La ola de incendios que arrasa estos días el noroeste peninsular ha vuelto a poner en evidencia la vulnerabilidad de España ante la emergencia climática. En apenas una semana, decenas de miles de hectáreas han quedado calcinadas, los vecinos de decenas de municipios han tenido que abandonar sus hogares y los dispositivos de extinción trabajan al límite de sus fuerzas. Galicia, Castilla y León y Extremadura se han convertido en el epicentro de una catástrofe que, más allá del drama humano y ecológico, abre un debate de fondo: cómo debe responder el Estado a un fenómeno cada vez más recurrente y de mayor magnitud. En este contexto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha propuesto un pacto de Estado para afrontar el desafío climático con una estrategia común y duradera, alejada de la confrontación partidista.
Una emergencia repetida cada verano
Los incendios forestales ya no son un episodio aislado. Cada verano, España se enfrenta a olas de fuego que arrasan el territorio con consecuencias devastadoras. Este año, sin embargo, la situación se ha intensificado: el calor extremo, la sequía prolongada y la baja humedad han creado un escenario propicio para que los incendios se propaguen a gran velocidad. En Ourense, León y Zamora se han registrado algunos de los focos más graves, mientras que en Extremadura el fuego ha obligado a desalojar a cientos de vecinos.
Los expertos señalan que no se trata solo de un problema coyuntural, sino de un reflejo del impacto del cambio climático. Las llamadas “condiciones del 30” —temperaturas por encima de 30 grados, humedad relativa por debajo del 30% y vientos de más de 30 kilómetros por hora— se repiten cada vez con mayor frecuencia, lo que convierte amplias zonas de la península en un polvorín.
Recursos al límite y ayuda internacional
Ante la magnitud de la catástrofe, el Ejecutivo ha movilizado a la Unidad Militar de Emergencias (UME) y ha reforzado los medios aéreos y terrestres. En total, más de 500 efectivos se han sumado a las tareas de extinción. Además, el Mecanismo Europeo de Protección Civil ha permitido que países como Francia, Italia, Alemania y los Países Bajos envíen aviones y brigadas de refuerzo.
La coordinación entre comunidades autónomas y Gobierno central se ha intensificado, pero incluso con recursos adicionales, las llamas se han mostrado incontrolables en varios frentes. Para muchos especialistas, este escenario refleja una paradoja: España cuenta con más medios que otros países igualmente afectados por incendios, pero sigue siendo vulnerable porque no se abordan las causas estructurales, como la falta de gestión forestal o el abandono rural.
El planteamiento de Sánchez
En este contexto, Pedro Sánchez ha defendido la necesidad de un gran acuerdo político y social que trascienda los ciclos electorales. Según el presidente, el pacto debería implicar a partidos, administraciones, empresas, sindicatos y comunidad científica, con el objetivo de fijar una estrategia integral frente a la emergencia climática. “No se trata de ideología, sino de ciencia”, insistió durante su visita a Ourense.
El Gobierno quiere que en septiembre se defina ya una hoja de ruta que incluya medidas de prevención, adaptación y mitigación. El planteamiento va más allá de los incendios: se trata de preparar al país para fenómenos extremos cada vez más frecuentes, como olas de calor, sequías prolongadas o inundaciones.
La propuesta ha abierto un debate inmediato. Desde el Ejecutivo se reclama dejar de lado la confrontación partidista, mientras que algunos líderes autonómicos de la oposición han cuestionado la eficacia de la gestión del Gobierno en los primeros días de la crisis. El ministro Óscar López ha reprochado a los dirigentes que utilicen la tragedia con fines políticos y ha pedido centrar los esfuerzos en apagar los incendios y atender a los damnificados.
En paralelo, los científicos insisten en que el problema no se resolverá únicamente con más aviones o brigadas: es imprescindible una planificación de largo plazo, que incluya políticas de reforestación, gestión de montes y medidas para recuperar población en las zonas rurales.
Cada hectárea perdida en los incendios es un recordatorio de lo mucho que hay en juego. El Gobierno ha puesto en marcha la idea de un pacto de Estado, pero la clave también está en cómo lo percibe la ciudadanía. ¿Piensas que un acuerdo político de este tipo es necesario para responder a la emergencia climática?