“Yo no tengo casa en propiedad porque la perdí en esta crisis. Sin embargo, soy rico porque tengo la fortuna de tener cuatro hijos”. Estas eran las palabras escogidos por Santiago Abascal en un vídeo propagandístico que Vox publicaba a finales de 2015, en vísperas de las elecciones generales que el Partido Popular de Mariano Rajoy ganaría por la mínima.

En aquellos comicios parlamentarios, el partido de ultraderecha no obtuvo representación alguna, pero se encontraba en medio de una ‘larga marcha’ que le ha llevado a ser uno de los actuales protagonistas de la política nacional, autonómica y municipal. En el periodo previo, la construcción mediática de Santiago Abascal como candidato inmaculado y ungido por los valores de la verdadera España hizo uso del trágico episodio del desahucio en numerosas ocasiones.

Fundado en diciembre de 2013, por aquel entonces el partido de extrema derecha no acababa de consolidarse, siendo incapaz de alcanzar siquiera el 1 por ciento de los votos en los diferentes comicios en los que participaba. Desesperados por los malos resultados electorales, desde la formación ultra probaban diferentes estrategias publicitarias para intentar colarse entre los grandes partidos nacionales (encontrar un ‘hueco emocional’ en un sistema de partidos que manifestaba su cansancio).

Así, en una España todavía fuertemente golpeada por la crisis, las cabezas pensantes de Vox consideraron que sería buena idea utilizar uno de los capítulos más dolorosos en lo personal de Santiago Abascal: su desahucio a raíz de un duro fracaso empresarial familiar

Con ello, Vox perseguía un doble objetivo: borrar de un plumazo la imagen que Abascal arrastraba de ‘casta política’ (acumulando cargos públicos de forma sucesiva desde 1996) y calar en las capas más populares y afectadas de forma directa por los recortes y la pobreza creciente en la España del PP. De esta manera, el otrora alto cargo se convertía en uno de ‘los de abajo’.

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De ahí que en diversos actos públicos o entrevistas como la concedida al portal ‘Espía en el Congreso’, Abascal se presentase a sí mismo como una víctima más de la crisis económica:

“Yo en este momento no tengo vivienda y vivo de alquiler porque la he perdido en una mala época. Entonces yo sé perfectamente lo que es que tu casa y los ahorros de toda tu vida se queden en poder de un banco. Nadie me lo tiene que explicar, pero también yo asumo mi responsabilidad por haberme comprometido con una hipoteca que no podía pagar”.

Confesiones a las que el líder de Vox dejaría de recurrir con el paso del tiempo. “La estrategia no acababa de encajar y Abascal tampoco era muy partidario de hurgar en su pasado por los efectos secundarios que hablar de su desahucio pudiese ocasionar en su electorado más fiel. Un público muy conservador que podría no ver con buenos ojos que Abascal fuese un padre divorciado dispuesto a contraer de nuevo matrimonio tras haber atravesado serias dificultades económicas en su familia”, explica a ElPlural.com un antiguo colaborador de Vox, hoy ya distanciado del partido ultra.

Desde entonces, el dirigente de extrema derecha ha preferido guardar con sospechosa discreción los detalles de aquella época de su vida. Así, si en alguna ocasión reciente, como cuando acudió en plena campaña electoral a ‘El Hormiguero’, se le ha preguntado por ello, Abascal ha preferido despachar el asunto en pocas palabras: “He tenido una empresa con mi exmujer que no fue bien”. El drama personal parecía haber caducado.

(Vea sus declaraciones sobre la empresa y su ruina económica desde el minuto 13:55 al 15:55) 

La empresa de la que habla Abascal: el garito Heineken Urban Concept

La empresa que provocó, según sus propias palabras, el desahucio de su familia se denominaba socialmente Hammer Hostelería SL y fue constituida el 1 de diciembre de 2006. Se trataba de una microempresa centrada en la actividad económica de servicios de comidas y bebidas. A través de Hammer Hostelería la ‘familia Abascal’ explotaba Heineken Urban Concept, un garito situado en el edificio Deba, portal de Gamarra, en Vitoria-Gasteiz, que llegó a contar hasta con siete empleados.

En 2007, tras más de un año de andadura, el bar-restaurante cerró el ejercicio económico con un tímido saldo positivo de 4.659 euros. Nada que ver con lo ocurrido en 2008, cuando las pérdidas alcanzaron los 131.129 euros.

A tenor de los ingresos y los gastos que se registran en el balance y cuenta de resultados de la compañía al que ha tenido acceso ElPlural.com, no es descabellado afirmar que la propuesta gastronómica impulsada por Hammer Hostelería no cuajó en la capital alavesa. Todo ello a pesar de su llamativa decoración, situada a medio camino entre Oriente y Occidente y que según destacaba en su día el diario ‘El Correo’, invitaba a la conversación tranquila.

Las actuaciones (los jueves, monólogos de humor o jazz; los viernes, música de los ochenta; y los sábados grupos de pop, rock o house) o el hecho de ser el primer restaurante de la franquicia de la cerveza Heineken en España tampoco sirvieron para relanzar un negocio cuya especialidad culinaria más recomendada era “el taco de salmón noruego sobre cebolla morada pochada y espárragos trigueros”.

En su menú también destacaban la parrillada de verduras naturales con champiñones, la ensalada templada de frutos del mar con gulas, gambitas y colas de cangrejo, la lasagna de hongos gratinada con queso parmesano, la brocheta de solomillo de ternera con verduras y setas a la plancha, el tronco de bacalao con muselina de ajo y confitura de tomate y las delicias de canguro a la plancha con salsa de ciruelas pasas.

Heineken Urban Concept abría a las siete de la mañana ofreciendo desayunos y canapés variados y no cerraba hasta entrada la madrugada. A priori contaba con todos los ingredientes para triunfar, pero su puesta en marcha supuso un duro revés tanto a Ana Belén Sánchez, la entonces mujer de Abascal que ejercía como presidenta de la sociedad, como para los hermanos González, aún ligados al mundo de la hostelería en diferentes proyectos
empresariales.

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Imagen de Heineken Urban Concept, el garito que arruinó a la familia de Santiago Abascal. Pinterest

Condenada por no pagar a sus trabajadores

La andadura empresarial de la familia Abascal acabó en impagos, embargos, incidencias judiciales y procedimientos concursales.

Así, por ejemplo, en agosto de 2010, Hammer Hostelería fue condenada a abonar a una extrabajadora (A.R.A.) la cantidad de 9.071,53 euros (más el 10 por ciento de interés moratorio) correspondientes al finiquito y salarios correspondientes a febrero y marzo de 2010. 

El 20 de enero de 2011, otra sentencia condenaba a la empresa a abonar 7.465,75 euros brutos correspondientes a finiquito y salarios de las mensualidades de febrero y marzo de 2010, con el interés por mora a la extrabajadora (M.E.S).

En la actualidad, el garito sigue funcionando en la capital alavesa, pero con otros dueños que nada tienen que ver con la familia Abascal. 

Silencio de Vox

ElPlural.com se ha puesto en contacto con Vox para recabar su versión sobre esta exclusiva. La formación de extrema derecha ha preferido guardar silencio y no realizar declaración alguna sobre el garito que provocó la ruina de la familia de Santiago Abascal y que fue condenado por no pagar a sus trabajadoras.