España puede. Este es el mensaje de futuro que Pedro Sánchez envió a empresarios, agentes sociales, ecologistas, colectivos vulnerables y al mundo del arte y la cultura, entre otros, durante su conferencia de este lunes ante un centenar de invitados de esos sectores, en la que insistió en la necesidad de reforzar la unidad institucional y social.

El presidente del Gobierno hizo un llamamiento urgente ante la situación creada por la pandemia, y los desafíos sanitarios y económicos a los que nos enfrentamos, sin olvidar la relación con Europa que precisa de mucha diplomacia y de no poca mano izquierda.

¿A dónde podría conducir esta puesta en común? Este miércoles, el presidente inicia conversaciones con los líderes políticos. El objetivo es, sin duda, garantizar el acuerdo para la renovación pendiente de diferentes instituciones y el respaldo a los Presupuestos Generales del Estado. Los presupuestos de país como los define el Gobierno. Lo que necesita el Ejecutivo, ante la anunciada negativa de Pablo Casado a prestar su apoyo a las cuentas públicas, es la suficiente presión de otros estamentos como para atar la posible alianza con Ciudadanos, recordar sus deberes al PNV y darle en los morros al PP o, al menos, que otros le den un toque de atención.

En el peor de los escenarios, la abstención de los de Génova sería no obstante una buena idea. En cuanto a ERC, bastante tienen con su propia y frenética vorágine, en la que el expresidente Puigdemont juega muy fuerte en una competición que pretende debilitar al viejo partido republicano.

Claro que España puede, aunque el horizonte del PP sea recuperar el poder perdido a cualquier precio. Y la opción de apuntarse a remar en la dirección que marca este empeño podría darle buenos frutos en el futuro. De no hacerlo, el PP merecerá la crítica de que no les preocupa dejar a españoles por el camino, aunque el nuevo portavoz popular, Martínez Almeida, alcalde de Madrid, ha dejado caer que su partido, antes que nada, deberá analizar el proyecto de Presupuestos. 

Sánchez subrayó que España es capaz de hacer frente a cualquier reto y capaz también dar un salto de gigante en todos los temas pendientes, garantizando el acceso y la igualdad social en todos y cada uno de los territorios, algo que consideró inexcusable. Así como cerrar brechas, acabar con la pobreza severa, con atención expresa a los más de dos millones de niños españoles en tal situación. A su juicio, la implantación del Ingreso Mínimo Vital no solo se hace por justicia, sino también por eficacia económica.

En síntesis, poner fin a las viejas querellas que siguen abiertas y optar por la unidad, sin renunciar a las convicciones de cada cual, sería la fórmula a aplicar ahora por el bien del país. Para el presidente del Gobierno, es el momento de relanzar la economía y crear empleo; el momento de velar por la educación y por los jóvenes. “Si España quiere, España puede -dijo- pero tenemos que querer muchos (...) El Gobierno lo tiene claro: elegimos unidad (...) Es tiempo de negociar y tiempo de honestidad”.