Las diferentes caras del Partido Popular (PP) y sus líneas estratégicas se están evidenciando con la guerra arancelaria iniciada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. La aspiración de Alberto Núñez Feijóo es desbancar a Pedro Sánchez del Palacio de la Moncloa, pero la preocupación por la fuga de votos a la ultraderecha, de la que depende en la mayoría de autonomías, está más presente que nunca en Génova. Ambas situaciones complican la posición de los conservadores, dubitativos entre elegir una posición de Estado o mantener el ataque férreo contra la coalición de Gobierno.

El líder conservador optó la semana pasada por defender una “estrategia de país” para responder al ataque estadounidense, a la par que criticó el falso “patriotismo” de Vox por no pronunciarse contra Trump y el daño infligido a la política española y al campo español. Sin embargo, mantuvo el señalamiento al Ejecutivo y llamó a una posición intermedia entre PSOE y Vox, mostrándose “preocupado” con la tesitura, pero llamando a la “negociación” con el detonador de la guerra comercial y defiendo el atalantismo.

Desde el pasado jueves, momento en el que pronunció estas tesis, el máximo mandatario del PP no ha vuelto a pronunciarse sobre la situación. Simultáneamente, los barones territoriales reaccionan, muchos de ellos dependientes de los votos de la extrema derecha para sacar adelante leyes en los parlamentos autonómicos. Dos de los que ostentan mayoría absoluta y no requieren de estos apoyos, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y su homóloga de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también han reaccionado diferente.

Ambos tienen libertad de actuación en sus territorios, en los que disfrutan de cómodas mayorías, pero mientras el andaluz ha optado por seguir una estrategia muy similar a la de Sánchez, la madrileña ha apostado por el inmovilismo y, más allá de considerar un “fallo garrafal” los aranceles, ha utilizado la política trumpista para criticar duramente al Gobierno. Moreno Bonilla ha decido reunir a los agentes sociales (patronal y sindicato) ante el daño que puede infligir al campo andaluz los aranceles. Ayuso ha preferido una estrategia más cercana a Vox y todavía no ha decido actuar.

No habrá que esperar mucho para ver por qué línea de actuación elige Feijóo, que este miércoles tendrá la oportunidad de definir la posición nacional de su partido en el Congresos de los Diputados, donde el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, comparecerá para presentar las medidas que se aprueben un día antes en el Consejo de Ministros y definir el posicionamiento español en Europa.

Las comunidades autónomas también tendrán la oportunidad de pronunciarse ante el titular de Economía, durante la celebración de la Conferencia Sectorial de Comercio. Los aranceles los sufrirán en mayor medida sectores como el vino o el aceite, grandes exportadores a EEUU, sectores muy concentrados en diferentes territorios de la península, casuística que puede propiciar posicionamientos diferentes de los líderes territoriales, pese a compartir familia política. Además, la tensión y esterilidad de las últimas citas entre el Gobierno central, representada por María Jesús Montero, y las autonomías se suma al cóctel.

Buen comienzo

Los dos principales partidos ya se reunieron el pasado jueves para acercar posturas y el tono posterior fue muy diferente al que acostumbran a intercambiar. Moncloa no escatimó en halagos, buscando afianzarse el apoyo de los de Feijóo, al que atribuyó una posición “razonable” después de sus palabras del jueves.  Las diferencias entre Sánchez y el gallego, parecían haberse aparcado por un tiempo para preparar una respuesta coordinada a lo que es un ataque contra todo el país, pero los conservadores aún dudan sobre si apoyar al jefe del Ejecutivo.

Ya la semana pasada rebajaban los ánimos. “Cortés en las formas” fueron las palabras que eligieron para definir un encuentro que consideraron “superficial en el fondo”. Los conservadores lamentan que el Gobierno, pese a las múltiples medias anunciadas ese mismo día, no cuenta con "un plan concreto" con el que reaccionar a una situación que "ya venía avisando" el líder estadounidense, pero a diferencia de cómo han reaccionado en anteriores ocasiones, parecen predispuestos a trabajar para construirlo.

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