Vox ha aglutinado bajo sus siglas un 12,4% del voto en las últimas elecciones y se ha dejado por el camino 19 escaños. Hay una certeza de que España ha frenado a la extrema derecha, un éxito -el tiempo sabrá si momentáneo- gracias al cual la formación ultra queda bastante más atada de pies y manos que en la pasada legislatura, hasta el punto de que ni siquiera le dan los números para poder presentar mociones de censura o recursos de inconstitucionalidad.

Pese a todo, es cierto que no hay que bajar la guardia. Primero porque la formación de Santiago Abascal condiciona los gobiernos en varias comunidades autónomas y más de 100 ayuntamientos en nuestro país, lugares en los que han comenzado a tocar derechos tan imprescindibles como los de las mujeres, el colectivo LGTBI o la cultura en sí misma. Segundo porque la política es algo cambiante, una auténtica montaña rusa y tan inexacta que aun cuando la mayoría de las encuestas lo apuestan todo al azul y al verde, el rojo y el magenta resisten.

Pero es también una realidad que, si se compara con el resto de Europa, España es uno de los países en los que la extrema derecha ha logrado menos votos en los pasados comicios. El porcentaje logrado por Vox es mucho más bajo que el cosechado en países hermanos en el modo de vida como Italia, donde la homóloga de Abascal en el país, Giorgia Meloni, se alzó hasta el 25,9%. Eso sin mencionar los ejemplos más evidentes en los que esta ideología se ha erguido como poco menos que un eje clave en sus territorios, véase Hungría (60%) o Polonia (50,4%). Los datos se detallarán más adelante, pero ¿por qué ha contenido nuestro país la oleada ultra? ¿Dónde reside la clave de, por qué no decirlo, esta victoria democrática? En ElPlural.com hemos buscado respuestas.

Y España gritó: "¡No pasarán!" 

Andrés Villena, profesor de Economía de la Universidad Complutense (UCM) y doctor en Sociología en la Universidad de Málaga (UMA), deja claro que en el ámbito político no hay nada exacto -seguramente eso lo haga aún más interesante-, pero sí que hay cuestiones que encontrarían relación directa con el mapa resultante de la última consulta ciudadana.

Uno de ellos es la estabilidad económica, rubricada en la inflación, que afecta a buena parte de Europa y ante la que España también ha sido “capaz de resistir” -de hecho, se ha presentado como una seña de identidad del Ejecutivo de coalición- a partir de “medidas fiscales expansivas que han protegido a las clases populares”. Cabe recordar que los populismos, tal y como refuerza el también autor de Las redes de poder en España, beben de la incertidumbre.

Hay otros factores que obedecen a criterios históricos para entender los movimientos ultras en la Europa Occidental, pero fijando el foco en las elecciones del 23J parece que ha tenido lugar otro aspecto puramente político, el llamado “voto útil”, que no se vio tan reflejado en mayo al no presentarse aquella cita como una lucha directa contra Sánchez y el demonizado sanchismo.

“Se ha apreciado un refuerzo del bipartidismo, que ha absorbido a Vox en el caso del PP”, evidencia Villena. “Es un componente muy típico de la política española que se venía produciendo en 2004 o 2008, cuando el voto se concentra mucho en los dos partidos que la gente sabe que van a salir y absorben posiciones extremistas o consideradas como tal, no solo de un lado, sino también del otro; porque le ha pasado lo mismo a Junts en particular y al independentismo en general, que ha perdido cerca de 900.000 votos. En este caso, el PSOE, caracterizado por la moderación, las mesas de diálogo o la moderación también ha reabsorbido extremismos”.

Con eso claro, el ‘enemigo único’ que tanto Feijóo como Abascal han querido poner en el punto de mira ha ayudado paradójicamente a frenar -en cuanto a número de votos se refiere- a la extrema derecha. “Se ha vendido desde la derecha como la última ocasión oportunidad de echar a Pedro Sánchez del Gobierno”, emplaza el sociólogo. Esto, a la hora de elegir entre uno y otro candidato y habida cuenta de que parecía evidente que llegado el caso ambos alcanzarían un acuerdo, ha decantado en muchos casos el voto para el gallego.

