Inmersos en la polémica sobre las palabras de Pablo Iglesias viniendo a comparar exiliados republicanos con el retiro del ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, vendría bien recordar un acto vergonzoso e ignominioso protagonizado por grupos de independentistas catalanes al intentar “reventar” un emotivo acto de reconocimiento y recuerdo a los miles de exiliados republicanos españoles -muchos catalanes además- que se vieron obligados a huir de su país ante la amenaza de la barbarie de las fuerzas golpistas de Franco.

Un hecho sin precedentes cuando al grito de 'libertad presos políticos', 'fascistas' y 'vergüenza España', unos 30 independentistas protestaron a tan solo cinco metros del punto en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pronunciaba un discurso en la playa de Argelès-sur-Mer, lugar de triste recuerdo porque allí, miles y miles de españoles exiliados fueron internados en ese campo de refugiados al acabar la Guerra Civil, sufriendo frio, hambre, enfermedades y miserias.

Ese escenario fue lo primero que muchos españoles se encontraron tras cruzar la frontera por Cataluña, muy distinto a los distintos lugares, residencias todas de lujo, donde Puigdemont sigue tras su huida. Lugar al que llegaron los exiliados españoles no cruzando en un Audi climatizado de un Mosso d'Esquadra, sino tiritando y pasando penalidades, hambre, frío, enfermedades y agotamiento al atravesar los Pirineos desde Cataluña a Francia.

Durante este acto de agradecimiento y reconocimiento en el marco del 80 Aniversario del Exilio español, la intervención del presidente Sánchez tuvo que ser retrasada por que de nuevo, como al inicio, se volvieron a repetir por parte del grupo de los segregacionistas catalanes consignas en favor de la independencia de Cataluña y en contra de que hubiese dirigentes independentistas presos. Gritos como 'fuera' y 'no tenéis vergüenza' y tocando silbatos cuando el presidente dirigía sus palabras al resto de asistentes, familiares y representantes de asociaciones de republicanos exiliados.

Este hecho nos dimensiona exactamente la inoportunidad y anacronismo del vicepresidente Pablo Iglesias que al ser preguntado por Gonzo en laSexta si Puigdemont es un exiliado, como muchos republicanos durante la dictadura del franquismo contestó lo siguiente: “Claramente, creo que sí". Esta ignominiosa escena dirigida por fanáticos independentistas el 24 de febrero de 2019  en Argelès-sur-Mer, nos hace aún más preguntarnos si es equiparable la situación de penuria y miseria de los exiliados españoles tras el golpe franquista frente al cómodo y bien asistido “retiro” de Puigdemont en Waterloo.