En las últimas semanas han circulado infinidad de bulos, mentiras y acusaciones infundadas que relacionan a la exmilitante socialista Leire Díez ―expulsada por el propio PSOE con un expediente informativo― con una supuesta manipulación del voto por correo en las elecciones generales de 2023. Esas teorías, originadas principalmente en la derecha mediática y difundidas por los militantes del Partido Popular y Vox, no resisten la comprobación de los hechos. Ya se encargó la propia empresa pública en desmentir estas informaciones. En un comunicado oficial, negó que Díez tuviera “responsabilidad alguna en la gestión del voto por correo” y afirmó que la exmilitante socialista “nunca fue responsable del voto por correo”.

Joaquín Navas, funcionario de Correos con una larga carrera a sus espaldas, nos explica por qué es imposible que se haya producido una manipulación del voto por correo. El funcionario público señala como dato más relevante que, en cualquier oficina de Correos, el votante debe presentar su DNI o cualquier documento oficial al solicitar el voto. Posteriormente, la Oficina del Censo Electoral envía las papeletas y sobres al domicilio del elector por correo certificado. Es un proceso que exige identificación del votante en cada paso para garantizar que solo vote quien corresponde.

Por si eso no fuese lo suficiente para aclarar que no hubo fraude, Navas explica cómo Correos custodia los sobres con los votos recibidos y los entrega en las mesas electorales el día de las elecciones, desde primera hora de la mañana hasta el cierre de los colegios. Durante la noche electoral, al cerrar los colegios, el presidente de cada mesa abre los sobres uno a uno en presencia de los interventores y los apoderados de los partidos. Después de verificar los certificados censales introduce las papeletas en la urna, contándolas junto a los votos presenciales.

A esto se suma que el recuento de los votos es totalmente público. Las leyes electorales establecen que meses y juntas electorales, integradas por jueces y ciudadanos al alzar, garantizan la transparencia del escrutinio. Casi siempre acuden representantes de los partidos a la mayoría de los colegios para supervisar el proceso. En las actas finales, no se distinguen qué votos fueron por correo, pues todos se cuentan juntos, impidiendo cualquier manipulación basada en el origen del sufragio.

El voto por correo en España es un proceso totalmente seguro”, destaca Navas, señalando que no se puede conocer el voto por correo desglosado por partidos porque todos los sobres se tratan igual que los sobres presenciales. En otras palabras, no hay forma de separar qué partido recibió qué votos por correo una vez abiertos. Además, todos los votos se cotejan y validan bajo la supervisión de las autoridades electorales y los partidos presentes.

A las explicaciones del trabajador de Correos se suman los datos electorales oficiales. Las cifras que circulan basadas en encuestas previas no reflejan el resultado real. En la encuesta postelectoral del CIS de agosto de 2023 se daba al PSOE con un 30.9% y al PP un 26.3% del voto por correo. Sin embargo, el recuento oficial conjunto acabó dando al PP el 33.1% y al PSOE el 31.7%. En otras palabras, los datos reales no confirman ninguna ventaja “oculta” para el PSOE, es más, el PP superó ligeramente a los socialistas en la suma total. Peor aún para los conspiranoicos, la distribución conocida del voto desde el extranjero perjudicó al PSOE.

Estas afirmaciones provenientes de la derecha sobre un supuesto “pucherazo” fraguado por Díez o el PSOE carecen de fundamento. Todos los responsables del voto coinciden en que el voto por correo español dispone de múltiples capas de seguridad. Ni los procedimientos legales ni los resultados oficiales destapan ningún fraude. Los datos y los expertos confirman que el sistema electoral con voto por correo ha funcionado con normalidad, sin beneficiar a ningún partido de forma irregular.

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