Y, en tercer lugar, se encontraría el factor social, muy proyectado en colectivos como las mujeres: “Se dice que las mujeres de mediana edad y jóvenes tienden a ser un frente que vota únicamente motivado para que este partido no salga. No tengo los datos exactos, pero parece que su participación el domingo fue muy importante”.

ElPlural.com tampoco ha podido comprobar las cifras de los últimos comicios en concreto, pero la máxima está ahí y sitúa al partido de Abascal como el que menos mujeres encuentra entre su electorado, aproximadamente 1 de cada 3. “Ahora hay que esperar a ver si hay un debate interno en Vox sobre si han perdido transversalidad y se han mostrado demasiado duros”, asume el sociólogo.

Soluciones vacías para problemas complejos

“El virus sigue ahí, lo que pasa es que se manifiesta y se ha manifestado de diferente manera en distintos lugares (…) Todo el mundo tenemos en el organismo bacterias que cuando las defensas están bajas, salen”, expone nuestro experto.

En resumen, los populismos prometen “soluciones simples para problemas complejos” y reales como puede ser la situación económica: “Basta con mirar a la década de los 70, que es el momento en que se produce una especie de resurgimiento de estos movimientos que antes habían salido derrotados de la II Guerra Mundial. El origen se localiza en Francia, con Le Pen padre como protesta a una serie de fenómenos que empiezan a generar malestar en la población los cuales él explica a partir del incremento de inmigrantes, como la llegada del paro, la desindustrialización…”

Desde entonces -y había pasado ya antes con el comunismo- “estamos condenados a tener rebrotes constantes de este tipo de puestas, porque es muy fácil apelar al miedo en un público que no entiende los cambios que se están produciendo”. Dentro de ese grupo de incompresibles -que no incomprendidos- Villena se refiere a casos concretos como el matrimonio igualitario o la recientemente aprobada ley trans.

“Hay un sector que no consigue dar respuesta a las transformaciones que se están produciendo. Evidentemente no son amenaza para nadie, pero hay gente que explica a partir de ellas otras problemáticas o consideran que van en contra de la estructura tradicional. Creen que la vida está yendo demasiado rápido”, destaca por un lado; y añade de manera clarificadora: “En épocas complicadas se simplifican mensajes (…) Una expresión muy clara es el caso de las vacunas. Hubo quienes apelaron a lo del chip, a una teoría conspiranoica… porque es la respuesta más fácil, apelan a un señor salvador frente a una realidad que se les escapa”.

En la misma línea, advierte de lo que lo que podría suceder si la extrema derecha llegara a órganos principales, algo que sucede en países como Polonia o Hungría. “¿Qué pasaría si Vox se hace con Indra, TVE Española o el CNI?”, lanza al aire.

Tsunami reaccionario en el continente

Según el porcentaje de voto, el país donde la ultraderecha cosechó mejores resultados en las últimas elecciones fue Hungría (60%) entre el partido de Viktor Orbán (54%) y Movimiento Nuestra Patria (6%). En el segundo puesto se encuentra Polonia, con el 50,4% del porcentaje total entre el gobernante Ley y Justicia y la suma de otras formaciones radicales. Asimismo, en Italia la extrema derecha reunió el 35% de los votos, encabezada por los Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia) de Giorgia Meloni, con sus bases en Movimiento Social Italiano, heredero del fascismo.

Ya en torno al 20% del apoyo total se encuentran las extremas derechas de Francia -con resultados históricos, eso sí- Suecia o Finlandia; y por debajo de esta cifra -aún así por encima de Vox- Austria, Países Bajos, Dinamarca, Bélgica y Grecia.

En el mapa actual solamente las ultraderechas de Alemania y Portugal han conseguido un porcentaje de voto inferior a los de Abascal (12,4% y 7,4% respectivamente). Sin embargo, las encuestas reflejan un auge en el caso de Berlín -hasta el 21% en intención de voto-, mientras que en Lisboa el partido Chega obtuvo un resultado cinco veces mejor que en la ocasión anterior.