Hace semanas que Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, no luce como lucía. El líder popular ha dejado de teñirse el pelo, pasando de presumir de un cabello castaño claro perfecto a dejar rienda suelda a las canas. Así, la imagen del gallego ha experimentado unos grandes cambios desde 2016, cuando estaba en la presidencia de la Xunta de Galicia, hasta la actualidad, pasando por algunos puntos de inflexión, como han sido su llegada a la presidencia nacional del partido o su primera campaña de elecciones generales. Pero, ¿a qué se debe este cambio? ¿Ha sido una decisión personal de Feijóo o está en el marco de una estrategia política? ¿Tiene Feijóo un estilista que le guíe en su look?

Desde el Partido Popular no han querido desvelar estas preguntas, en conversaciones con ElPlural.com. “No puedo confirmar si tiene un estilista” y “desconozco si es un cambio deliberado, de decisión personal”, son las únicas frases que han querido pronunciar desde el Partido Popular al respecto.

Cierto es que el aspecto físico y la forma de vestir o actuar son protagonistas en la comunicación política. De ahí que sean aspectos muy cuidados por los gabinetes de los dirigentes políticos. Y, como no iba a ser de otra manera, Feijóo ha ido cambiando con el paso de los años. Mientras estaba en Galicia, cosechando mayorías absolutas, Feijóo lucía un pelo castaño oscuro. Ya en su salto a la política nacional se notó un cambio, ya que ya lucía un pelo más claro, al igual que en su primer asalto a unas elecciones generales. Pero en la actualidad, desde hace varias semanas, Feijóo ha dejado el tinte a un lado y ha empezado a lucir sus abundantes canas.

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¿Qué busca Feijóo con este cambio de imagen?

Esta transformación en la imagen de Feijóo podría ser una manifestación de una estrategia política más profunda. En la eterna lucha que mantiene el líder popular con Pedro Sánchez, este cambio podría interpretarse como un intento de presentarse como un líder serio y experimentado, alguien que ha vivido lo suficiente como para entender los problemas reales de la gente y que no necesita ocultar su edad para ganar confianza y respeto.

Además, este cambio también podría ser una táctica para diferenciarse de otros políticos que optan por mantener una apariencia más juvenil y artificial. Feijóo, al permitir que sus canas se muestren libremente, podría estar buscando destacar su individualidad y confianza en sí mismo.

La importancia de la imagen de un líder

En el ajedrez político contemporáneo, la imagen de un líder político es una pieza clave en el tablero electoral. La percepción pública de un candidato puede influir significativamente en la decisión de los votantes, convirtiéndose en un factor tan determinante como las propuestas políticas o la experiencia. En este contexto, los asesores de imagen emergen como estrategas esenciales, cuya labor es esculpir y pulir la presentación pública del político para conectar efectivamente con el electorado.

La imagen de un líder político trasciende la mera apariencia física; es un compendio de comunicación no verbal, postura, vestimenta, y hasta la gestualidad, que debe resonar con los valores y expectativas de los votantes. Un apretón de manos firme, una sonrisa genuina, o una mirada empática pueden transmitir confianza y cercanía, mientras que un descuido en estos detalles puede generar desconfianza o percepciones negativas.

Los asesores de imagen son los arquitectos detrás de la escena, analizando tendencias, demografías y la psicología del votante para asesorar al político en cada paso. Ellos diseñan estrategias de vestuario que proyecten autoridad sin distanciamiento, preparan discursos que destaquen la pasión por servir sin caer en la demagogia, y entrenan en el arte de la oratoria para asegurar que cada mensaje llegue con claridad y convicción.

La importancia de la imagen en política se ha intensificado en la era digital, donde las redes sociales y los medios de comunicación masivos amplifican cada gesto y palabra. Un error puede volverse viral y dañar irreparablemente la imagen de un candidato, mientras que una campaña de imagen bien ejecutada puede elevar su perfil y atraer a votantes indecisos.

El equilibrio entre autenticidad y estrategia

Sin embargo, en el complejo mundo de la política, la autenticidad y la estrategia a menudo se encuentran en una danza delicada. Los líderes políticos deben ser genuinos y cercanos para ganarse la confianza de los votantes, pero también deben ser estratégicos en su presentación para maximizar su atractivo electoral. Aquí es donde entra en juego el papel crucial de los asesores de imagen.

La autenticidad es un activo valioso. Los votantes, máxime en un momento como este en el que los mensajes apolíticos abundan, anhelan líderes que se sientan reales, que compartan sus preocupaciones y que muestren empatía. Sin embargo, la autenticidad no significa revelar cada pensamiento o emoción en público. Los asesores de imagen trabajan con los políticos para identificar los aspectos de su personalidad que pueden conectarse con el electorado sin comprometer su credibilidad. ¿Cuándo es apropiado mostrar vulnerabilidad? ¿Cómo equilibrar la franqueza con la prudencia? Estas son preguntas que los asesores de imagen ayudan a responder.

La estrategia, por otro lado, implica la construcción consciente de una imagen pública. Los políticos deben considerar su audiencia y adaptar su comunicación en consecuencia. Un líder carismático puede ser más efectivo en un mitin, mientras que un tono más serio podría ser necesario en una entrevista televisiva. Los asesores de imagen estudian las tendencias y los datos demográficos para diseñar estrategias que resalten los puntos fuertes del político y minimicen sus debilidades.

El equilibrio entre autenticidad y estrategia es un acto de malabarismo. Un político demasiado calculador puede parecer falso, mientras que uno demasiado sincero puede ser percibido como ingenuo. Los asesores de imagen trabajan para encontrar ese punto dulce: una presentación que sea auténtica pero también efectiva. Esto implica entrenamiento en comunicación, manejo de crisis y desarrollo de habilidades de presentación.

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