José María Aznar marca el camino a seguir por Génova 13 y su líder, Alberto Nuñéz-Feijóo, en este agitado arranque de curso político. Sin reconocer ninguna responsabilidad sobre la fallida gestión de los incendios forestales de Castilla y León, Galicia, Extremadura, entre otras comunidades del PP, y repartiendo culpas sobre el Gobierno y sus “aberrantes” socios, FAES cierra la puerta a cualquier entendimiento con Pedro Sánchez sobre la base de que su propuesta de pacto de Estado climático es una “emboscada” contra los populares.
Los argumentarios de FAES y de Génova 13 están perfectamente sincronizados y afinados en esta terminología militarista. La fundación vinculada al PP responsabiliza al Gobierno de “polarizar” interesadamente el debate en torno a la extinción de los incendios para tratar de abrasar en la hoguera a sus barones territoriales. Dirigentes que, en su mayoría, estaban de vacaciones o en paradero desconocido cuando las primeras llamas empezaron a arrasar miles de hectáreas forestales. FAES critica que Sánchez y sus ministros descarguen “sobre el Partido Popular la incompetencia y esterilidad propias”.
“Ya se trate de catástrofes naturales, emergencias sanitarias, o crisis energéticas, el Gobierno recurre siempre a lo mismo, la fabricación de chivos expiatorios: el capitalismo, las empresas o “la derecha”. Mucha propaganda y ninguna acción efectiva, como cuando arma emboscadas que llama “pactos de Estado” de la mano de notorios enemigos del Estado”.
La fundación se expresa así en su último editorial, titulado 'El triángulo del fuego', publicado coincidiendo con la vuelta al curso político de Sánchez y Feijóo. El equipo de Aznar es duro en el tono y en las formas con el Ejecutivo al tiempo que se olvida de lo que no han hecho, en materia de prevención forestal y extinción de incendios, ni Mañueco, ni Moreno Bonilla, ni Ayuso, ni Alfonso Rueda.
“Esa concepción de la política como fábrica de relatos, pretexto para la manipulación emocional y técnica de asalto y ocupación del poder, tiene sus límites: los estamos tocando”, alegan. “La reciente devastación ambiental tiene consecuencias muy concretas que atender, impone deberes de rectificación y mejora demasiado manifiestos como para dedicarse a confundirlo todo, tirar de ideología y suscitar polémicas que tengan por objeto el futuro del planeta antes que la recuperación de El Bierzo, Las Médulas o Valdeorras”. Como si lo uno y lo otro, lo que compete a las Comunidades y lo que es responsabilidad del Ejecutivo central, fueran materias incompatibles.
Chupar cámara y endosar culpas
Para FAES, responsabilizar a las Comunidades del PP de la prevención de los incendios es ahondar en la antipolítica y “jugar con fuego” con el Estado Autonómico del 78. “La polarización inducida desde el poder es pésimo negocio”, explican. “Se juega con fuego –un fuego muy peligroso– cuando se da pábulo a discursos que predican el fracaso de las instituciones, del Estado autonómico, del “78” –“solo el pueblo salva al pueblo”– atizando indignaciones comprensibles hasta cierto punto pero que, en todo caso, una política responsable tiene el deber de encauzar productivamente: para depurar procedimientos, sustanciar responsabilidades o planificar mejoras”.
“Lo que tenemos por delante, con toda probabilidad, es una reedición del tópico sanchista sobre la “cogobernanza”, inventado durante la pandemia”, añaden. “El conocido método de chupar cámara y endosar culpas. Debería evitarse que cuando tanto campo español ha quedado reducido a cenizas, se pastoree a la opinión pública para azuzarla a debatir sobre el color de las responsabilidades sin antes haber aclarado las causas efectivas del daño, el volumen de sus consecuencias, y el remedio mejor para prevenir unas y reparar las otras. Los pactos de Estado exigen sentido de Estado, noción que en la ejecutoria de Sánchez tiene la sólida consistencia de los unicornios”.
“El incendio político español no lo apagarán quienes soplan sobre cualquier rescoldo para avivar una “tensión” que necesitan”, concluyen. Y en esto incluyen tanto al Gobierno, a sus socios parlamentarios del bloque de investidura y “también a una derecha populista” de Vox, “demasiado cómoda en un clima que amenaza volatilizar la convivencia”.
“Ninguno de ellos encontrará motivos suficientes para enfriar, desactivar o sofocar la peligrosa combustión que los alimenta a todos”, concluyen. Culpa de todos, incluido Vox, y cero responsabilidad de los barones y baronesas del Partido Popular.