El Papa ha enviado un mensaje sobre la vacuna enfocándola en una visión cristiana al afirmar que “se trata de una acción ética, porque te juegas la salud, te juegas la vida, pero también te juegas la vida de los demás”. Se manifestó así Francisco después de que le vacunasen al igual que a los cinco mil residentes y empleados del Vaticano.

En el caso del papa Francisco, su situación personal aconsejaba esta acción cuanto antes, pues a los 21 años sufrió una grave pulmonía que le afectó permanentemente. Pero, quienes le conocen, consideran que ha pesado más en su ánimo el dar ejemplo para aliviar los temores que difunde el negacionismo. No hay duda de que Bergoglio es valiente y quiere que sus actuaciones tengan repercusión. Es consciente de su misión y se entrega a ella sin descanso.  

Ya lo dijo en su mensaje de Navidad, durante la bendición Urbi et Orbe, refiriéndose a quienes vivimos en nuestra cómoda sociedad occidental: “Los temas que nos preocupan no tienen comparación con las terribles situaciones que se viven en otros países donde caen diezmados por la enfermedad, sin la garantía de un sistema de salud que les proteja ni el escudo protector de un Estado que busque respaldar la situación económica”. Un reflexión que en su tiempo hizo el misionero obispo Pedro Casaldáliga cuando aconsejaba: “No tener demasiado. No tener solo para mí. No tener a costa de los otros”.

Viéndolas venir, Francisco ya reclamó en Navidad que la vacuna debía llegar a todos, especialmente a los más desfavorecidos. En consecuencia, hizo un llamamiento a los responsables de los Estados, las empresas y los organismos internacionales para que se dedicaran a promover la colaboración y no la competencia, y a conseguir las necesarias vacunas para toda la población. De modo especial para los necesitados de todas las regiones del planeta.

Las palabras del Papa han coincidido con la noticia, no por prevista menos dolorosa, de que el continente africano ve con desaliento las dificultades que se presentan para conseguir las vacunas a la vez que la epidemia empeora en muchas zonas. Como la esperanza de una parte de Occidente se cifra en que Pfizer y BioNTech, dos de los laboratorios que han logrado la vacuna, suministren 50 millones de dosis entre marzo y finales de 2021, ni Moderna ni AstraZeneca podrán facilitarla durante este año. Así, el presidente de la Unión Africana, Cyril Ramphosa, está negociando con el Serum Instituto of India para conseguir acceso a la vacuna que esta entidad está produciendo y que no tiene un coste excesivo. Habrá que seguirlo paso a paso.

El mensaje enviado desde Roma va en una doble dirección. Vacunarse supone protegerse a uno mismo y a los demás, pero para lograr ese objetivo, es básica la solidaridad entre las naciones a fin de que todos, en el planeta tierra, consigan sobrevivir a un enemigo común al que hay que combatir con lo que la ciencia aporta sobre una irrenunciable base ética.