La idea ya está sobre la mesa y no hay vuelta atrás: España se prepara para subir su inversión militar y contribuir al rearme europeo. Lo ha dicho alto y claro Pedro Sánchez, que no solo respalda la creación de un Ejército europeo, sino que anuncia un plan nacional para impulsar la industria de defensa.

El presidente del Gobierno ha defendido este miércoles 26 de marzo que la Unión Europea debe dotarse de una política común de seguridad y defensa, lo que incluye la creación de un Ejército europeo. Durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados, Sánchez ha incidido en que la clave no es solo cuánto se gasta, sino cómo se invierte: "Lo verdaderamente importante es si invertimos juntos e invertimos mejor".

Sánchez defiende un Ejército europeo y más industria militar

Según el presidente, Europa necesita "fuerzas armadas comunitarias, integradas por 27 países y guiadas por la misma bandera y por los mismos intereses". Una idea que, a su juicio, permitiría a la UE garantizar una paz duradera y dejar de depender militarmente de aliados externos, como Estados Unidos.

Además, Sánchez ha anunciado que antes del verano presentará un plan nacional para impulsar la industria de la seguridad y la defensa en España, con el objetivo de "crear un nuevo salto tecnológico e industrial" mediante la colaboración público-privada. Se fomentará la innovación, el desarrollo de tecnologías de doble uso y se apoyará la creación de nuevas empresas, especialmente pymes y start-ups.

Promesa de no tocar el Estado del bienestar

Para evitar críticas desde la izquierda, el presidente ha asegurado que este esfuerzo económico adicional "no se hará en detrimento del Estado del bienestar". La inversión se canalizará en parte a través de la experiencia adquirida con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

"Mientras este Gobierno siga en pie, este esfuerzo adicional de seguridad no se hará en detrimento de nuestro Estado del Bienestar", ha prometido, mientras sus socios parlamentarios seguían atentamente el discurso pero sin exhibir un mínimo gesto de complicidad.

Un debate histórico con nuevos bríos

La idea de un ejército europeo no es nueva. Desde los años 50, figuras como Jean Monnet y Robert Schuman, padres fundadores de la UE, ya abogaban por una defensa común. Sin embargo, la propuesta siempre ha chocado con la reticencia de los Estados miembros a ceder control sobre sus fuerzas armadas y con la dependencia estratégica de la OTAN, liderada por Estados Unidos.

En los últimos años, no obstante, el panorama ha cambiado. La retirada de tropas estadounidenses de Afganistán en 2021, la guerra en Ucrania y las crecientes tensiones con Rusia y China han llevado a muchos líderes europeos a replantearse la necesidad de una defensa autónoma. "Europa debe asumir una mayor responsabilidad en su propia seguridad", declaró recientemente el presidente francés, Emmanuel Macron, uno de los principales impulsores de la iniciativa.

Los defensores de la formación de unas Fuerzas Armadas europeas argumentan que una estructura militar unificada permitiría una respuesta más eficaz y coordinada ante amenazas externas. Además, fortalecería la autonomía estratégica de Europa, reduciendo la dependencia de aliados externos cuya lealtad puede fluctuar según cambios políticos internos. La reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha intensificado estas preocupaciones, dado su escepticismo hacia las organizaciones multilaterales y su aparente inclinación a priorizar intereses nacionales sobre compromisos internacionales.

A pesar del creciente apoyo ciudadano y político, la creación de un ejército europeo enfrenta desafíos significativos. La fragmentación política dentro de la Unión Europea, las diferencias en las políticas de defensa de los Estados miembros y las preocupaciones sobre la soberanía nacional son obstáculos que deben superarse. Además, la financiación de una fuerza militar conjunta requeriría inversiones sustanciales, en un momento en que muchos países europeos ya están incrementando sus presupuestos de defensa de manera individual.

El giro estratégico que plantea el Gobierno abre un debate de fondo sobre el papel que debe jugar España en la arquitectura de defensa europea y el equilibrio entre seguridad, autonomía industrial y prioridades sociales. Mientras algunos lo ven como un paso necesario ante un mundo más incierto, otros cuestionan que se incremente el gasto militar cuando persisten desigualdades internas. En este contexto, queremos conocer tu opinión: ¿Estás a favor de que España contribuya al rearme europeo aumentando su gasto en defensa?

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