando se anunciaron las elecciones. Tras la manifestación de Colón, por debajo de las expectativas de la derecha, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se apresuró a convocar una nueva marcha en Barcelona. Un acto al que se sumó el PP catalán. Pero, tras anunciar el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, las elecciones generales para el 28 de abril, Rivera y Fernández corrieron a sus atriles para intentar ser los primeros en desconvocar la manifestación